Un fuerte terremoto, seguido de un tsumani, provocó una tragedia en la isla. Horas después, en el aeropuerto, un avión comercial chocó contra otro que iba a ayudar a víctimas del sismo.
Por Gabriel Michi
Una sucesión de hechos desafortunados sacudió a Japón en las primeras horas de 2024. Primero fueron una seguidilla de sismos, con uno particularmente fuerte (de 7,6 grados), a lo que siguió un enorme tsunami. La destrucción fue terrible, como también el saldo en víctimas: al menos 48 personas habían muerto en las primeras horas pero es de suponer que el número será mucho mayor. Encima, después de semejante escenario un avión comercial, con 379 personas a bordo chocó en el aeropuerto de Tokio contra una aeronave militar que estaba trabajando en las tareas de rescate de las víctimas del terremoto: 5 de los 6 tripulantes de este último artefacto murieron en el acto, mientras que los pasajeros y el personal del vuelo de Japan Airlines, sobrevivió incluso en medio de un incendio descomunal.
El terremoto golpeó a la región central del país y enseguida se activaron las alertas de tsunami que obligaron a miles de personas a dejar sus hogares e irse a zonas más elevadas y albergues más lejanos de la costa. Finalmente olas de casi 2 metros de altura golpearon la zona. Es de suponer que a medida que avancen las tareas de rescate, aparezcan más víctimas fatales y heridos que pudieron quedar bajo los escombros de los edificios derrumbados. El sismo principal ocurrió a las 16:10 hora del lunes 1 de enero. Uno de los lugares más afectados fue la ciudad de Suzu, en la prefectura de Ishikawa, donde se derrumbaron varias casas y se abrieron impresionantes grietas en el suelo, incluso en la principal autopista entre las ciudades de Toyama y Kanazawa, que encima habían quedado destrozados por deslaves. Algo similar ocurrió en Uchinada, en Ishikawa y en el santuario de Onohiyoshi, en Kanazawa.
Minutos después del gran terremoto se dispararon las alertas de tsunami y en la pantalla de la televisión pública se pudo ver un gráfico en letras grandes de “EVACUAR”, exhortando a los residentes de huir a zonas más elevadas a pesar del tiempo invernal. Si bien las olas gigantes finalmente golpearon las costas, fueron de menor intensidad de lo que se esperaba.
Esta fue la primera advertencia de este tipo en Japón desde 2011, cuando un poderoso terremoto arrasó el noreste y desató olas de hasta 40 metros de altura, por eso el pánico se hizo sentir muy fuerte. El recuerdo de aquel sismo está muy presente en todos los japoneses porque alcanzó los 9 grados, mató a más de 18.000 personas, hizo desaparecer a pueblos enteros y provocó el colapso de la planta nuclear de Fukushima, en la costa este de la isla, cuyos devastadores efectos ambientales todavía se sienten.
Como si semejante tragedia y horror del primer día del 2024 por el terremoto y el tsunami se sumo otro episodio dramático. En la tarde del martes un avión de Japan Airlines chocó en su aterrizaje contra una aeronave militar de la Guardia Costera que participaba de las tareas de ayuda a las víctimas del sismo. Por el siniestro, cinco de los seis tripulantes del avión militar murieron y el sexto se encuentra en gravísimo estado. En tanto, milagrosamente las 379 personas que iban en el vuelo de Japan Airlines (367 pasajeros y 12 tripulantes) sobrevivieron aunque hubo 17 con heridas.
El impacto ocurrió a las 17.47 del martes 2 de enero cuando el avión comercial JAL 5016, un Airbus A50-900 procedente del aeropuerto de Shin-Chitose, cerca de Sapporo, en el norte de Japón, colisionó contra el de los guardacostas japonés y se produjera una impresionante explosión que convirtió el escenario en un verdadero infierno. Se investiga si la aeronave militar estaba mal ubicada en la pista, antes de partir a su misión humanitaria llevando artículos de primera necesidad a Niigata para su reparto en las zonas afectadas por el terremoto. Pero eso no ocurrió. El avión terminó envuelto en llamas en esta sucesión de hechos desafortunados que sacudió a Japón en las primeras horas del 2024.
Commentaires