Más de la mitad de los trabajadores de Latinoamérica sufren agotamiento laboral y los argentinos son lo más afectados: el 94% asegura padecerlo. La opinión de especialistas.
Por Tomás Michi
¿Cuántas veces se escucha la frase “estoy quemado, tuve mucho trabajo”? Bueno, este sentimiento que todo empleado sufrió alguna vez tiene un nombre: "burnout", Según un informe de la plataforma de empleos Bumeran, el 52% de los trabajadores encuestados en todos los países de Latinoamérica afirmó haber sentido falta de energía o cansancio extremo en o por el trabajo. El caso de Argentina sorprendió negativamente: el 94% de los encuestados reconocen sufrir este síndrome al haber alcanzado niveles récord de estrés y haber decidido, incluso, no tomarse licencia médica aún estando enfermos.
Además, los datos indicaron que el 41% de los entrevistados tuvo experiencias negativas en su trabajo; algo que llevó a que el 23% haya notado una disminución en su eficacia para trabajar. Y hay un dato no menor, el 48% de ellos, es decir, casi la mitad, sufrió todos estos síntomas al mismo tiempo. Entre las causas que pueden llevar a padecer el "burnout", los empleados destacaron como la principal la falta de claridad con respecto a su rol en el trabajo, lo cual puede llevar a una sensación de desorientación dentro del ámbito laboral. En segundo lugar, consideraron que la sobrecarga de trabajo influye fuertemente en sus síntomas; así como el “maltrato de los superiores", la presión y la falta de tiempo para el ocio y las actividades personales.
Para profundizar en este tópico, MundoNews se comunicó con el consultor en RRHH y psicólogo clínico, Diego Quindimil, que se refirió a las posibles causas del agotamiento laboral y diferenció el ámbito del "emprendedurismo" y los empleos en relación de dependencia. “Depende mucho de la cultura del trabajo que la organización tenga. Es decir, una cosa es si yo me auto-exploto porque necesito facturar más, entonces tengo que trabajar más y me exprimo a mí mismo” lo que produce “que cada vez tenga que rendir más”, señaló. Y siguió: “Ahora, en el ámbito del trabajo también puede ser que haya una cultura de que el trabajo sea ‘infinito’" En ese sentido recordó una conversación que tuvo con una persona recientemente: “Siempre hay algo más para hacer, entonces trabajamos más de lo que podemos. Alrededor de eso también estamos viviendo en un mundo que es complejo, incierto, generador de estrés”, explicó Quindimil.
“Es un cóctel también que impacta en nuestro agotamiento mental. Es decir, porque la incertidumbre que vivimos, la complejidad, el mundo post pandemia hace que estemos cada vez más agotados, siendo trabajadores independientes, emprendedores o también trabajando dentro de una empresa en donde muchas veces no están las personas que se necesitan para hacer el trabajo y hay una persona haciendo el trabajo de dos, por ejemplo, lo que podría ser una fuente de agotamiento”, agregó.
Al ser consultado sobre las consecuencias en el desempeño laboral, Quindimil destacó que el agotamiento laboral puede llevar a “cometer errores”. Y explicó: “Cuando uno está atravesado por el agotamiento laboral, tiene más tendencia a tener que revisar las cosas que hace y a perder el foco porque cuesta mucho hoy concentrarse en una sola cosa: hacemos varias al mismo tiempo, lo que se llama ‘multitasking’. Eso, en lugar de ser algo positivo, se convierte en algo negativo porque hemos perdido la capacidad de foco”.
Asimismo, como consecuencias del agotamiento laboral, indicó que puede aparecer “la posibilidad de algún accidente que impacte en los trabajadores”. La caída del rendimiento se da porque, de acuerdo a su análisis, “no tenemos la capacidad para recordar, para poder pensar, y eso tiene mucho que ver con el estrés y el agotamiento en el que estamos viviendo”, siguió Quindimil.
