¿Extraterrestres?: aseguran que habría vida en otro planeta
- MundoNews
- 20 abr
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Científicos señalan que en un gigantesco exoplaneta llamado K2-18b se detectó un gas que significaría que hay grandes mares con chaces de tener vida. Está a 124 años luz de la Tierra.
Por Gabriel Michi

Es la pregunta que más intriga a la Humanidad. Y que ha despertado todo tipo de teorías, de las más creíbles a las más alocados. De hecho, es una de las principales inspiraciones de la ciencia ficción, ya sea en la literatura o en la industria audiovisual. La posibilidad de que exista vida fuera de la Tierra es algo que divide opiniones. La idea de que el ser humano no está solo en el Universo ha generado todo tipo de especulaciones. Pero ahora la ciencia parece haber encontrado una respuesta afirmativa. Lo que sería algo revolucionario. Lo que sí, esa vida está muy lejos, fuera del Sistema Solar. Un equipo de investigadores encontró lo que sería el indicio más sólido hasta la fecha de vida extraterrestre: estaría ubicada en un enorme exoplaneta denominado K2-18b, que orbita alrededor de una estrella situada a 120 años luz de la Tierra. Según los expertos se detectó abundancia de una molécula que en nuestro planeta solo tiene una fuente conocida: organismos vivos como las algas marinas. Esa es la clave del impactante descubrimiento. Un descubrimiento que incluso genera ilusiones de que se trate de un planeta habitable por el ser humano.
“Es un momento revolucionario. Es la primera vez que la Humanidad observa posibles biofirmas en un planeta habitable”, se entusiasmó Nikku Madhusudhan, astrónomo de la Universidad de Cambridge y autor del nuevo estudio, y agregó que quizás la explicación esté dada porque el K2-18b estaría cubierto por un océano cálido, rebosante de vida. Sin embargo matizó: “A nadie le beneficia afirmar prematuramente que hemos detectado vida”. Por su parte, la profesora Giovanna Tinetti, coautora del estudio, dijo: "K2-18b puede tener un nombre aburrido, pero es un planeta muy emocionante: es la primera 'supertierra' en la que podemos encontrar atmósfera". La clave en el hallazgo fue el telescopio espacial James Webb.
El estudio, que se publicó el miércoles pasado en la revista Astrophysical Journal Letters, despertó el interés de otros investigadores que llegaron a describirlo como el primer paso emocionante y sugerente para dar sentido a lo que hay en K2-18b. Aunque por el momento no quisieron sacar conclusiones apresuradas sobre la existencia o no de vida extraterrestre. Pero se mostraron reacios a sacar conclusiones ambiciosas. Según Stephen Schmidt, científico planetario de la Universidad Johns Hopkins, “Es algo, un indicio. Pero aún no podemos concluir que sea habitable”. El descubrimiento incluso sirvió para alimentar cierto sarcasmo: “A menos que veamos a E.T. saludándonos, no va a ser algo irrefutable”, dijo Christopher Glein, científico planetario del Southwest Research Institute de San Antonio, Texas.
El K2-18b fue descubierto en 2017 por astrónomos canadienses mientras realizaban observaciones a través de telescopios terrestres en Chile. Si bien es normal que de encuentren exoplanetas en esas misiones, no habían encontrado uno análogo cerca de la Tierra. Estos planetas, conocidos como "subneptunos", son mucho más grandes que los planetas rocosos de nuestro sistema solar interior, pero más pequeños que Neptuno, por eso la definición. Los "subneptunos" se convirtieron en objeto de interés especial en las últimos años a tal punto que equipos como el comandado por Madhusudhan desde 2021 empezaron a sostener que esos exoplanetas estaban cubiertos de océanos cálidos de agua y envueltos en atmósferas que contenían hidrógeno, metano y otros compuestos de carbono. Y hasta le crearon un nuevo término: “hicéano”, es decir, la síntesis de las palabras “hidrógeno” y “océano”.
En las búsqueda de más información fue que los astrónomos interesados aprovecharon el lanzamiento del telescopio espacial James Webb en 2021 que les permitió observar más de cerca los "subneptunos" y otros planetas muy lejanos. Y es que cuando un exoplaneta con atmósfera pasa por delante de su estrella anfitriona ésta se ilumina porque sus gases cambian el color y eso es detectado por el telescopio Webb. A partir de allí, se realiza un detallado análisis de las longitudes de onda cambiantes y los científicos pueden deducir la composición química de la atmósfera en cuestión. Fue así que, al estudiar al K2-18b, Madhusudhan y sus colegas descubrieron que tenía muchas de las moléculas que indicarían que se trataría de un planeta "hicéano". Además, en 2023, los mismos científicos detectaron indicios de la existencia de otra molécula y una de enorme importancia potencial: el sulfuro de dimetilo, que está formado por azufre, carbono e hidrógeno, lo que fue un hallazgo muy prometedor. ¿Por qué? Porque en la Tierra, la única fuente conocida de sulfuro de dimetilo es, nada más y nada menos, la vida. Ejemplos de eso se ve en los océanos donde ese compuesto es producido por algunas algas. Su presencia es la que luego, al distribuirse en el aire, es clave en el olor característico del mar.
En 2024, estos científicos aprovecharon para buscar sulfuro de dimetilo mientras K2-18b orbitaba frente a su estrella. Para eso usaron un instrumento diferente del telescopio Webb que analizó la luz estelar que atravesaba la atmósfera del planeta y detectaron una señal aún más fuerte de sulfuro de dimetilo, junto con una molécula similar llamada disulfuro de dimetilo. Por eso Madhusudhan subrayó: “Es un shock para el sistema. Pasamos muchísimo tiempo intentando deshacernos de la señal”. Pero la señal seguía siendo fuerte, lo que llevó a deducir que el K2-18b podría albergar una enorme cantidad de sulfuro de dimetilo en su atmósfera, incluso miles de veces superior al nivel encontrado en la Tierra. Frente a semejante panorama es que llegaron a la conclusión que sus mares "hicéanos" rebosarían de vida. Y, a partir de allí, se dispararon otras preguntas como por ejemplo si ese exoplantea podría ser habitable. Frente a eso, otros científicos dijeron que aún queda mucho por conocer e incluso hay expertos que señalan que el K2-18b podría ser más bien un enorme trozo de roca con un océano de magma y una atmósfera de hidrógeno densa y abrasadora, poco propicia para la vida.
Lo que si para los autores del descubrimiento son una serie de experimentos de laboratorio que permitan recrear las posibles condiciones de los "subneptunos" y estudiar si el sulfuro de dimetilo actúa en ese escenario tal como lo hace en la Tierra. Y mientras tanto, en el Espacio seguir de cerca a través del telescopio Webb al K2-18b y sus particularidades y movimientos. los primeros hallazgos provocativos a veces se desvanecen a la luz de datos adicionales.
Nikole Lewis, científica especializada en exoplanetas de la Universidad de Cornell, dijo: "“No estoy gritando ‘¡extraterrestres!'. Pero siempre me reservo el derecho a gritar ‘¡extraterrestres!’”. El problema que ahora surge es que el gobierno de Donald Trump quiere recortar a la mitad el presupuesto de la NASA, lo que podría significar un retraso muy complejo en los avances al respecto. Y que estas novedades que llegaron para alimentar la ilusión sobre la posibilidad de que haya vida en otro planeta y que otro mundo pueda ser habitable, queden fuera de agenda. Dejando lugar sólo para la ciencia ficción.

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