El Colegio electoral de los Estados Unidos le dio la estocada final al magnate al ratificar por 306 votos contra 232 a Joe Biden como nuevo Presidente. Sin embargo, Donald resiste.
Por Gabriel Michi
Encerrado. Sin opciones. En una soledad cada vez más absoluta. Y acumulando derrota tras derrota. En las urnas y en los frentes judiciales. El Presidente de los Estados Unidos está rodeado por una realidad que se niega a reconocer. Donald Trump sabe que sus caminos a la reelección se acabaron. En realidad sabe que se extinguieron el mismo día de la elección donde su competidor, Joe Biden, le ganó por cómoda diferencia de casi 7 millones de votos populares y se quedó con 306 electores contra sólo 232 del republicano. Y eso quedó ratificado en forma definitiva en la votación del Colegio Electoral. Sin embargo, Trump insiste en un supuesto fraude que, según todos los fallos judiciales, no existió.
Pero, aún así sigue dando pelea. Por lo menos desde la intespestividad de su Twitter. Porque en el ámbito judicial sólo acumuló fracaso tras fracaso. Trump se opone a asumir la derrota, a casi un mes y medio de ese fatídico (para él) 3 de noviembre. Esa última derrota que lo alejará de la Casa Blanca. Nadie sabe si será para siempre. Él se contenta, ahora, con sembrar dudas y, en todo caso, regresar triunfante en 2024.
La votación del Colegio Electoral no hizo otra cosa que ratificar lo que siempre se supo: que a Biden le sobraron 32 electores para resultar electo (necesitaba 270) y que la victoria del demócrata en Georgia, Filadelfia, Michigan, Wisconsin y Arizona, estados "swings" o pendulares que mantuvieron la tensión hasta el final, dejó sin ninguna chance al actual inquilino de la Casa Blanca.
El fallo de la Corte Suprema de Justicia denegando una presentación del Estado de Texas en favor de Trump fue un golpe letal. Y se sumó a los rechazos -más de 40- de distintas instancias judiciales contra los caprichos del Primer Mandatario en ejercicio. Estaba claro que en lo que es el día a día de la gestión de un país -aún el más poderoso del Mundo- la cosa ya estaba definida antes. De hecho, la Administración de Servicios Generales (el órgano encargado de la gestión pública) ya se había puesto en campaña hace un mes con el proceso de transición con los representantes del gobierno entrante encabezado por Joe Biden. Fue un reconocimiento implícito de la derrota por parte de la Administración Trump.
Ahora a Trump sólo le queda con ilusionarse con intentar volver dentro de cuatro años. Y todos se preguntan si lo logrará. Antes de eso, el próximo 20 de enero debería entregar el poder a Biden. Y todos también se preguntan si lo hará. Porque con Donald nunca se sabe. Lo anormal se volvió norma. Y se corrieron todos los límites.
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