Un demoledor informe científico denuncia cómo el calentamiento global se volvió casi irreversible. Y cómo el Hombre se convirtió en el verdugo de la naturaleza y de sí mismo. En los últimos días distintos desastres en todo el Planeta mostraron las múltiples caras de una situación desesperante: inundaciones sin precedentes en Europa y Asia, incendios forestales descomunales en el Viejo Continente, EE.UU. y Rusia, la bajante histórica del Río Paraná en Argentina, son sólo algunas de las expresiones de semejante devastación. MundoNews consultó la mirada de los especialistas frente a esta última oportunidad para la Humanidad.
Por Gabriel Michi
El Hombre como verdugo del Hombre. De eso se trata. Cuando la destrucción de la naturaleza se vuelve irreversible es no sólo una condena contra la Humanidad sino también una forma suicida de hipotecar el futuro. Y el presente. Si sólo se hace un fotograma de esta película catástrofe que el Mundo está transitando, se puede ver cómo esa realidad se expresó, de diferentes formas y en pocos días, en todo el Planeta. Inundaciones sin precedentes en el Europa y Asia, incendios forestales descontrolados como nunca se vieron en Turquía, Grecia, Italia, Albania, Estados Unidos y hasta en Siberia, son algunas de las manifestaciones de cómo la naturaleza viene avisando de esta ruleta rusa a la que el Hombre está "jugando" peligrosamente.
Lo cierto es que todo pareciera ya estar jugado. Y el tiempo para frenar el cambio climático se está extinguiendo. Lo cierto es que el daño ya parece irreversible. Pero, por lo menos hay que hacer todo lo posible para que la situación no se vuelva peor. Así lo muestra el sexto informe sobre el calentamiento global del Panel Internacional del Grupo Intergubernamental de Expertos (IPCC), que asesora a la ONU. En informe se advierte que los daños ocasionados por el cambio climático no sólo son ya una realidad, sino que es el ser humano el protagonista y responsable central de ese fenómeno. Lluvias torrenciales, incendios forestales, sequías sin igual, subidas del nivel del mar y otros fenómenos hasta ahora poco frecuentes están “inequívocamente” relacionados con la acción humana según el documento que asegura, además, que el deterioro y los cambios ocasionados por la subida de las temperaturas durarán siglos o milenios.
Los datos son elocuentes. Y alarmantes. El Planeta está frente a las temperaturas más elevadas de los últimos 2.000 años. Y según los científicos del IPCC hay un factor clave para explicar esa gravísima situación: la mano del Hombre. Esa realidad está produciendo un alza fenomenal en la temperatura de la atmósfera, el suelo y los océanos. Pero la referencia histórica va más allá. Según el estudio no alcanza con mirar los últimos dos milenios, sino que hay que proyectarse muchos más allá: este es el período más cálido en 100.000 años, sólo comparable con el Holoceno, fenómeno ocurrido hace 6.500 años.
Ahora la Tierra es 1,1 grados más caliente que ahora que en la era preindustrial (1850-1900) y el "factor humano" es responsable de más del 90% de esa suba. O sea, el daño ya está hecho. Pero puede ser peor. Porque si se mantiene el actual ritmo de emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura global aumentará 2,7 grados a finales de siglo XXI, siempre tomando como referencia la era preindustrial. Eso significaría una violación de todos los objetivos fijados en su momento en el Acuerdo de París: allí se estableció que debería desacelerarse el ritmo de emisión de esos gases para que la temperatura no aumente más de 1,5 grados a fines de este siglo.
La mirada desde Argentina
Sergio Federovisky, periodista ambiental y actual Viceministro de Ambiente de la Argentina, le señaló a MundoNews: "El informe no dice nada que no se sepa. Pero lo importante es el desesperado llamado que hacen los científicos sobre esta aceleración de los tiempos y este acercamiento a lo irreversible por el cambio climático; este punto de no retorno". De hecho ese el nombre del documental ("Punto de no retorno") con el que el propio Federovisky alertó sobre esta problemática hace algunos años. "Lo que se traduce de este informe de los científicos asesores de la ONU es esa desesperación porque estos alertas que ellos vienen expresando hace años no tienen relación con lo que hacen las autoridades. Y que todo lo prometido hasta ahora (los compromisos para reducir las emisiones contaminantes) se volvieron testimoniales. No ha habido cambios específicos y concretos", dice el experto.
