Europa descartará 55 millones de dosis a fin de mes porque se le vencen y no las aplicó. Mientras África, el continente con menos inoculación contra el COVID 19, apenas recibió 30 millones en 2022. ONGs plantean la urgencia en liberar las patentes. El increíble caso de Nigeria que tuvo que tirar un millón porque se las donaron cerca de la fecha de caducidad.
Por Gabriel Michi
Parece un hecho impúdico. Cuestionable por donde se lo mire. Y un signo de estos tiempos: la enorme desigualdad que no sólo evidenció sino que potenció la Pandemia se traduce también en un hecho muy gráfico. Y doloroso. La Unión Europea, una de las regiones más ricas del Mundo y donde ya el 72% de su población ha sido totalmente vacunada contra el COVID 19, planea tirar a la basura más de 55 millones de dosis a finales de febrero porque están próximas a vencerse y no las aplicó. En un momento donde África, el continente más pobre y con 1.200 millones de personas, logró vacunar en forma completa apenas al 12% de sus habitantes. Y que recibió en este 2022 apenas 30 millones de dosis donadas, frente a los cientos de millones que se habían comprometido.
Así lo denunció la Alianza People's Vaccine, de la que forma parte Oxfam Intermón junto a un centenar de otras Organizaciones de la Sociedad Civil. Frente a esta situación, este conglomerado de ONGs mantendrán una reunión con los líderes africanos y europeos en el marco de Cumbre Unión Africana-Unión Europea: Allí plantearán sus quejas por lo que consideran un "bloque europeo" a la posibilidad de que los fabricantes de medicamentos en África puedan producir sus propias vacunas contra el COVID 19, mientras esos países ricos acaparan millones de dosis que caducan este mes. El tema de la liberación de las patentes vuelve a aparecer en el horizonte. Aunque más no sea para atender la emergencia en el continente que más dificultades tiene a la hora de acceder a las tan anheladas vacunas.
Vale decir que la Unión Europea es la región que más vacunas lleva donadas hasta el momento: unos 338 millones de dosis (casi 80 millones a través del fondo COVAX) que ya fueron entregadas y restan otros 140 millones más que están comprometidas. Sin embargo, según People's Vaccine, la UE habría priorizado la venta de las vacunas que se producen dentro de su territorio "a países ricos" y a "precios desorbitados", mientras que el continente africano sólo recibió el 8% de todas las dosis que fabricaron allí. Y le apuntan particularmente a Alemania (pese a ser al segundo país individual, después de los Estados Unidos, que más donó) porque señalan que apenas el 1% de las exportaciones de Pfizer-BioNTech que salieron desde tierra germana tuvieron como destino África. Además agregan otra crítica: "Los Estados miembro de la UE, con Alemania a la cabeza, han sido los principales responsables de bloquear las propuestas presentadas por Sudáfrica e India, con el apoyo de la Unión Africana y más de 100 países, para una exención de la propiedad intelectual que permitiría la producción genérica de vacunas, pruebas y tratamientos para el COVID".
Hace tiempo que, frente a las dificultades en el acceso a las vacunas y al incumplimiento internacional de los compromisos solidarios asumidos en cuanto a donaciones, la Unión Africana viene pidiendo una exención en los "Derechos de Propiedad Intelectual", particularmente en aquellos relacionados con el comercio.
Según Oxfam Intermón, al menos 250.000 personas murieron en África por COVD 19 desde que comenzó el 2022: unas 7.000 por día. Ese número podría haber sido mucho menor si hubiesen contado con más vacunas. Y si esas dosis, que a fin de este mes terminarán en los basureros de la Unión Europea, hubiesen tenido un destino más lógico, equitativo y solidario.
Mientras que en el Mundo ya se han aplicado más 10.000 millones de vacunas, apenas 230 millones se dieron en África, frente a los 334 millones de la UE que tiene poco más de un tercio de su población. Es decir, mientras que África representa el 16% de los habitantes de todo el Mundo, recibió apenas el 2% de todas las vacunas aplicadas. Por su parte, la Unión Europea tiene el 6% de la población de todo el Planeta y aplicó el 3,2% de todas las dosis globales. Dicho de otra manera, mientras en África sólo fueron vacunados 1 de cada 5 ciudadanos, en la UE la proporción fue de 1 dosis cada 1,3 habitantes. El hecho de la localía en la fabricación de las vacunas y la exclusividad de sus licencias, sumado a las condiciones económicas, parecen haber ubicado al "Viejo Continente" en un lugar muy distinto a África.
