El partido ultranacionalista FPO se impuso en las elecciones con el 29,1%, con un discurso anti inmigrantes. Pero es difícil que lleguen al poder por el rechazo del resto de los partidos.
Por Gabriel Michi
Muchos fantasmas de ciñen sobre Austria. Y también sobre Europa. Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, el país donde nació el genocida Adolf Hitler ve reaparecer ciertos valores y discursos que remiten a aquellos años oscuros y amenazantes que encima de todo son convalidados por los votos. Y es que en las elecciones de este domingo, el partido ultranacionalista FPO (Partido de la Libertad), una feroz expresión de la extrema derecha, ganó por primera vez unas elecciones parlamentarias, cosechando el 29,1% de los votos. Pero, a pesar de eso, es muy difícil que logre conformar gobierno por el rechazo del resto partido de la democracia. Una vez más el denominado "cordón sanitario" del resto de las agrupaciones frenaría el ascenso al poder de estos ultras, tal como ya ocurrió en Francia, Países Bajos y Alemania.
Con esos casi 30 puntos, la extrema derecha relegó a un segundo lugar a conservador Partido Popular Austríaco, OVP, (26,3%), que gobierna en una alianza con los ecologistas. En tercer término quedaron los socialdemócratas del SPO, que se alzaron con el 20,4%, seguidos por los liberales de Neos (9%) y los Verdes (8%), Los ganadores del FPO tienen un violento discurso anti-inmigrantes, crítico del Islam y negacionista del cambio climático, además de ser abiertamente euroescéptico y prorruso, tal como surge de las palabras de su polémico líder Herbert Kickl. Sin embargo, el FPO contará con 57 de los 183 escaños en el Comgreso, por lo que se le volverá muy difícil acceder al poder.
Ya desde el vamos, el oficialista Partido Popular Austríaco (OVP), que conduce el canciller Karl Nehammer, anticipó que su partido no negociará con los ultranacionalistas para conformar un gobierno de coalición. "Si eso ocurriera (que OVP logre conformar gobierno), tengo que decir que el papel de Austria en la Unión Europea sería muy diferente. Kickl ha dicho en repetidas ocasiones que (el primer ministro húngaro) Viktor Orban es un modelo a seguir para él y que lo apoyará". Y algo de eso hay porque el propio Kickl este año forjó una alianza con el presidente húngaro y rechaza la posibilidad de seguir ayudando a Ucrania en su guerra con Rusia. Es más, propone que se retiren las sanciones contra Moscú, argumentando que están dañando a Austria más que al gobierno de Vladimir Putin.
Es cierto que el denominado "cordón sanitario" pareciera que se puso en marcha ni bien se conocieron los resultados de las urnas. La polarización que despierta Kickl y el FPO, ya que los líderes de los demás partidos se han negado a trabajar con ellos. Eso enoja a los ultras que señalan que se debe respetar la "voluntad del pueblo". Aunque claro, ese "pueblo" no lo es todo: son 3 de cada 10 austríacos que sufragaron. Pese a la negativa del resto del espectro político, Kickl sostuvo que su partido había ganado y dijo que estaba dispuesto a hablar con todos los partidos para formar una coalición.
Si finalmente el FPO llegara al poder quienes la pasarían muy mal son los inmigrantes, ya que plantea normas muchos más duras para los solicitantes de asilo. Algo que también han planteado otras agrupaciones de extrema derecha que resultaron buenos resultados electorales en Francia, Países Bajos y Alemania. La idea de que son los inmigrantes los que generan una mayor violencia en las calles y un aumento de los hechos delictivos prendió muy fuerte en grandes sectores de la población europea.
Otro que se manifestó en contra de que el FPO llegue al poder fue el actual presidente Alexander Van der Bellen, que supervisa la formación de los gobiernos, y expresó sus reservas también, no sólo por el posicionamiento extremo en torno a los inmigrantes, sino también por sus críticas a la Unión Europea (UE) y a su negativa a condenar la invasión rusa de Ucrania. Van der Bellen ya insinuó que podría bloquear a Kickl y defendió que la Constitución no necesariamente le exige pedir al partido que ocupa el primer lugar que forme un gobierno, aunque esa ha sido la práctica durante mucho tiempo.
El FPO, obtuvo 13 puntos más que en las anteriores elecciones de 2013, es decir, protagonizó un enorme crecimiento. Y lo hizo también con un discurso ultranacionalista, con consignas que hablaba de construir una "fortaleza austriaca" que rechace la concesión de más asilos a los refugiados e impida la entrada de inmigrantes, algo que agitó los fantasmas del nazismo que hace décadas se fortaleció con esas peligrosas bandera. También se señala a los "traidores del pueblo", figura que los nazis usaron para perseguir a quienes pensaban distinto. Si bien el partido intentó moderar su imagen, el mismo fin de semana electoral surgió una nueva controversia sobre su pasado, cuando un video publicado por el periódico Der Standard mostró a miembros del partido asistiendo a un funeral donde se cantó una canción popular entre las SS nazis. Quizás por todo eso es que los fantasmas volvieron a resurgir en el país de Hitler. Fantasmas que se creían enterrados en el pasado hace décadas. Pero que reaparecen. Y que ahora sólo pueden encontrar un obstáculo: el "cordón sanitario" de otros que sí creen en las reglas de juego dentro de la democracia.
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