Rusia fue el primer país en aplicar la suya, la Sputnik V. Le siguió el Reino Unido con la de Pfizer. Y ahora Canadá abre la puerta de América. Hay avances en la de AstraZeneca pero aún falta camino por recorrer por algunas fallas. Moderna y las chinas, también en camino. Pero la lucha contra el COVID 19 no concluyó y persisten dudas. Todo lo que hay que saber.
Por Gabriel Michi
La carrera contra reloj aceleró los tiempos. Lo que normalmente demoraba 6, 8, 10 años o más debía resolverse en meses. Una Pandemia como nunca se había visto en la Modernidad obligaba a cambiar el libreto. Los países y sus compañías farmacéuticas se empecinaron en ser los pioneros en dar la noticia de que sus vacunas fueran las primeras en atravesar todas las etapas de pruebas y ser la vanguardia en empezar a aplicarlas en la población general. Y la semana previa a que eso ocurra, al inicio de diciembre de 2020, el gobierno del Reino Unido encabezado por Boris Johnson, adelantó que en los días subsiguientes comenzarían a aplicar la vacuna de Pfizer-BioNTech, tras su aprobación. Horas después, desde Rusia, el presidente Vladimir Putin, hizo lo propio y acortó el tiempo -anticipándose a la fecha británica- y anunció el inicio de la vacunación con la Sputnik V. Y así fue.
El sábado 5 de diciembre comenzó la aplicación en Moscú. Se eligieron los hospitales como los sitios para la inoculación. Por ejemplo, en la Policlínica número 68, en el centro de la capital rusa, las personas que figuraban como prioritarias (personal de salud, docentes y trabajadores sociales) comenzaron a llegar de a poco, ante la mirada ansiosa de medios de todo el Mundo frente a semejante novedad. "El proceso se completa en una hora; en primer lugar el paciente es visitado por un médico de familia, que le hace preguntas acerca de su historial, si padece enfermedades crónicas o contraindicaciones", explicó una portavoz de la campaña. Y señaló que "siguiendo los procedimientos habituales en todas las vacunas, incluyendo la de la gripe, el paciente descansa durante unos 30 minutos y tras ello, es interrogado de nuevo por el doctor para certificar que no ha sufrido ninguna reacción adversa". Así transcurrió el primer día de la primera aplicación de la primera vacuna que se puso a disposición masiva y en la que, según las autoridades moscovitas, habrían concurrido 5.000 interesados. Vale decir que en Rusia, como en otros lugares del Mundo, la vacunación es voluntaria y que el tratamiento implica dos dosis de la Sputnik V, separadas por 21 días entre la primera y la segunda. Según las autoridades rusas, esa vacuna tiene un grado de efectividad del 95% pero sus detractores occidentales acusan de no haber pasado por todas las instancias de pruebas o por lo menos haber ocultado cierta información en el proceso.
El martes 8 de diciembre fue el turno del Reino Unido, que se convirtió en el primer país de Occidente en comenzar con la utilización de una vacuna de manera masiva entra la población. Fue con la desarrollada por Pfizer-BioNtech. Y lo hizo habiendo estudiado muy bien el marketing pro-vacunación. Debutó en el brazo de Margaret Keenan, una jubilada de 90 años, en el Hospital Universitario de Coventry, quien dijo: "Me siento muy privilegiada de ser la primera persona vacunada contra COVID-19, es el mejor regalo de cumpleaños temprano que podría desear porque significa que finalmente puedo esperar pasar tiempo con mi familia y amigos en el nuevo año después de estar sola durante la mayor parte del 2020“. Esta ex empleada de una joyería, madre de dos hijos y abuela de cuatro nietos, que trabajó hasta hace apenas 4 años, se convirtió en un emblema de la concientización en materia de vacunación. En ese sentido, señaló: "No puedo agradecer lo suficiente a May (Parsons, la enfermera filipina que la vacunó) y al personal del NHS que me han cuidado tremendamente, y mi consejo para cualquiera que ofrezca la vacuna es que la tome; si puedo tenerla a los 90, usted también puede tenerla”
Como la vacuna rusa, la de Pfizer necesita de la colocación de dos dosis con una separación entre sí de tres semanas, pero tiene una particularidad que complica la logística: necesita de una refrigeración que garantice los 70 grados bajo cero. Sin embargo es muy auspiciosa porque ofrece una efectividad del 95%, según han revelado las pruebas que se hicieron durante estos meses. Como su producción surge de la alianza entre compañías norteamericanas y alemanas, el gobierno de Johnson había apostado más al desarrollo de la investigación que realizó la Universidad de Oxford junto a la empresa AstraZeneca, pero esa vacuna sufrió una serie de complicaciones que la demoraron.