Según Joab Okanda. asesor principal de promoción panafricana de Chistian Aid, hay palabras que parece que se las llevó el viento y quedaron en simples expresiones de buena voluntad: "La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, afirmó al principio de la Pandemia que la vacuna debería ser un bien público mundial. Por el contrario, se ha asegurado de que fuera una oportunidad para el beneficio privado, con miles de millones recaudados para las grandes farmacéuticas y la UE, mientras que, dos años después del inicio de esta Pandemia mortal, 9 de cada 10 personas en África aún no han recibido las dos primeras dosis. Es una vergüenza"
Y tanto esta organización como las que integran la coalición People's Vaccine argumentan que si bien la UE ha sostenido públicamente que apoya la creación de fábricas de vacunas en África, en los hechos eso sólo se daría "bajo el control monopólico de las empresas farmacéuticas europeas", sin darle autonomía a los países en el suministro de inoculantes. Así lo denuncia también el investigador de Oxfam Intermón, Ignacio Martínez: "Europa debe dejar de impedir que los productores africanos fabriquen sus propias vacunas contra el virus. Si realmente existiera una agenda común entre las Uniones (UA y UE), la Unión Europea dejaría de anteponer los intereses de las empresas farmacéuticas, que ya han cosechado miles de millones con la Pandemia, a las vidas de la población africana. Las vacunas se financiaron con fondos públicos y las fórmulas deberían compartirse con el Mundo para que todos los productores cualificados puedan fabricar estas vacunas vitales".
El caso Nigeria
En diciembre de 2021 en Nigeria, el país más habitado de África (206 millones de habitantes) y con apenas el 4,4% de sus ciudadanos con una dosis y el 2,6% con el esquema completo, ocurrió una postal desgarradora. Y que generó desazón. E Indignación. Las autoridades debieron destruir un millón de dosis de vacunas contra el COVID 19 de la empresa AstraZeneca. ¿El motivo? Cuando recibieron las donaciones provenientes de los países occidentales más ricos, los inyectables estaban muy cerca de la fecha de vencimiento.
La particular (y conmocionante) destrucción se produjo en un vertedero de la capital Abuja, donde una excavadora aplastó los inyectables de AstraZeneca empaquetados en cajas de cartón y plástico. Lo hicieron ante la mirada atónita de sanitarios, periodistas y funcionarios.
Las propias autoridades nigerianas después reconocerían que la misma desesperación por la falta de vacunas los llevó a aceptar el envío, conociendo la inminencia de su vencimiento. Y sabiendo de antemano los problemas logísticos que el país tiene para garantizar una rápida y efectiva distribución de las dosis y convencer a amplios sectores de la población que no esconden su desconfianza. El propio director ejecutivo de la Agencia Nacional de Desarrollo de Atención Primaria, Faisal Shuaib, aseguró "Hemos retirado con éxito 1.066.214 dosis de AstraZeneca caducadas. Hemos cumplido nuestra promesa de ser transparentes con los nigerianos. La destrucción de hoy es una oportunidad para que los nigerianos confíen en nuestro programa de vacunación".
Luego de la mala experiencia, el ministro de Salud, Osagie Ehanire, sostuvo que Nigeria no volverá a aceptar más vacunas con una fecha de caducidad corta. Pero saben que para poder controlar los contagios de COVID 19 y frenar la aparición de nuevas variantes necesitarían acelerar el programa de vacunación a, por lo menos, 100.000 inyecciones diarias y así alcanzar a la mitad de la población antes de que concluya el 2022, algo que está muy lejos de sus posibilidades reales.
El caso de que Nigeria, uno de los países con más necesidad de vacunas contra el Coronavirus, haya tenido que destruir un millón de dosis donadas porque les fueron entregadas -por los países ricos- muy cerca de la fecha de vencimiento, no es otra cosa que una nueva y descarnada postal de lo que está ocurriendo con la distribución inequitativa e injusta de este remedio vital. Una postal que desnuda mezquindades. Avaricias. Y un irracional accionar que demuestra que todavía hay muchos poderosos que no entendieron la lección más claras que dejó la Pandemia: Nadie se salva solo.
Qué propone la alianza People's Vaccine
La alianza People's Vaccine ("Vacunación de los pueblos"), que denunció la destrucción de 55 millones de vacunas prontas a vencerse por parte de la Unión Europea, es una red de más de 100 organizaciones y redes de trabajo, apoyada por varios Premios Nobel, expertos en salud, economistas, Jefes de Estado, líderes religiosos y activistas, que trabajan juntos porque éstas medicinas estén disponibles de forma gratuita para todas las personas, en todas partes del Mundo. En su página web señala: "La Alianza creció orgánicamente a partir de la carta abierta que pedía una Vacuna Popular, organizada en mayo de 2020. Trabajamos juntos para poner fin al Apartheid de las vacunas". Y en su declaración de principios y objetivos, detalla:
- "Acordar e implementar urgentemente una hoja de ruta global para lograr el objetivo de la OMS de vacunar completamente al 70% de las personas para mediados de 2022. La hoja de ruta debe basarse en un plan global integral de fabricación y distribución de las vacunas y todos los productos y tecnologías de la COVID-19, totalmente financiado con una participación justa de las naciones ricas y una asignación justa de las dosis. Debe garantizar un número suficiente de vacunas para vacunar completamente al 70 % de las personas en todos los países para mediados de 2022, lo que incluye ofrecer la vacuna al 100 % de los trabajadores de la salud en los países de ingresos medianos bajos (LMIC), así como priorizar a los más vulnerables y grupos de difícil acceso.
