El 13 de marzo de 2013 el cónclave de cardenales sorprendió a todos cuando eligió como jefe de la Iglesia Católica a Jorge Bergoglio, el primer Sumo Pontífice que llegaría desde el Hemisferio Sur. Y, a partir de ahí, otra historia comenzó para el clero. Y para el Mundo. Los cambios y números increíbles del Papado del argentino más poderoso en la Historia.
Por Gabriel Michi
"Vengo del fin del Mundo" señaló ante una multitud esfervecenteque acababa de ser sorprendida por el anuncio del "Habemus Papam", que vino seguido del nombre del argentino Jorge Mario Bergoglio, desde ese momento convertido en Papa Francisco, Era un lluvioso 13 de marzo de 2013 y el mundo miraba con ansiedad e intriga qué pasaría en ese cónclave de cardenales que debía elegir al sucesor de Benedicto XVI, quien días antes había abdicado y, con eso, dejado una situación no vivida en siglos: la coexistencia de dos Papas. Después de una quinta votación llegó la "fumata blanca" que señalaba que ya se había consensuado al nuevo Sumo Pontífice. Y era ni más ni menos que un sacerdote que reunía condiciones nunca vistas: sería el primero no europeo, el primero hispanoamericano, el primero llegado del Hemisferio Sur y el primero de formación jesuítica. Toda una novedad. Y más frente al impresionante lobby que había ejercido la Curia Romana para recuperar ese trono que desde hacía 35 años estaba ocupado por obispos llegados desde otros países europeos: primero por el polaco Karol Wojtyla (Juan Pablo II, 1978-2005) y luego por el alemán Joseph Ratzinger (Benedicto XVI, 2005-2013). Pero no ocurrió. Ese Papa llegado del "fin del Mundo" cambió todo y revolucionó a la Iglesia Catótica.
Y ese "fin del mundo" del que decía llegar Jorge Bergoglio en su primera aparición desde el balcón de la Basílica de San Pedro lo definía en sí mismo. Su identidad argentina estuvo presente en infinidad de oportunidades donde sacó a relucir su particular acento porteño, sus humoradas, su mate siempre presente, su fanatismo por el fútbol (en particular por su amado San Lorenzo), sus saludos especiales a los compatriotas que cada miércoles se acercan a las Audiencias Generales y también su recuerdo permanente a su tierra con el sueño de pisarla alguna vez ya como Papa. Porque si bien es cierto que a pesar de haber visitado 60 países en el Mundo, aún no viajó al suyo, en más de una oportunidad Francisco manifestó que deseaba hacerlo. Es más, en los últimos días le puso fecha a un intento frustrado de viajar a la Argentina: dijo que en 2017 estuvo a punto de hacerlo pero que las elecciones en Chile demoraron todo el cronograma papal (no viaja antes de las elecciones a ningún país) y eso alejó la posibilidad de pisar Buenos Aires en aquel entonces. Y se sabe -y el lo reconoce con otras palabras- que el clima de "grieta" en la Argentina también es algo que dificulta una visita porque Bergoglio no quiere quedar en medio de ella. Aunque parezca increíble este Papa que es amado en todo el Mundo -algo de lo que este periodista puede dar fe desde el primer día de la asunción de Francisco- donde más cuestionamientos recibe es en su propia tierra a la que tanto adora. Y eso es producto de justamente la famosa "grieta".
Además de su argentinidad, Francisco también dio cuenta de qué tipo de Papado quería ejercer. Lo dijo con todas las letras ese mismo 13 de marzo de 2013: "una Iglesia con pastores con olor a oveja". Es decir, una Iglesia cercana a sus fieles y, en particular, a los más sufrientes, a los más marginados. Y así lo demostró cuando eligió el destino para su primer viaje fuera del Vaticano: Lampedusa, el puerto del extremo sur de Italia al que llegaban (y llegan) miles de refugiados desesperados que escapan de situaciones dramáticas en África y Asia y, con el sueño de poder tener una vida distinta en Europa, cruzan el Mediterráneo en rudimentarias barcazas que los exponen a la muerte. De hecho, muchos perecen en esa odisea, convirtiendo a ese mar en un cementerio. Que Francisco haya elegido Lampedusa para su primer viaje no sólo sintetizaba en una imagen cuál iba a ser uno de los ejes centrales de su Papado sino que servía para visibilizar ante los ojos del Mundo una verdadera tragedia humanitaria a la que muchas veces se le da la espalda.
