Un trabajador palestino escapó de la guerra en la Franja de Gaza y se instaló en Cisjordania. Fue el único muerto que dejó el ataque de Irán contra Israel. Lo aplastó la cola de un misil.
Por Gabriel Michi
La tragedia lo persiguió hasta su muerte. Para muchos, pareciera que el destino estaba escrito. Pero lo cierto es que a Sameh al-Asl, un trabajador palestino de 37 años ese sino lo encerró en una calle de la aldea de Nu'eima, en Jericó, Cisjordania cuando los retazos de uno de los 180 misiles lanzados por Irán contra Israel cayó sobre él y lo aplastó. Sameh estaba en una calle en la noche del 1 de octubre cuando la cola de uno se esos misiles balísticos que fueron interceptados en el aire cayó sobre él y lo mató, convirtiéndolo paradójicamente en la única víctima fatal del peor bombardeo iraní contra su enemigo Israel. Esa embestida fue en respuesta a los ataques de Israel sobre el Líbano cuya escalada se aceleró en las últimas dos semanas hasta con incursiones terrestres israelíes sobre ese territorio para atacar las posiciones de Hezbollah. Sin embargo, en la contraofensiva de Irán, sólo hubo dos israelíes heridos y un solo muerto: Sameh al-Asl, ese trabajador palestino originario de Jabalia que, encima de todo, había escapado de la violencia en Franja de Gaza para tener un porvenir más pacífico y que, lamentablemente, fue alcanzado por los pedazos de ese gigantesco cohete estando en Cisjordania.
La mayor parte de los 180 misiles balísticos -que viajan a una velocidad supersónica- que partieron de Irán fueron derribados por el denominado "Escudo de Hierro" y el "Sistema Flecha" que tiene Israel para frenar los ataques de este tipo, pero algunos fueron neutralizados por EE.UU, y sus aliados antes de que lleguen al cielo israelí. No se sabe si el misil iraní que mató a Sameh al-Asl fue abatido por artillería de defensa de Israel o de otro país. "Un trabajador palestino murió en Jericó cuando fragmentos de un cohete cayeron del cielo y lo alcanzaron", declaró el gobernador de Jericó, Hussein Hamayel. Otros cuatro palestinos resultaron heridos por la metralla del mismo misil. “Lo hemos dicho una vez y lo diremos otra vez: el régimen iraní es peligroso, destructivo y una de las mayores amenazas a la estabilidad regional y mundial”, dijo Israel en una publicación en las redes sociales. Mientras las sirenas sonaban en todo territorio israelí y millones de personas iban a los refugios, a este ciudadano palestino la inexplicable muerte lo encontró en medio de la calle.
A pesar de que gran parte de esos 180 misiles balísticos que en tan solo entro 12 y 15 minutos pueden recorrer los casi 2000 kilómetros que separan a Irán e Israel pudieron ser interceptados, algunos lograron impactar en tierra, incluso en algunas bases militares. Sin embargo las autoridades israelíes aseguraron que no provocaron mayores daños. Y prometieron una feroz respuesta a estos ataques. En principio, al otro día -el 2 de octubre- Israel reforzó sus incursiones sobre el Líbano y tuvo enfrentamientos cuerpo a cuerpo con miembros del Hezbollah, que incluso llegaron a abatir a 8 soldados israelíes.
Y ese es otro dato: mientras que las FDI aseguran que ya han logrado destruir el 50% del material bélico con el que cuenta el grupo terrorista apoyado por Irán y haberle asestado un golpe letal con el asesinato de su máximo líder Hasán Nasrallah además de otros integrantes de la conducción, tanto desde Hezbollah como desde Irán aseguran tener muchos más armamentos para dar batalla y causar daño a su enemigo. Y, en el medio, todo es destrucción y muerte. Como la de al-Asl, un hombre inocente que escapó de un cuadro de violencia con más de 40.000 muertos en la Franja de Gaza -por los ataques israelíes tras la masacre del Hamás del 7 de octubre que dejó 1.200 asesinados- para toparse con ese sino inexplicable e imprevisible. Así fue el destino trágico de Sameh.
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