Como parte también del ejercicio de marketing que Gran Bretaña encaró cuando anunció que sería el primer país de Occidente en aprobar y aplicar una vacuna contra el Coronavirus, el segundo paciente también sirvió a la estrategia. Para sorpresa de todos y deleite de las redes sociales se llamó William Shakespeare, un hombre de 81 años al que sus amigos llaman "Bill", quien sostuvo: "Lo único que puedo decir es que el personal en este hospital es maravilloso". Se refería justamente al Hospital de Coventry, donde también fue vacunado por la enfermera May Parsons. El cálculo inicial es que unos 5.000 británicos recibieron la vacuna el primer día. Allí también figuran -en la nómina prioritaria para ser vacunados- quienes trabajan en el área de salud, además de los mayores de 80 años. En los próximos días será el turno de la Reina Isabel, que tiene 94 años, y de su marido, el Príncipe Felipe, que transita los 99. La vacuna es optativa y se suministra gratuitamente.
El Primer Ministro Boris Johnson no se quiso perder la jugada y se acerco al Guys and St Thomas Hospital de Londres, donde meses atrás estuvo internado gravemente por Coronavirus, para presenciar el inicio de la vacunación como un hito histórico y, también, político. Aunque no lloró en cámara, como sí lo hizo su secretario de Salud Matt Hancock, el premier se mostró emocionado y entusiasmado a través de la red social Twitter: "Gracias a lNHS, a todos los científicos que trabajaron duro para desarrollar esta vacuna, a todos los voluntarios y a quienes han estado siguiendo las reglas para proteger a los demás. Derrotaremos al virus juntos".
El miércoles 9 de diciembre Canadá se convirtió en el primer país de América en aprobar una vacuna contra el COVID 19. Se trata nuevamente de la desarrollada por las empresas Pfizer-BioNtech. Y lo hizo tras comprobar que es "segura y efectiva". En un comunicado la cartera de Salud señaló: "Los canadienses pueden estar seguros de que el proceso de revisión fue riguroso y que contamos con sistemas de control efectivos".
Mientras se espera qué pasa con la fabricada por Moderna en EEUU -que estaría en la recta final-, la ya nombrada de AstraZeneca (que viene más demorada) y la de Johnson & Johnson, también hay ansiedad por saber qué pasará con las de origen chino que, al menos tres, estarían en la "fase 3" de pruebas masivas entre voluntarios. Y hay otros emprendimientos avanzados en Rusia, como también en Cuba, entre más de 160 iniciativas en el Mundo que se lanzaron a la caza de la vacuna contra el Coronavirus.
Así, la feroz carrera por las vacunas, donde se juega no sólo la salud sino también la geopolítica y un negocio multimillonario, empieza a bajar su bandera a cuadros. Con algunos adelantados pero con un resultado todavía incierto. A un año del inicio de una Pandemia que ya contagió a casi 70 millones de personas y mató a un millón y medio, el mundo científico también marcó un récord: el de conseguir un antídoto a semejante enemigo en cuestión de meses. O, al menos eso parece.
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