Las encuestas siguen marcando al Presidente perdiendo en el voto general y en los electores por Estado. Aunque nadie se anima a dar por cerrado el resultado tras lo ocurrido en 2016, las apuestas están cinco a uno a favor del demócrata. Cómo están los distritos pendulares que definen la contienda y por qué Pensilvania es hoy la pieza clave. El impresionante boom del voto anticipado y el riesgo de no conocer el resultado en mucho tiempo en los EE.UU.
Por Gabriel Michi
Cinco. Cuatro. Tres. Dos. Uno... Y ya llegará el día "D". El día en que el futuro de la principal potencia del Planeta se enfrentará a lo que, dicen, será la elección más importante de su historia. Y, con ello, la expectativa alcanza a todo el Mundo. A una semana de los comicios que en los Estados Unidos se definirá si Donald Trump seguirá al mando de Casa Blanca o si, por el contrario, ese sitial será arrebatado por su contrincante Joe Biden, todo es nerviosismo. De un lado y de otro. Faltando 5 días para la elección el promedio de las encuestas nacionales le dan al demócrata 7,7 puntos de diferencia sobre el republicano. Si la elección fuese hoy, según estos sondeos, Biden sacaría el 51,3% de los votos y Trump el 43,6%. Si bien la diferencia es considerable, vale decir que en las últimas semanas se ha reducido entre 1 y 2 puntos, según muestra la página especializada RealClearPolitics. Lo que despierta una mínima mueca de agrado en los preocupados rostros del equipo de campaña del magnate que, pese a que las apuestas están cinco a uno a favor de su adversario, se ilusionan con no dar la batalla por perdida.
En las trincheras de Biden tampoco quieren mostrarse exultantes por cómo pinta el escenario en los Estados ya que es incierto también qué ocurrirá en aquellos considerados "swing" o pendulares, donde en una elección pueden ganar los republicanos y en la siguiente los demócratas. De hecho en los últimos días, Trump logró arrebatarle por muy poco margen la ventaja que llevaba Biden en Ohio y Georgia. Y en la última semana hubo una novedad que inquieta a los demócratas: según los el promedio de encuestas que releva el sitio RealClearPolitics por primera vez Trump se puso delante de Biden en el determinante Estado de Florida. Eso duró unas horas, hasta que el ex vicepresidente de Barack Obama volvió a estar al frente pero por apenas 0,5 puntos.
En medio, cuando aún falta poco menos de una semana para la elección del 3 de noviembre ya ha habido un récord absoluto en el voto anticipado, tanto por correo como en forma presencial: más de 70 millones de personas ya emitieron su sufragio, la mitad de todos los que votaron en 2016. Ese hito, sin duda, está atravesado por la Pandemia de Coronavirus, que hizo que muchas personas decidan realizar su acto cívico antes del día "D" para evitar los contagios por las aglomeraciones que puedan generarse en esa jornada. Para algunos especialistas eso no significa que al final haya muchos más votantes que aquellos 139 millones que emitieron en las presidenciales anteriores, sino que lo que cambió es la forma de votar, anticipándose masivamente al día de la contienda. Sin embargo otros especialistas aseguran que esto presagia una avalancha nunca vista, que superaría con creces ese 55% del padrón que en general vota (el sufragio es voluntario), y señalan que el "efecto Trump", con la enorme polarización que genera -a favor y en contra-, movilizará activamente a las urnas.
Lo cierto es que esa masiva convocatoria del voto anticipado puede hacer que el recuento de votos finales se extienda no sólo por días sino por semanas y que, lejos del conteo de votos presenciales del día 3 de noviembre en la misma noche, el resultado definitivo se conozca mucho tiempo después. Es decir que puede ocurrir que el 4 de noviembre un candidato encabece el escrutinio y que el otro termine triunfando el contrincante. Ante ese escenario es que Donald Trump ha jugado al máximo para colocar dudas sobre la transparencia del voto por correo (que favorece a los demócratas) con la aparente intención de poder judicializarlo en el Tribunal Superior donde hay mayoría conservadora.
Vale recordar que el sistema en los Estados Unidos no se rige por el voto directo de los ciudadanos. En 48 de los 50 Estados, el que gana se lleva TODOS los electores que corresponden a ese distrito, aunque la diferencia sea de un voto. Sólo los Estados de Nebraska y Maine distribuyen sus electores por proporcionalidad de voto. Para que un candidato sea electo Presidente necesita 270 electores de los 538 que componen el Colegio.
