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¡Rompan todo!: La Justicia española ordena demoler un mega barrio de lujo en una isla

Se trata del complejo ubicado en Valdecañas, en el oeste de Extremadura. El fallo del Tribunal Supremo insta a tirarlo abajo por haberse construido en una zona ambientalmente protegida. Además de las casas, se eliminará un hotel y otros edificios. El suntuoso lugar se convirtió en un destino de inversores poderosos y el jet set. Debate por las indemnizaciones.


Por Gabriel Michi



"¡¡¡Rompan todo!!!" fue el título de una gran serie documental sobre la historia del rock argentino. Bueno, ese grito en forma de orden fue hoy decretado, ni más ni menos, que por el Tribunal Supremo de España. Yse tradujo en la imposición de demoler toda una

macrourbanización de lujo en la Isla de Valdecañas (Cáceres, Extremadura). Después de varias idas y vueltas judiciales, este tribunal superior atendió la demanda presentada por grupos ecologistas porque esa gigantesca y onerosa construcción fue levantada en un espacio que pertenece a un área protegida y de conservación de la biodiversidad. Y ahora en esa isla de 135 hectáreas donde se asientan 185 villas de lujo, un hotel cuatro estrellas, un golf de 18 hoyos, enormes piscinas y playas artificiales, 76 amarras para yates en un suntuoso club náutico y hasta pistas deportivas, verán llegar las topadoras y reducir todo eso a escombros. En el medio apareció el debate y la polémica por las indemnizaciones que debe afrontar el Estado hacia los particulares porque, según los ecologistas, ellos sabían del conflicto antes de comprar sus propiedades.


Este suntuoso proyecto -ubicado a 2 kilómetros de El Gordo, Cáceres- había sido denunciado por Adenex y Ecologistas en Acción hace años. Más precisamente en 2007, cuando se puso en marcha. Los ambientalistas señalaron que se iba a erguir en terrenos de la Red Natura 2000 (protegida por la Unión Europea). Aún así, se convirtió en un lugar elegido por parte del jet-set español para una escapada con todos los lujos, a una hora de auto desde Madrid, en lo que muchos denominaron la "Marbella extremeña".


El proyecto contó con inversionistas muy poderosos como, por ejemplo, Beltrán Gómez-Acebo, primo del rey Felipe VI, Jaime López-Ibor, sobrino del empresario Alberto Alcocer, José María Aznar Jr., hijo del expresidente del Gobierno y el cantante Carlos Baute, entre otros. Y se constituyó como un lugar predilecto para directivos de grandes empresas y el mundo de la banca nacional e internacional.




En su momento, las autoridades de Extremadura habían dado el visto bueno al proyecto de construcción de lujo en la Isla de Valdecañas. De hecho, el gobierno local lo declaró de "Interés regional". Pero en 2019 el Tribunal Constitucional juzgó como ilegal el artículo que se incluyó en la Ley del Suelo y que permitió a la Junta de Extremadura homologar la iniciativa. Pero no fue el único aspecto jurídico que intervino en este camino que hoy termina en la orden de demolición total.


En un verdadero laberinto judicial, donde hubo múltiples instancias y decisiones contradictorias, sí existió un unánime consenso jurídico de los magistrados en que el lugar era un área protegida, por lo que su construcción no era legal. En 2011, el Tribunal Superior de Extremadura había determinado “taxativamente” que el entorno tenía que ser restaurado y volver a su estado original. Sin embargo, en julio de 2020, en el auto de ejecución del fallo el mismo Tribunal dio un paso atrás y sostuvo que las construcciones no debían ser derribadas por el alto costo que eso significaría para la Junta de Extremadura: 34 millones de euros para la demolición y otros 110 millones de euros para indemnizar a los propietarios. Un total de casi 145 millones de euros. En ese contexto, sólo exigió que se tire abajo la estructura de hormigón de otro nuevo hotel que se estaba levantando en la isla (volviendo a la simbología del rock argentino, sería un "Demoliendo hoteles" de Charly García) y aquellas propiedades que figuraban inconclusas. Y permitió que se mantengan en pie las viviendas, el hotel cuatro estrellas, el golf, el club náutico y otras edificaciones ya terminadas.



Ese fallo fue apelado por los ecologistas, que señalaron -en un recurso de Casación a nivel nacional- que no se podía priorizar lo económico por sobre lo ambiental. Ahora, la Sala Tercera del Tribunal Supremo de España les dio la razón y se deberá demoler todo lo construido. “El Supremo anula este extremo (el no derribo de lo construido) y acuerda que deberán ser demolidas como el resto de las obras e instalaciones cuya demolición determinaba el propio auto de ejecución”, indicó el Consejo General del Poder Judicial en un comunicado. “El contenido íntegro de la sentencia se conocerá en los próximos días”, añadió la nota de prensa.


El abogado y coordinador de Ecologistas en Acción Extremadura, Ángel García Calle, señaló que la demolición total ordenada por el Tribunal Supremo español es “coherente” con las sentencias anteriores. “Al final todo esto se podría haber evitado, si se hubiera parado antes, porque es una tristeza que estemos diciendo desde el minuto uno que es ilegal y que no se haga caso”, argumentó el letrado de los ambientalistas.


Si bien los ecologistas están totalmente a favor del fallo del Tribunal Supremo español, saben que eso los coloca en una situación incómoda frente a los propietarios de las viviendas de lujo que hoy deberán ser demolidas. Pero el abogado García Calle aclara: “Ellos sabían lo que compraban porque estaba denunciado desde 2007, incluso firmaban un documento en las propias escrituras de compraventa en el que exoneraban a la promotora si se daba la situación actual”



A los propietarios les queda un recurso en el camino: presentar un amparo ante el Tribunal Constitucional, pero los ambientalistas consideran que tiene poca chances "porque no se ha vulnerado ningún derecho fundamental”.


Sólo resta esperar cuándo esas edificaciones lujosas se convierten en escombros y la naturaleza vuelve a conquistar un espacio que estaba protegido. Y también ver si la Justicia le otorga alguna compensación a aquellos propietarios que eligieron ese lugar privilegiado aunque existían advertencias de su dudosa legalidad. Mientras tanto, un grito impensado parece haber escapado de aquella serie sobre el rock argentino y haberse corporizado en las gargantas de los jueces españoles:"¡¡¡Rompan todo!!!"



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