- "Maximizar la producción de vacunas seguras y eficaces y otros productos contra la COVID-19 suspendiendo las normas de propiedad intelectual pertinentes y garantizando la puesta en común obligatoria de todos los conocimientos, datos y tecnologías relacionados con la COVID-19 para que cualquier nación pueda producir o comprar dosis de vacunas suficientes y asequibles. , tratamientos y pruebas.
Dos acciones clave a tomar son: 1) Respaldar y apoyar el Fondo de Acceso a la Tecnología COVID-19 (C-TAP) de la Organización Mundial de la Salud y los centros regionales de ARNm, para facilitar el intercambio de tecnologías de vacunas, pruebas y tratamientos, conocimientos técnicos y propiedad intelectual, y utilizar todas las herramientas políticas y legales disponibles para obligar a las corporaciones farmacéuticas a contribuir con ellas. 2) Apoyar de inmediato la propuesta de India y Sudáfrica en la Organización Mundial del Comercio de renunciar temporalmente a las normas de propiedad intelectual pertinentes en virtud del Acuerdo de Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (ADPIC) para las vacunas COVID-19 y otras tecnologías".
- "Que se inviertan fondos públicos ahora con un aumento rápido y masivo en la fabricación de vacunas, así como en la capacidad de investigación y desarrollo (I + D) para construir una red distribuida global capaz y gobernada para entregar vacunas asequibles como bienes públicos globales para todas las naciones. Todos los países deben invertir en la creación de centros regionales de I+D y fabricación, dando prioridad a la nueva capacidad en los países en desarrollo. La Unión Africana, por ejemplo, se ha fijado el objetivo de fabricar el 60% de sus propias vacunas. Esta financiación debe basarse en un sistema de distribución equitativa de la carga. Esto debería incluir y aprovechar las nuevas innovaciones en la tecnología de vacunas impulsadas por la pandemia, como el ARNm, y garantizar la inversión pública a largo plazo necesaria para desarrollar y mantener el capital humano y la infraestructura de fabricación física necesarios para satisfacer las necesidades ahora y para pandemias futuras.
Debido a la clara falla del mercado por sí solo para garantizar suficientes vacunas, los gobiernos deben conservar la propiedad suficiente de estas nuevas instalaciones y trabajar en asociación con la OMS, para garantizar que su dirección estratégica y su producción sirvan primero al interés público".
- "Garantizar que las vacunas, los tratamientos y las pruebas para la COVID-19 se vendan a los gobiernos y las instituciones a un precio lo más cercano posible al costo real, se proporcionen de forma gratuita a todos, en todas partes y se asignen según las necesidades.
Las vacunas son bienes públicos mundiales y deben proporcionarse de forma gratuita a las personas. También deben venderse a todos los gobiernos e instituciones internacionales a un precio lo más cercano posible al 'costo real'". Los gobiernos deben utilizar todas las herramientas políticas y legales posibles para reducir el precio de las vacunas, las pruebas y los tratamientos para reflejar el 'costo real' y los niveles de financiación pública para maximizar la asequibilidad y asegurar el precio más bajo posible. No se debe tolerar que las empresas farmacéuticas se beneficien de la pandemia, y los gobiernos deben actuar con rapidez para aplicar medidas punitivas a cualquier empresa que se descubra que se está beneficiando".
- "Los planes de distribución de vacunas deben seguir el Marco de Asignación Equitativa de la OMS, dando prioridad a los trabajadores de primera línea, las personas en riesgo y los países con pocos recursos y la menor capacidad para salvar vidas. Los planes de asignación deben ser de dominio público y estar abiertos a consulta y escrutinio e incluir a todas las personas independientemente de su nacionalidad, residencia o identidad. Los grupos marginados deben ser parte de los programas nacionales de vacunación, incluidos los refugiados, los presos, las personas con discapacidad y las poblaciones indígenas.
Los países ricos deben aportar una proporción de las dosis obtenidas de acuerdos bilaterales a COVAX, de forma gratuita y de conformidad con los 'Principios para compartir las dosis de la vacuna COVID-19 con COVAX'".
- "Aumentar la inversión sostenible en los sistemas de salud pública. Los gobiernos deben aumentar urgentemente el apoyo financiero nacional y mundial para mejorar y expandir los sistemas de salud pública, especialmente la atención primaria de la salud, y para los millones de trabajadores de la salud adicionales que se necesitan para una implementación exitosa de la vacuna y para garantizar el derecho de todos a la atención médica. Los servicios de salud deben ser gratuitos en el punto de uso y todas las tarifas de usuario deben eliminarse.
Se necesita con urgencia una financiación sostenida de la atención de la salud para garantizar la seguridad mundial frente a las enfermedades emergentes y alcanzar el objetivo de la Cobertura Universal de Salud y lograr el derecho a la salud para todos. Debemos utilizar la experiencia de la pandemia para transformar los sistemas de salud en todo el mundo: los sistemas de salud resilientes, universales y equitativos son un bien público mundial necesario para responder a las emergencias, pero también para proteger y salvar vidas todos los días".
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