El impacto en la emocionalidad fuera del trabajo es un tema que muchas veces no se tiene en cuenta pero es altamente relevante para entender cómo estas situaciones de extremo estrés pueden condicionar la vida cotidiana de las personas. En ese sentido, el profesional en la salud mental expresó: “Las personas que están siendo atravesadas por el agotamiento laboral o por el síndrome del burnout están en una especie de baja emocional. Es difícil que, cuando uno está estresado, no impacte en la estabilidad emocional. Somos la misma persona la que trabaja y la que está fuera del trabajo. Entonces, muchas veces lo que pasa en el trabajo, lo descargamos en nuestra vida familiar o nos metemos para adentro. Es decir, en lugar de ser una explosión para afuera, es una implosión, lo que genera consecuencias en el cuerpo” como lo puede ser la baja de “la calidad del sueño”. Y concluyó: “Otros síntomas que acompañan al agotamiento laboral son el insomnio, la depresión y la despersonalización”.
A modo de conclusión, Quindimil sentenció: “Yo creo que esto del agotamiento laboral es algo que llegó para quedarse y que es un pésimo negocio para la salud mental, para las personas y también para las organizaciones de trabajo, ya que no les sirve que los trabajadores estén atravesados por el síndrome del burnout, que es estar ‘quemado’ en el trabajo”.
MundoNews también dialogó con Kay Heinrichsdorff, psiquiatra infantojuvenil, que hizo hincapié en cómo afecta el agotamiento laboral en una persona que sufre de ansiedad. “Desde principio del año, las peleas y desencuentros con un jefe y el resto de sus compañeros fue dejando aislado a esta persona debido a su conflictivo relacionamiento. A pesar de que ha sido deficiente, se sobrecarga de responsabilidades innecesarias. No calcula bien sus formas: a veces son demasiado agresivas para con los demás, lo que produce que le cueste respetar jerarquías”, señaló Heinrichsdorff . “Cuando es puesto en evidencia algo que no lo hizo demasiado bien, recibe las críticas de los demás de forma muy reactiva. Se enoja consigo mismo, cambia de ánimo y humor, poniendo lo más competente, auto-exigente y obsesivo en la tarea, quedando, en consecuencia, aislado del resto”, puntualizó el especialista que realizó estudios de posgrado en la clínica Tavistock de Londres.
Bajo esa línea, Heinrichsdorff ubicó como posibles motivos de las consultas que recibe “el cansancio, la fatiga, el insomnio, el aislamiento social, las obsesiones, la repetición de tareas” y pensamientos negativos alrededor del “fracaso”, que “lo llevan a un sentimiento de angustia y vacío”. A su vez, recalcó la posibilidad de cometer “errores debido a falta de focalización y poca concentración con las tareas que le asignan”, factores que pueden generar momentos de “gran enojo y llanto”. También consideró que en algunos casos se debe recurrir a un apoyo psicológico y terapéutico con la posibilidad de desembocar en un “tratamiento farmacológico”. “La desregulación producto del exceso de catecolaminas -un grupo de sustancias que incluyen la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina-, la alteración del ciclo circadiano, el estado de alerta simpático-mimético durante un periodo de más de tres meses alteran el rendimiento laboral, la mentalización para la tarea y el equilibrio de su psiquis y el cuerpo”, explicó el también psicoterapeuta relacional basado en la Teoría del Apego.
“La recomendación en un ejemplo como este, en el que lo primero que se ve alterado tiene que ver con la relación social inmediata de su entorno, debe detectarse precozmente. Habitualmente las personas ansiosas evitan pedir ayuda porque descreen que alguien los vaya a contener; por lo que frente a esa desconfianza básica, un superior o jefe empático, o sus propios compañeros, deberían poder alertarse de la situación a tiempo e intervenir antes que escale en el tiempo una situación vincular mental somática que afecte el rendimiento laboral”, aconsejó Heinrichsdorff. Y concluyó: “A la persona que se aísla socialmente y empieza a enroscarse en su autosuficiencia hay que proveerla del puente conciliador de ayuda y desactivar a tiempo el gatillo de la sobre exigencia que recae inconscientemente en ellos”.
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