"Esa tendencia irreversible significa que no va a haber nada por hacer", explica con dolor Federovisky. Y lo grafica con los sucesos de las últimas semanas: "Las inundaciones en Alemania y China; los incendios forestales en Europa y California; el calor extremo en Siberia; todo eso confirma que estamos cada vez más cerca de este punto de no retorno. Y que eso no es de un día para el otro, sino todo un proceso de años". Además, el especialista expresa que los científicos vienen solicitando desde hace mucho tiempo que las decisiones que se toman en las distintas Cumbres del clima no sean voluntarias sino obligatorias, con la posibilidad de sanciones a quienes las incumplan, que eso no sea gratis. Así, tanto lo expuesto en Río de Janeiro (Brasil) en 1992, o en Kyoto (Japón) en 1997 o en París (Francia) en 2015, termina siendo una expresión de buenos deseos de los que pocos se concretan.
"Si hay una instancia donde la diplomacia fracasó es en el tema del cambio climático. No hay atisbo de cambio. Hubo un regodeo constante de lo que hay que hacer pero no se hace. Hay un especialista norteamericano que señala que la paradoja ambiental es que todo el mundo sabe lo que se tiene que hacer pero no aparece el sujeto que lo haga", sostiene Federovisky. Y detalla: "se sabe que hay que trabajar sobre los gases de efecto invernadero, en el cambio en las matrices energéticas, en la reducción del ganado vacuno, entre otras cosas, pero nadie lo hace".
Además el Viceministro de Ambiente describe lo que los especialistas explican como un proceso donde se "agudizan los extremos". "Porque lo que ocurre es un fenómeno físico donde se rompen los equilibrios existentes y comienza una búsqueda en la compensación de esos extremos. Y se producen fenómenos de mayor recurrencia: allí donde había sequías aparecen sequías más largas, donde había inundaciones aparecen más brutales, donde se saban olas de calor ahora son más extremas", explica el experto.
Y eso también tiene su traducción en Argentina: La bajante histórica del Río Paraná está relacionada con dos años de sequía extrema, relacionada con la deforestación de la Amazonia en Brasil, traducida en una sequía sin precedentes en la Mesopotamia. Lo mismo que los terribles incendios forestales que se dieron en el centro del país (en particular, en la provincia de Córdoba) y en la Patagonia. "La temporada seca del centro del país (en invierno) se hace más extensa, por ejemplo. Y hay, además mayores temperaturas. Eso produce un stress hídrico adicional", refiere Federoviksy. Tampoco hay que olvidar el retroceso que vienen sufriendo desde hace años los glaciares, producto del calentamiento global. Eso y la baja cantidad de nieve en invierno en los lugares cordilleranos llevó a que, por ejemplo, este año se deba declarar la "Emergencia Hídrica" en la provincia de Río Negro.
La mirada de la Sociedad Civil
Según Bruno Giambelluca, coordinador de la campaña de Clima y Energía de Greenpeace, el informe del Panel Internacional del Grupo Intergubernamental de Expertos es contundente. Así lo señala en diálogo con MundoNews: "Este informe sobre Cambio Climático del IPCC debe ser un llamado de atención para todos los gobiernos del Mundo. Se debe escuchar a la ciencia y, obviamente, acelerar las medidas contra la crisis climática. Del reciente informe surgen puntos muy interesantes pero también muy preocupantes. Por ejemplo que algunos de los impactos que ya estamos viviendo del cambio climático podrían ser irreversibles. Eso genera una alarma muy grande por ejemplo en todo el Mundo, porque todo el Planeta está impactado por las variaciones climáticas, obviamente causadas por el Hombre. También surge un Ártico sin Hielo. Imaginemos ese escenario. Es impactante. También los científicos sostienen que se tienen que reponer y restaurar los ecosistemas, generar resiliencia frente al cambio climático. Y el punto más importante es que no debe haber más inversión en los combustibles fósiles. Desde Greenpeace sostenemos esto. Es importante escuchar a los científicos y pasar de la eliminación gradual de la infraestructura del os combustibles fósiles a una infraestructura un poco más alineada al 1,5 grados que es lo que establece el Acuerdo de París y eso es decir más energías renovables y verdes"
En las palabras de Bruno Giambelluca surge un dato clave, que hace meses (por no decir años) está instalado en la discusión pública: los programas graduales de eliminación de la infraestructura de los combustibles fósiles. En el mes de julio de 2021 la Comisión Europea se fijó como meta que para 2035 no se venderán más automóviles a combustión en su territorio. Ese parece ser el gran proyecto que los europeos tienen para apuntalar el freno al cambio climático, algo que piensa acompañar con subsidios de hasta 72.000 millones de euros. Por su parte, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se comprometió a que quiere la mitad de los coches que se venderán en su país para 2030 sean "cero emisiones", es decir, eléctricos, híbridos enchufables o de hidrógeno. Pero ese escenario de gradualidad no parece alcanzar ante semejante panorama planteado por el informe del IPCC.
