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Covid 19: La guerra llegó a los alimentos

Mientras la OMS niega que haya un peligro real de que el virus pueda trasladarse en los comestibles, en China aseguran que recibieron un cargamento de alitas de pollo desde Brasil que lo contenía. Y ya van siete envíos de productos alimenticios que tendrían ese problema.




Es uno de los mayores temores y fantasmas que rondan al Coronavirus. Uno de esos que se extienden a todo en mundo, porque sería un peligro al que nadie deja de estar expuesto. La posibilidad de que el COVID 19 pueda estar presente en los alimentos es algo que ha generado todo tipo de especulaciones. Y, en las últimas horas, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) debió salir a minimizar los riesgos de que eso ocurra: "Nuestra comida, desde el punto de vista del COVID, es segura", aseguró jefe del programa de emergencias de la OMS, Mike Ryan,


Sin embargo una bomba explotó el 13 de agosto. El gobierno chino denunció que en un cargamento de alitas de pollo congeladas que fue importado desde Brasil habrían encontrado COVID 19. Eso ocurrió en la ciudad de Shenzhen, al sur de China, tras la rigurosa inspección al que las autoridades orientales someten a todo tipo de alimento que es importado, después de varios casos donde encontraron rastros del virus en los productos congelados.


En el caso de este cargamento, el COVID 19 se detectó en una muestra de superficie tomada en un lote de alitas de pollo, aunque no se mencionó la marca. Se analizó a todas las personas que habían estado en contacto con el producto y todos los resultados dieron negativo. Ahora comenzó el operativo de rastreo del resto de los productos de la misma marca para analizarlos, sellarlos y sacarlos de circulación. La preocupación es muy grande en China no sólo porque ellos, según la información oficial, han logrado controlar el brote de Coronavirus mientras que en Brasil sigue muy activo (con más de 3 millones de contagios y 100.000 muertos) sino también porque no es el primer cargamento de productos congelados en el que detectaron el COVID 19 y que fueron importados desde distintos países.


El caso anterior llegó desde Ecuador: se trató de un cargamento de camarones congelados. Lo descubrieron durante una inspección de rutina en un restaurante de Wuhu, una urbe de la provincia oriental de Anhui y en la ciudad noroccidental de Xi'An. Pero, desde julio pasado, en un total de siete envíos se detectó el virus en el empaque de productos de mar importados en todo el país. Y eso enciende otra luz de alerta porque alcanzó desde la provincia de Shandong (al Este) hasta el municipio de Chongqing (en el Oeste). Por todo esto, el gobierno chino ha decidido reforzar todos los controles y en muchos casos hasta analiza suspender las importaciones desde los lugares de procedencia de esos alimentos importados. Y pidió a la población que tome todos los recaudos antes de comprar o utilizar esos productos congelados.


El mercado de Xinfadi en Beijing tuvo un brote de casos. El virus estuvo en una tabla de cortar salmón.



Esos controles comenzaron a intensificarse en el mes de junio cuando en el mercado Xinfadi, el más grande de Beijing encontraron el virus en una tabla utilizada para cortar salmón importado. En todos los supermercados de esa ciudad debieron retirar todo salmón que tenían disponible. Para intentar calmar los ánimos y temores (teniendo en cuenta que los registros señalan que la aparición del COVID 19 se habría dado a fin del año pasado en un mercado de Wuhan), desde el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades señalaron. «No podemos concluir que el salmón sea la fuente de infección solo porque se detectó un nuevo Coronavirus en la tabla de cortar de un vendedor». Y apuntaron que la contaminación pudo provenir del dueño del local o de alguno de sus clientes. En pocos días los casos de COVID 19 superaron el centenar y obligó a las autoridades locales a rastrear a 200.000 personas y a aislar barrios enteros.


Pero la cosa no quedó allí. En julio apareció un nuevo brote. Fue en la ciudad de Dalian, en la provincia de Liaoning, en el norte de China. En este caso el foco se dio en una empresa de productos del mar, donde se trabajaba tanto con material alimentario nacional como importado.


SI bien estas luces de alerta en los alimentos generaron un enorme temor y repercusión en China, los especialistas señalaron que esos casos de contaminación en los congelados es casi seguro que se haya dado en el embalaje de los mismos y no que estuvieran en el alimento en sí. También señalaron que no necesariamente la presencia detectada del virus sea infecciosa y que pudieron ser restos de un virus ya inactivo. La pregunta es si el virus puede sobrevivir tanto tiempo, teniendo en cuenta el tiempo que lleva un embarque para llegar desde Sudamérica a China. Y el hecho de estar a temperaturas bajo cero puede ser una respuesta a eso.


La OMS la CDC lo relativizan


Este temor que genera la posibilidad que algo que está al alcance de gran parte de la sociedades pueda ser un vehículo del virus fue desmentida por las autoridades sanitarias. Desde la OMS hasta el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. Por lo menos, lo relativizan: "es muy poco probable que las personas puedan contraer COVID 19 a partir de alimentos o envases de alimentos», dijeron desde la Organización Mundial de la Salud. "Es muy bajo el riesgo de infección por el virus de los productos alimenticios, los envases de alimentos o las bolsas", señalaron desde el CDC. E insistieron que hasta el momento todos los científicos señalan que el virus se transmite especialmente entre personas a través de las gotas que emergen cuando una persona habla, tose o estornuda o bien cuando se toca alguna superficie que esté contaminada por el virus justamente porque allí cayó alguna de esas gotas y la persona sin querer toca ese objeto y se lleva la mano a la boca, nariz o a los ojos.



Mike Ryan de la OMS aseguró desmintió que el COVID 19 se pueda transmitir por los alimentos.

Para despejar esos fantasmas en cuanto a los comestibles la OMS fue categórica: «Hasta la fecha, no hay evidencia de que los virus que causan enfermedades respiratorias se transmitan a través de los alimentos o el empaque de los alimentos. Los Coronavirus no se pueden multiplicar en los alimentos; necesitan un huésped animal o humano para multiplicarse», dice la OMS.

El 13 de agosto, al conocerse la información del cargamento de alistas de pollo llevado desde Brasil a China, el jefe del programa de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Mike Ryan, señaló que no hay evidencia de que la "cadena de alimentos" ayude a la propagación del Coronavirus. "Nuestra comida, desde la perspectiva de COVID 19, es segura", subrayó Ryan. Y solicitó no agregar nuevas preocupaciones a la gente: "ya está lo suficientemente asustada y lo suficientemente temerosa con la Pandemia".


También habló, María Van Kerkhove, jefa de la Unidad de Enfermedades Emergentes de la OMS. "No tenemos ejemplos de que el Coronavirus se haya transmitido nunca por la comida y, en cualquier caso, el virus se puede matar al cocinarlo". Y, específicamente habló de los cargamentos de alimentos congelados que llegaron a China. Sostuvo que el gobierno de Xi Jimping viene examinado unos cientos de miles de envolturas y sólo "encontró menos de 10 casos positivos".


De esa manera intentaron despejar todos los temores que aparecieron con esta novedad. Una novedad que recorrió el Mundo en cuestión de horas. Y que despertó uno de los fantasmas más aterrorizadores en torno al COVID 19. Que el virus que jaquea al Planeta pueda esconder su amenazante existencia en los comestibles es, sin duda, algo que asusta. Algo que, pese a las desmentidas más científicamente demostradas, alimenta un inconsciente colectivo que ya descree de lo razonable y se aferra a lo inverosímil.





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