En la carrera final hacia las elecciones, el Presidente contrajo COVID 19, la enfermedad que puso en jaque a los EE.UU. y qué él minimizó. También está enferma su mujer y su entorno. Mientras, Biden saca cada vez más ventaja en las encuestas y gana en más Estados, lo que le daría un amplio triunfo no sólo en el voto en general sino también en el Colegio Electoral.
Por Gabriel Michi
Es la carrera final. La que mira todo el Mundo. De la que depende el Planeta. Y ahora se metió en el juego como protagonista central el COVID 19. A un mes de las elecciones en los Estados Unidos, el Presidente Donald Trump, que busca la reelección el próximo 3 de noviembre, contrajo Coronavirus. Ese mal al que ninguneó y minimizó públicamente y al que desafió en más de una ocasión sin usar barbijo o sin respetar el distanciamiento social. El virus al que comparó con una gripe más. Y que en su país (primero en la triste lista de casos y de muertos) ya contagió a casi 7,5 millones de personas y se llevó la vida de 208.000 ciudadanos. Todo en medio de una enorme polémica por la pésima gestión de la Pandemia que le asignan propios y extraños.
En medio de la vorágine desenfrenada para retener el poder de la Casa Blanca y tras el escandaloso debate presidencial (el martes 29 de septiembre) con su contrincante Joe Biden, Trump siguió con sus mítines políticos. Incluso tras enterarse que una de sus colaboradoras más estrechas, Hope Hicks, diera positivo de COVID 19, el Presidente norteamericano no sólo no se aisló sino que redobló su apuesta y el jueves 1 de octubre asistió a una recaudación de fondos y pronunció un discurso rodeado de decenas de personas en Nueva Jersey. El viernes 2 de octubre comenzó con los síntomas y se supo que también su esposa Melania y otros miembros de su entorno también se contagiaron. Ese mismo día el propio Trump confirmó vía Twitter que tenía Coronavirus y se cancelaron dos eventos, uno en su hotel en Washington y otro en Florida. Finalmente fue internado en el Hospital Militar Walter Reed, donde está siendo sometido a un tratamiento especial y experimental en base al Remdesivir.
A todo esto se sumaron una serie de dudas sobre cuándo realmente Trump empezó a tener síntomas de que estaba enfermo de Coronavirus. Y la sospecha de que fue bastante antes de cuando se anunció. Incluso que pudo haber estado recibiendo oxígeno desde dos días antes del tuit donde lo hizo público, con imágenes que empezaron a viralizarse sobre una presunta cánula que se escondía detrás del barbijo con el que se lo vio retirarse de la Casa Blanca. El destacado biólogo molecular argentino Ernesto Resnik, residente en Minneapolis, tuiteó: "Rarísima conferencia de prensa médica sobre Trump: resultante que fue diagnosticado con COVID el miércoles, y que el tratamiento experimental con anticuerpos monoclonales fue administrado el jueves, cuando solo se hizo público su test positivo el viernes". Y continuó: "Su médico también rechazó decir si recibió oxígeno, solo insistiendo que 'no está con O2 ahora' y que 'no lo recibió ayer'. Todo indica que miércoles y jueves trataron de ocultar la infección, seguramente apostando a que pase sin síntomas. La irresponsabilidad de esta gente es impresionante".
Así el Presidente de los Estados Unidos, el hombre más poderoso del Planeta, sucumbió ante ese enemigo microscópico y peligroso, al que por meses intentó desafiar y por el que se peleó con gobernadores y alcaldes exigiendo que abran sus economías, pese a las recomendaciones de los especialistas en salud. Ese virus que provocó estragos en materia sanitaria pero también en lo social y que derrumbó su imagen y puso todos los interrogantes sobre la continuidad de Trump en el Salón Oval. Hoy ese enemigo lo afecta en forma directa en su salud (el magnate a los 74 años reúne un abanico de condiciones de riesgo) pero también puede dejarlo fuera de una carrera presidencial que venía sosteniendo a los tumbos.
Y, encima, las encuestas...
La confirmación de la enfermedad del Presidente llega en un contexto donde las encuestas también le dan la espalda. En el promedio de todas los sondeos a nivel nacional que recolecta el prestigioso sitio RealClearPolitics, Joe Biden le saca 7,4 puntos de ventaja a Trump: el candidato demócrata obtiene el 50,3% de intención de votos, mientras que el republicano alcanza el 42,9%. El primero subiendo y el segundo bajando en el cómputo de las voluntades a nivel nacional.
Pero no sólo en el voto de los ciudadanos Biden saca amplia ventaja. También lo hace en los Estados, donde -de acuerdo a los sondeos- si la elección fuese hoy, el ex vicepresidente de Barack Obama se quedaría con los electores de 29 Estados y Washington DC, mientras que Trump conquistaría los electores de 21 Estados.