En cuanto a la situación local, el especialista de Greenpeace expresa: "La última presentación de Argentina no cuenta con un plan de acción concreto. Aún si se asegurara la reducción del 26% de las emisiones para el año 2030, no hay compromisos concretos de reducción de los principales sectores que movilizan las emisiones en nuestro país. Es decir, la industria de los combustibles fósiles y también la agroindustria. Nuestro país continúa sosteniendo una matriz energética fuertemente dependiente del gas, cuando también somos un país con un gran potencial de generar energías limpias. Obviamente a esto se suma que no hay una propuesta real para disminuir la tasa de desforestación. No existe un plan de 'desforestación cero' y el desmonte indiscriminado de bosques nativos es provocado por el avance de la frontera agropecuaria. Desde Greenpeace decimos que sin un plan de acción ni metas concretas sectoriales no se puede trazar ninguna estrategia real para disminuir las emisiones y eso es lo que pidieron los científicos en el último informe presentado por el IPCC".
Conclusiones del informe: Datos que alarman
Mientras la codicia humana impide ver semejante escenario y cómo los desastres de hoy van a hipotecar a las futuras generaciones, los ejemplos de esta devastación son contundentes:
- Los glaciares se redujeron en todas las regiones polares desde el año 2000 y se especula que ese fenómeno se extenderá por décadas, más allá de que se cumpla con el Acuerdo de París y se estabilice la temperatura global. Y eso ocurre en las dos principales masas de hielo, tanto en Groenlandia como en la Antártida, tanto en el Polo Norte como en el Polo Sur. Y los glaciares de montaña corren la misma suerte: tienden a desaparecer en pocos años, los que ya no lo hicieron.
- Se calcula que por ese derretimiento de las masas heladas, el nivel del mar aumentará entre 28 y 55 centímetros para finales de siglo con respecto a los niveles actuales. Algo que, entre otras cosas, producirá la desaparición de comunidades costeras.
- La actividad humana está cambiando el clima de la Tierra de formas "sin precedentes" en miles o cientos de miles de años, y algunos de los cambios ahora son inevitables e "irreversibles".
- En las próximas dos décadas, es probable que las temperaturas aumenten más de 1,5 ° C por encima de los niveles preindustriales, lo que hecha por la borda los compromisos asumidos en el acuerdo climático de París de 2015. Eso provoca devastación, condiciones meteorológicas extremas y stress hídrico, entre otros desastres.
- Solo reducciones rápidas y drásticas de los gases de efecto invernadero en esta década pueden prevenir tal degradación climática, pero es algo que las dos principales potencias contaminantes, EE.UU. y China parecen muy lejos de responder.
- La evaluación integral de la ciencia climática, el sexto informe de este tipo del IPCC desde 1988 (que llevó una elaboración de 8 años) denuncia que la actividad humana fue "inequívocamente" la causa de cambios rápidos en el clima, incluido el aumento del nivel del mar, el derretimiento del hielo polar y los glaciares, olas de calor, inundaciones y sequías.
Ese es el escenario que deberán debatir los líderes mundiales cuando en noviembre se reúnan en la ciudad de Glasgow, en el Reino Unido, en el encuentro Cop26. Pero no va a alcanzar con un compromiso de palabra o plasmado en un papel con toda la ceremonia. Tiene que traducirse en hechos concretos. No hay más oportunidades. No hay más chances. El futuro está hipotecado. Y el presente también.
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