A dos meses del inicio del histórico paro de los actores y guionistas, los trabajadores del sector comienzan a sentir las consecuencias. Y deben buscar insólitas maneras de sobrevivir.
Por Tomás Michi
Hay un lado A y hay un lado B. Cómo si fuera un longplay. El lado A es el más conocido y difundido: en este caso las caras de megaestrellas del séptimo arte formando parte de una huelga histórica, en conjunto con los escritores y guionistas, unidos en un épico -y justo- reclamo colectivo. El lado B, el que se aleja de ese glamour que rodea a los famosos, está dado por las consecuencias que genera la intransigencia de los empleadores que se niegan a ceder y cómo ese paro obliga a los trabajadores del sector a intentar sobrevivir como sea, con changas, préstamos y rebusques de todo tipo.
A más de dos meses de su inicio, los trabajadores de Hollywood continúan en huelga. Es una crisis del universo cinematográfico de Estados Unidos que no ocurría desde hace seis décadas. Este complicado contexto que atraviesa el símbolo más importante del entretenimiento de todo el Mundo comenzó en julio, cuando los líderes de un sindicato de actores se unieron a los guionistas en una huelga conjunta, lo que llevó al cierre de la producción. Ahora, los trabajadores en huelga y otros que no lo están en forma directa pero que se ven afectados por el parate general de la industria, sufren las consecuencias y deben buscar de donde sea la manera de ganar dinero para subsistir. Sobre todo aquellos que no tienen fortunas incalculables, o contratos millonarios en cada película, sino que viven en el día a día.
Mientras hacen "changas" para subsistir, hay otra realidad que apremia: la falta de recursos de los fondos de industria, dedicados a ofrecer ayuda económica, debido a la fuerte demanda que enfrentan. "En el último mes, nuestros consejeros han informado de un aumento de solicitantes que enfrentan avisos de desalojo, cortes de servicios públicos y ejecuciones hipotecarias. Y sabemos que incluso un final rápido de las huelgas actuales no pondrá fin a las dificultades financieras de la gente durante bastante tiempo", informó el viernes pasado el director ejecutivo de la región occidental del Entertainment Community Fund, Keith McNutt.
En ese sentido, es importante remarcar que desde el comienzo de la medida de fuerza hasta el 1 de septiembre, el fondo otorgó alrededor de 6,5 millones de dólares a unos 3.100 trabajadores del cine y la televisión y repartieron entre 400.000 y 700.000 dólares por semana durante las huelgas. El aumento es muy significativo considerando que durante la primera mitad del año, habían entregado, en promedio, 75.000 dólares semanales. Incluso, plataformas como Cameo, donde las celebridades graban mensajes de video personalizados para sus fanáticos, registró un incremento del 156% del 15 de julio al 1 de septiembre con respecto al mismo período del año anterior. Según la compañía, desde que comenzó la huelga de escritores, 3.124 personas se unieron o reactivaron sus cuentas.
La situación es particularmente preocupante para los miembros del Writers Guild of America, que ya acumulan casi cinco meses de paro, pero también lo es para los actores. Uno de los principales ejes de los reclamos es la utilización de inteligencia artificial. Los actores temen perder el control de sus imágenes si se implementa esa herramienta que cada vez se hace más fuerte; y los intérpretes desconocidos se encuentran inquietos porque podrían ser reemplazados por completo. Por su lado, a los escritores no les gusta la idea de tener que compartir el crédito o perderlo ante la tecnología. Pero también, cuestiones vinculadas al cobro de mejores salarios, beneficios y protecciones laborales más tradicionales son puntos claves.
Mantenimiento, bolas de nieve, textos religiosos...
Alguien que puede retratar perfectamente esta realidad es el Ryan Meyer, que dialogó con AP y contó cómo se la rebusca para ganar dinero. Antes de las huelgas, trabajaba 40 horas semanales o más como jefe o director de fotografía; y a la vez, es dueño de una empresa que habitualmente registra ingresos por más de un millón de dólares al año. No obstante, debido a las disputas contractuales que han llevado a meses de piquetes por parte de escritores y actores, hoy no sucede. "Nos hemos convertido en personal de mantenimiento", se lamentó Meyer. "Mi vecino necesitaba ayuda con su jacuzzi, así que se lo pusimos en marcha. Alguien más compró un remolque con una sierra y está cortando leña para la gente", contó.
Otro caso es el del redactor de "Jimmy Kimmel Live!", Jesse McLaren. Radicado en Los Ángeles, se destacó también por escribir para los premios Oscar y Emmy. Durante la pandemia, decidió comprar una impresora 3D para hacer bolas de nieve personalizadas con las casas de sus seres queridos, a modo de hobby. Hoy, "se han convertido en mi medio de vida de tiempo completo", expresó. McLaren vendió hasta el momento alrededor de 40 globos de nieve personalizados desde que los escritores se declararon en huelga, a 299 dólares cada uno, a través de su tienda de Etsy. "He hecho el equivalente a un pago hipotecario completo en lo que va del mes", remarcó.
Por su lado, la actriz Autumn Monroe contó que una hermana de la hermandad Alpha Kappa Alpha "llamó y pude conseguir algunas consultas y escribir. Es para su investigación como parte de una beca. Tengo un doctorado. Ella me está pagando, gracias a Dios". Monroe trabaja desde hace 13 años en el ambiente cinematográfico y terminó una próxima película protagonizada por Vince Vaughn.
Una de sus colegas, Bethany Layla Johnson se comprometió con fotógrafos a ayudarlos a vender imágenes a agencias fotográficas, cobrando una tarifa del 8%. "Estoy pensando en contratar a mi notario. La ciudad de Nueva York es una ciudad inmobiliaria. Sería fantástico si pudiera convertirme en el notario de referencia para los corredores de bienes raíces", dijo.
Como estos, hay muchos casos más de empleados que buscan subsistir a través de trabajos secundarios. La huelga, que ya supera los cinco meses (si se tiene en cuenta aquellos iniciales pasos de los escritores), trae consigo consecuencias como la demora, e incluso, la paralización de proyectos, lo que se ve reflejado en los salarios de los trabajadores. Y pese a las declaraciones de los representantes de los estudios de Hollywood, aún no se llegó a un acuerdo; y pareciera que todavía está lejos. Mientras el lado B de esa huelga es hoy por hoy el más real. El que los apremia y condiciona. El del día a día. El de la realidad que se antepone a la ficción. Aún allí, en el imperio del séptimo arte. Ese lado b de una huelga que hoy se traduce en changas, préstamos y todo tipo de rebusques.
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