Un grupo de chicos, de 11 a 24 años, presentó una histórica demanda contra todos los Estados europeos por no cumplir con los compromisos contra el cambio climático. Qué dicen.
Por Gabriel Michi
Una nueva lucha al estilo David vs Goliat se ha desatado. Una batalla desigual sin precedentes en la Historia. Los actores: 6 jóvenes portugueses, de entre 11 y 24 años, que demandan a 32 países. El motivo: sus responsabilidades en el cambio climático. Su objetivo: lograr que esos Estados se comprometan mucho más y en menor tiempo en la lucha contra ese flagelo. El escenario: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Los demandados: los 27 miembros de la UE, el Reino Unido, Suiza, Noruega, Rusia y Turquía. Es decir, toda Europa. El pasado miércoles seis jóvenes de Portugal se presentaron ante dicho tribunal para presentar una demanda histórica, en la que alegan que los países están incumpliendo sus obligaciones en materia de Derechos Humanos al no hacer lo suficiente para protegerlos del cambio climático.
En el caso de que la Justicia internacional les dé la razón, esas naciones podrían ser legalmente obligados a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. ONGs de todo el Mundo apoyaron la iniciativa de estos chicos, entre ellas, Amnistía Internacional que fue una de las que firmó el escrito presentado al tribunal, argumentando que los gobiernos tienen la obligación de proteger los Derechos Humanos internacionalmente a través de sus políticas climáticas. Mandi Mudarikwa, directora de Litigio Estratégico de Amnistía Internacional, explicó: “Como en tantos otros lugares, la gente joven está marcando el camino y demostrando que hay vías legales para conseguir justicia climática. Aunque esta causa es muy importante, sólo es una de varias que están en marcha para garantizar la protección del derecho de todas las personas a un medioambiente limpio, saludable y sostenible”.
Entre los argumentos que los demandantes utilizaron para la presentación judicial sostienen que ellos mismos ya están padeciendo los efectos del cambio climático en su salud.Un ejemplo: las olas de calor extremo, cada vez más frecuentes, limitan su capacidad de concentrarse, dormir bien, pasar tiempo al aire libre y hacer ejercicio. Esas dificultades también se expresan en problemas de salud como el asma, agravados por la mala calidad del aire debida al calor extremo, los incendios forestales y las emisiones generadas por la quema de combustibles fósiles.
“Esta generación, y sus hijos e hijas, sufrirán las peores consecuencias de la catástrofe climática en ciernes. Es imprescindible que los Estados actúen ya para detener esta catástrofe creciente y cumplir con su obligación de mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales. Para ello es preciso el abandono progresivo de los combustibles fósiles”, señalan.
La demanda contra los 32 Estados fue presentada por 6 jóvenes que se movilizaron tras los feroces y letales incendios forestales que atacaron a Portugal en 2017. Ellos son: Cláudia Agostinho (24 años), Martim Agostinho (20), Mariana Agostinho (11), Sofia Oliveira (18), André Oliveira (15) y Catarina Mota (23). Cada uno de ellos arrastra una historia personal y familiar que fue o es atravesada por los efectos devastadores del cambio climático.
Por ejemplo, Cláudia Agostinho vive en Leiría, a unos 120 kilómetros al norte de Lisboa, junto a sus dos hermanos Martim y Mariana (que también forman parte de la demanda). Cláudia es enfermera en un hospital local y ha visto de manera directa cómo la escalada de las olas de calor extremo para la salud humana. Por su parte, Martim -que estudia en una escuela de ciencia y tecnología de Leiría- debió soportar el cierre de esa institución por aquellos incendios de 2017 y vio con horror cómo la vivienda familiar quedó rodeada por las llamas. En tanto, Mariana Agostinho, la más joven del grupo de demandantes, ama los animales y dedica todo el tiempo que puede a trabajar en la finca de sus abuelos. Sus propias vivencias recientes sumadas a las potenciales proyecciones de lo que será su vida futura (con temperaturas que podría superar en 3°C los niveles de la época preindustrial) los llevaron a ser parte de esta demanda.
En tanto, Catarina Mota, que también vive en Leiría y afirma que, con el cambio climático, la vida ha cambiado la vida colectiva y la suya propia en ese lugar. Traduciéndose, por ejemplo, en la limitación de la posibilidad de hacer ejercicio al aire libre y/o de dormir bien. Por su parte, Sofia Oliveira, quien vive con su hermano André, su padre y su madre en Lisboa, cree que la presión colectiva y la concientización social es el camino para que las cosas cambien frente a un escenario que se vuelve catastrófico; ella quiere estudiar “química sostenible” con la idea de mantener los combustibles fósiles en el sitio que les corresponde: el suelo y desistir de esa explotación contaminante. Y André, su hermano, que también es parte de la demanda, asegura ver con preocupación cómo cada vez con mayor frecuencias las consecuencias letales del cambio climático se representan en sus vidas y también pretende que la gente tome conciencia ante semejante escenario.
En el expediente "Duarte Agostinho and Others vs. Portugal and 31 Other States", tal como está caratulado, el tribunal europeo debe examinar el argumento de las personas demandantes de que se están violando sus derechos en virtud de los siguientes artículos del Convenio Europeo de Derechos Humanos:
Derecho a la vida (artículo 2)
Derecho a no sufrir tortura ni otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes (artículo 3)
Derecho a la vida privada y familiar (artículo 8)
Derecho a no sufrir discriminación por motivos de edad (artículo 14 interpretado conjuntamente con el artículo 2 y/o el artículo 8)
¿En cuánto tiempo se podrá resolver? Nadie lo sabe. Pero los jóvenes y sus representantes legales, así como las ONGs que los acompañan, están convencidos que podría ser en pocos meses. Y si así fuese y si la Justicia les diera la razón, se producirá algo increíble porque las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos son vinculantes para los Estados implicados. Es decir, que un fallo de este tribunal podría influir en otras causas ante tribunales nacionales en Europa y reforzar futuras demandas climáticas presentadas en el ámbito nacional de cada país implicado.
La Red Global de Acción Legal (Global Legal Action Network, GLAN) apoya la demanda y ha puesto en marcha una iniciativa de financiación colectiva internacional (international crowfund) para respaldar su iniciativa. Recientemente se materializaron otras dos causas climáticas ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que están pendientes de resolución. Una fue presentada por la Asociación de Mujeres Mayores para la Protección del Clima (Verein KlimaSeniorinnen Schweiz) y cuatro de sus miembros a título individual contra Suiza, y la otra por Damien Carême, parlamentario francés por el partido de los Verdes, y en ella alegaban que las políticas climáticas de Suiza y Francia no protegen sus Derechos Humanos. Ahora son estos seis jóvenes portugueses los que tomaron la iniciativa. Y pueden marcar un camino para todos. En una de las más duras luchas de David contra Goliat. Heroica y difícil. Pero no imposible.
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