Cómo está la disputa en los Estados
Hay una mayoría de Estados que suelen votar siempre por los candidatos del Partido Republicano o por los del Partido Demócrata, casi sin cambiar esa tradición. Y donde no habría mayores sorpresas. Esos son:
- Partido Republicano: Montana, Idaho, Wyomming, Utah, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Nebraska, Oklahoma, Kansas, Missouri, Arkansas, Loussiana, Missisippi, Alabama, Tennessee, Indiana, Kentucky, Carolina del Sur, West Virginia, Alaska y -el más importante en cantidad de electores- Texas. Esos 20 Estados hoy ya estarían garantizados para Donald Trump -aunque está muy reñido el territorio texano- y le garantizarían un piso de 154 electores.
- Partido Demócrata: California -el que más delegados aporta a nivel nacional, 55- Oregon, Washington, Nevada, Colorado, Nuevo México, Illinois, Nueva York, Vermonth, Massachusetts, New Hampshire, Rhode Island, Maine, Cunnecticut, Nueva Jersey, Delaware, Maryland, Hawaii, Minnesota, Virginia y el DC. Esos 21 distritos le garantizarían a Joe Biden un piso de 231 electores.
Como para ganar la elección se necesitan 270 electores, a ambos candidatos no les alcanzan con los Estados que tienen prácticamente ya ganados de antemano. Por eso es que cobran un peso tan importante los Estados "Swings" o pendulares. En casi todos en las elecciones de 2016 Trump le ganó a Hillary Clinton. Pero hoy, en la enorme mayoría de ellos las encuestas le dan ventaja a Biden. En algunos por una diferencia que parece inalcanzable, en otros con apenas unas décimas sobre Trump.
Dentro de esos Estados pendulares, los que encabeza (según las encuestas) Biden son:
- Arizona: Biden 47,8% - Trump 46,5% (11 electores)
- Wisconsin: Biden 50,3% - Trump 43,9% (10 electores)
- Michigan: Biden 50,6% - Trump 42,4% (16 electores)
- Pensilvania: Biden 49,5% - Trump 46% (20 electores)
- Iowa: Biden 47,7% - Trump 43,3% (6 electores)
- Carolina del Norte: Biden 48,4% - Trump 47,7% (15 electores)
- Florida: Biden 48,4% - 47,9% (29 electores)
Los Estados "Swing" donde hoy gana Trump son:
- Georgia: Trump 47,2% - Biden 46,8% (16 electores)
- Ohio: Trump 46,8% - Biden 46,2% (18 electores)
Con este escenario si las elecciones fuesen hoy -siempre y cuando las encuestas no fallen- Biden se quedaría con 340 electores contra 198 de Trump, una diferencia de 142 delegados. O dicho de otra manera, el demócrata se quedaría con el 63 de los electores y el republicano con el 37%.
Sin embargo, como se ve, la diferencia en algunos de esos lugares es mínima. Y puede haber un "voto vergonzante" a favor del actual inquilino de la Casa Blanca que se mantenga oculto. Suponiendo que finalmente Trump pueda quedarse con Arizona, Iowa, Carolina del Norte y Florida -territorios donde la disputa está cabeza a cabeza-, el magnate sumaría 61 electores, y llegaría a los 259, pero aún Biden ganaría porque cosecharía 279. Y ahí todas las miradas se depositan en un Estado pendular (ya que Wisconsin y Michigan parecen ya definidos a favor del demócrata). Esa piedra preciosa es Pensilvania, donde hoy el promedio de las encuestas le asignan a Biden una diferencia de apenas 3,5 puntos. Por eso gran parte de las campañas de ambos candidatos han centrado su accionar en ese distrito.
Frente a ese escenario y la leve remontada de Trump, nadie quiere poner su firma en que el resultado ya esté definido. Saben que en el pasado inmediato los demócratas pensaron que se ganaba (y de hecho triunfaron en el voto popular) cuando Hillary Clinton fue candidata en 2016, y el final fue otro en los electores: la ex Primera Dama obtuvo 232 y el republicano, 306. De nada sirvió la diferencia de 2,8 millones de votos que ella obtuvo sobre el magnate. También se sabe que en la previa de hace cuatro años hubo un subregistro importante de votantes de Trump, producto de que las encuestas no estaban lo suficientemente bien confeccionadas para llegar a los rincones más conservadores del corazón del interior de los Estados Unidos. Con esos antecedentes, los demócratas no quieren apresurarse a festejar. Porque sorpresas te da la vida. Y nada esta dicho en el laberíntico sistema electoral de la principal potencia del Mundo.
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