Vale recordar que en EEUU no se gana por el voto directo de los ciudadanos sino por quien consigue más voluntades en el Colegio Electoral donde hay 538 representantes. Y que en 48 Estados quien gana se lleva TODOS los electores locales. Sólo en Nebraska y Maine los electores se reparten proporcionalmente a la cantidad de votos. Eso hace que el candidato que logre sumar 270 electores, se queda con el lugar en la Casa Blanca.
De acuerdo a las encuestas hoy Biden se quedaría con 375 electores, contra 163 de Trump. Es decir que al demócrata le sobrarían 105 para triunfar. Con esta proyección tendría casi el 70% de los electores, contra el 30% del magnate de bienes raíces.
La novedad de las últimas horas en materia de sondeos es que dos Estados, Iowa y Georgia, se sumaron a la lista de los que ganaría Biden. Y son dos Estados donde hasta el momento Trump iba ganando y que incluso lo había hecho en las elecciones del 2016 ante Hillary Clinton. Vale decir que la nueva ventaja del demócrata es exigua, apenas 0,5 puntos en Iowa y 0,3 puntos en Georgia, y que el primero otorga 6 electores y el segundo 16.
Estos dos distritos se suman a otros siete (tal como conto MundoNews en la nota ¿Quién ganará las elecciones en EEUU?, de hace 15 días) en los que la situación se revierte ya que en 2016 Trump había ganado y ahora encabeza las encuestas su contrincante. Esos Estados son: Wisconsin, Michigan, Arizona, Pensilvania, Ohio, Carolina del Norte y Florida. Con estas nuevas dos "adquisiciones", Biden cosecharía esos 141 electores que se le escaparían al republicano.
En 2016 Trump ganó en 30 Estados y Clinton lo hizo en 20, más el Distrito Federal de Washington DC. El actual inquilino de la Casa Blanca obtuvo 2.868.686 votos menos pero se llevó 304 electores, contra 227 de Hillary.
Hoy el escenario es completamente distinto, y quizás eso pueda explicar la gran ofuscación que demostró Trump en el primer debate presidencial con Biden, en Cleveland, Ohio, donde hasta se peleó e hizo enojar al moderador, el periodista de la cadena FOX News, Chris Wallace. Y ahora, a los escándalos en los que terminaron sumergidos varios de sus allegados (algunos de ellos fueron presos por las irregularidades de la campaña 2016), a la violencia racial protagonizada por policías de distintos puntos del país, a las complicaciones económicas producto de la Pandemia se le suma que ese enemigo llamado COVID 19 ya no sólo parece haberse ensañado con los ciudadanos norteamericanos en medio de una errática política sanitaria oficial, sino que lo puso en jaque al propio Presidente. A un mes de las elecciones "más importantes de la historia de EE.UU.", según los dichos de Trump, el magnate todopoderoso se enfrenta a su peor enemigo. Y hasta ahora ese enemigo parece ganar la pulseada.
Hope Hicks, la mujer a la que le asignan el contagio de Trump
Hope Hicks, es una joven de 31 años, muy allegada a la familia Trump. A ella le asignan el contagio de COVID 19 a Trump, Melania y otros integrantes de la Casa Blanca. Si bien dos personas que asistieron el sábado 26 de septiembre a la nominación de la jueza conservadora Amy Coney Barrett para la Corte Suprema de EE.UU. dieron positivo de Coronavirus, quien más cerca estuvo del Presidente y la Primera Dama fue Hicks. De hecho acompañó al matrimonio en repetidas ocasiones en el avión presidencial en los últimos días. Y el jueves 1 de octubre se confirmó su Coronavirus.
Hicks cuenta sobre sí con la más estrecha confianza de parte de Trump y se dice que, tras su familia, es su persona más cercana. Por eso se subió al Air Force One incluso el día que el Presidente encaró hacia Cleveland para su debate con Biden. Cuando se confirmó la noticia que la joven asesora había dado positivo, el propio Trump tuiteó: “Hope Hicks, que ha estado trabajando duro sin tomarse un descanso, acaba de dar positivo por Covid-19. ¡Terrible! La Primera Dama y yo estamos esperando el resultado de nuestras pruebas y, mientras tanto, empezamos la cuarentena”. Apenas unas horas después, el Presidente confirmó que estaban contagiados.
Su meteórica carrera llevó a Hope Hicks a ocupar el cargo de portavoz de la Casa Blanca con tan sólo 28 años, gracias a esa confianza de parte de Trump. Luego abandonó el cargo y se fue a trabajar de periodista en la cadena Fox. Pero en enero pasado el Presidente le pidió que vuelva porque necesitaba a alguien de su riñón que sea una garantía contra las filtraciones que tenían a mal traer a su Administración. Trump especuló que ella pudo contagiarse en su trato con militares y fuerzas de seguridad: “Me ha sorprendido saber lo de Hope, pero es una persona muy cariñosa con ellos. Sabe que hay riesgo, pero es joven”, sostuvo.
Un dato: era muy raro verla con mascarilla. Como a su propio jefe. El resultado: hoy ambos transitan esa enfermedad.
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