Así comenzaba un Papado distinto, revolucionario, que se preocupaba por las "periferias" -como a él le gusta sintetizar a los pueblos sufridos y marginados- en donde concentró gran parte de los 410.000 kilómetros recorridos en estos 10 años. A eso se refería también cuando hablaba de "pastores con olor a ovejas". Y, también, a un camino que en lo más alto del poder de la Iglesia Católica se había olvidado. Por eso Francisco puso la institución "patas para arriba", atacando esos focos de corrupción que la habían degradado (en particular con las sombras que se extendían sobre las cuentas del Vaticano) y empujando a un cambio total en esas cúpulas viciadas de poder. Obviamente eso le generó muchos enemigos internos, en especial en los sectores más conservadores de la Curia que no pararon de intentar de socavar la imagen del Papa Francisco. Pero aún así no lo lograron porque el Sumo Pontífice es respetado en todo el Mundo y le devolvió a la Iglesia Católica un lugar de representación popular entre sus fieles que había perdido, en particular, por la gran cantidad de denuncias de abusos sexuales de parte de miembros del Clero y la actitud que la institución había tenido al respecto al tratar de esconderlos y encubrirlos por años. Esa fue otra de las misiones que el Papa Francisco se puso como prioridad y creó comisiones para investigar esos atroces delitos.
Pero la obra del argentino más poderoso de toda la Historia -ya que está al frente de una Iglesia con más de 1.380 millones de fieles en todo el planeta- se extiende mucho más allá: además de haber visitado 60 países y recorrido más de 410.000 kilómetros, el Papa (número 266 ) ha realizado alrededor de 570 bendiciones a su pueblo en las misas colectivas y protagonizado más de 440 audiencias generales, además de haber mantenido alrededor de 330 reuniones con jefes de Estado. Dentro de Italia, Francisco realizó 35 viajes, empezando por el de Lampedusa en 2013, además de haber salido del vaticano unas 150 veces para realizar visitas y participar de eventos dentro de Roma que es hoy su diócesis.
Dentro de su impronta hacia adentro de la Iglesia, nombró a 111 cardenales (hoy hay 123 con menos de 80 años que podrían ser elegibles como Papas, 81 de ellos designados por Bergoglio), además de "crear" 900 nuevos santos (incluidos sus predecesores Juan XXIII, Juan Pablo II y Pablo IV), como la Madre Teresa de Calcuta y el arzobispo salvadoreño Oscar Romero, quien fue asesinado en 1980. La cifra incluye a los 800 Mártires de Otranto, residentes de una ciudad del sur de Italia asesinada por las tropas otomanas en 1480. También el Papa beatificó a 1.355 personas.
Por otra parte, Francisco sancionó tres Encíclicas Papales (los documentos más importante de un Sumo Pontífice y que queda como gran legado dogmático): "Lumen Fidei" ("Luz de la Fe") sobre la importancia de la fe cristiana, en parte escrito por su predecesor; "Laudato Si" ("Alabado seas"), tratando de concientizar sobre el cambio climático; y "Fratelli Tutti" ("Hermanos todos") que apuntó al tema de la la solidaridad entre las personas en el mundo después de la pandemia. También escribió otros 11 documentos importantes, como Constituciones Apostólicas y Exhortaciones Apostólicas, muchas de ellas apuntalando esta postura de una Iglesia más cercana a los fieles y con "olor a oveja".
Así el Papa Francisco, el argentino más poderoso de la Historia, comenzó a escribir algo distinto. Una realidad que lo puso en un lugar único, al frente de un culto con más de 1.380 millones de fieles en el Mundo. Y desde donde comenzó con cambios estructurales en la Iglesia Católica, algo que le generó muchísimos adeptos y algunos enemigos poderosos. Pero él sigue con su misión. Y con su revolución. La "Revolución Francisco".
Una carta para superar la grieta argentina
Como si fuera un milagro del propio Papa Francisco, más de 300 personalidades de un lado y otro de la "grieta" firmaron una carta para saludar a Bergoglio por sus 10 años de Papado. La misiva señala:
"Querido Papa Francisco:
En este décimo aniversario de tu pontificado, nosotros, argentinos y argentinas de distintos ámbitos de la vida pública, de diferentes procedencias religiosas, políticas e ideológicas, queremos manifestar nuestra admiración y cercanía por tu obra a favor de la Humanidad, en particular de las personas excluidas y pueblos pobres, tu firme defensa de la paz mundial y tu permanente promoción de una Ecología Integral que permita escuchar el grito de la Madre Tierra y del Ser Humano frente a las situaciones destructivas que atentan contra los pueblos y la naturaleza.
Los argentinos y las argentinas te queremos mucho. Valoramos enormemente tu tenaz trabajo por la paz, la justicia y el desarrollo humano integral en todo el mundo. Sabemos las resistencias que genera tu labor entre quienes pueden ver afectados intereses que no son legítimos. Aunque deseamos y ansiamos tu visita, confiamos en tu sabiduría para decir el sí y eventualmente el cuándo.
Gracias por lo que has hecho y hacés. Los que tenemos fe, rezamos por vos; los demás, te acompañamos con cariño y confianza".
Comments