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Rebelión y represión en los Estados Unidos de Trump

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    MundoNews
  • hace 3 días
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El presidente envió a la Guardia Nacional y a Infantes de Marina a dispersar las protestas por la persecución contra migrantes en Los Ángeles. Y entró en guerra con autoridades locales.

Por Gabriel Michi



Los Ángeles, sinónimo de glamour y de lo más influyente del espectáculo, es hoy escenario de un fenómeno que no tiene nada de ficción. Sus calles están atestadas de Infantes de marina y oficiales de la Guardia Nacional para intentar contener las múltiples y masivas manifestaciones en contra de la persecución contra inmigrantes del gobierno de Donald Trump. Y la ciudad ha vivido en los últimos días escenas de una gran rebelión y de una represión feroz que incluso llevó a una guerra entre la Casa Blanca y las autoridades locales. Las violentas e inhumanas redadas contra los migrantes por parte del ICE (United States Immigration and Customs Enforcement, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de EE.UU) fueron el disparador del enojo social, respondido con la orden de enviar militares desde el ámbito nacional, violando la soberanía del Estado de California, uno de los considerados "santuarios" por su historia de apertura a la migración y donde la población latina es muy elevada.


Si bien la mayoría de las protestas fueron pacíficas, hubo varias que derivaron en episodios de violencia por parte de los manifestantes. Eso fue usado como excusa por Trump para enviar a las fuerzas federales. Funcionarios de California exigieron al presidente revertir la medida. Incluso el gobernador Gavin Newsom rechazó la presencia militar, y fue objeto de un feroz ataque por parte de la administración nacional al punto que el propio Trump aseguró que sería algo "muy bueno" que sea detenido.


El presidente estadounidense redobló su apuesta intervencionista y a los os 2.000 miembros de la Guardia Nacional autorizados en un primer momento sumó otros 2.100 efectivos de esa fuerza y agregó 700 marines para apoyarlos. En su diatriba contra el gobierno local que es un santuario demócrata (como el Estado de California en su conjunto), Trump aseguró que si no hubiese enviado a esas tropas la ciudad habría sido “completamente destruida”.


Sin embargo, la polémica es mayor ya que es la primera vez en décadas que la Guardia Nacional es enviada a un Estado por decisión unilateral de un presidente y sin ser solicitada por su gobernador. Desde 1965 que no ocurría algo así. Frente a semejante acción, el fiscal general de California, Rob Bonta, presentó una demanda por el uso de tropas de la Guardia Nacional después del primer despliegue y dijo que Trump había "pisoteado" la soberanía del Estado. “No tomamos a la ligera el abuso de autoridad del presidente y la movilización ilegal de tropas de la Guardia Nacional de California, sostuvo Bonta. Y solicitó una orden judicial que declarara ilegal el uso de la Guardia por parte de Trump y solicitara una orden de restricción para detener el despliegue.


La embestida de la Casa Blanca, encabezada por Trump y su zar fronterizo, Tom Holman, no parece tener fin. De hecho, hasta estuvo enmarcada en un tono burlesco hacia Newsom cuando se insinuó la posibilidad de arrestar al gobernador si interfería con los esfuerzos federales de control de inmigración. "Yo lo haría si fuera Tom. Me parece genial", dijo Trump.

Newsom respondió en una publicación en X: "El presidente de Estados Unidos acaba de pedir el arresto de un gobernador en funciones. Este es un día que esperaba no ver jamás en Estados Unidos".




El gobernador de California calificó el desembarco de tropas nacionales en Los Ángeles como un hecho "ilegal e inmoral". Y la decisión de desplegar oficiales adicionales la describió como "irrespetuosa con nuestras tropas". "No se trata de seguridad pública. Se trata de alimentar el ego de un presidente peligroso", retrucó el demócrata Newsom. Y agregó que el despliegue de los Marines es "un flagrante abuso de poder". Los marines estadounidenses cumplen una función valiosa para este país: defender la democracia. No son peones políticos. Los tribunales y el Congreso deben actuar. El sistema de pesos y contrapesos se está desmoronando” se indignó por "X".


Por su parte, la alcaldesa -también demócrata- de Los Ángeles, Karen Bass, hizo pública su su preocupación por la posibilidad de que más redadas federales de inmigración provoquen un caos. Advirtió que los manifestantes están preparados para responder rápidamente si ven al ICE en acción: "Es simplemente una receta para el pandemonio que es completamente innecesaria".


Mientras transcurre toda esa disputa política, las calles de Los Ángeles están movilizadas. Una gran multitud se reunió el lunes en un parque frente al Ayuntamiento para protestar por el arresto del destacado líder sindical David Huerta, ocurrido el viernes cuando participaba de las protestas contra las redadas migratorias. Su caso se convirtió también en un grito de guerra para quienes se indignaron por la represión del gobierno federal. Huerta fue posteriormente puesto en libertad bajo fianza de 50.000 dólares.


Vale aclarar que esas manifestaciones fueron menos ruidosas que las que se desataron el domingo. En esta ocasión los participantes se concentraron no sólo frente al Ayuntamiento sino que también protestaron frente a un complejo federal que incluye un centro de detención donde se encuentran detenidos algunos inmigrantes. Ese lugar es otra de las postales del endurecimiento de las políticas migratorias de Trump que han llegado hasta a desintegrar a familias enteras.


La bronca es tan grande que derivó en que algunos grupos radicalizados incendiaran vehículos durante las protestas. Un capítulo aparte es lo que ocurrió con los autos autónomos de la empresa Waymo que eran convocado por manifestantes a través de la aplicación de Google y allí los incendiaban. Hubo patrulleros apedreados, edificios y automóviles vandalizados y hasta saqueos en algunos comercios. Pero esos grupos violentos fueron minoritarios frente a la gran cantidad de personas que se movilizaron pacíficamente en contra de las "razzias" del ICE.


A la rebelión siguió la violenta represión . En el medio, muchas personas inocentes resultaron heridas como fue el caso de una periodista australiana que recibió un disparo de una bala de goma policial en su pierna mientras transmitía. También un fotógrafo británico debió ser hospitalizado para ser sometido a una cirugía por un golpe similar en el muslo el sábado en Paramount. El Departamento de Policía de Los Ángeles confirmó que utilizó gases lacrimógenos y más de 600 balas de goma y otras municiones “menos que letales” contra los manifestantes durante el fin de semana. La Policía arrestó a 29 personas el sábado por la noche por no dispersarse y realizó 21 arrestos más el domingo por cargos que van desde intento de asesinato con cóctel molotov y agresión a un policía hasta saqueo. Cinco agentes resultaron con heridas leves.


Mientras todo eso ocurre, la cantidad de detenciones de inmigrantes en la zona durante la semana ya superó las 100. Sin embargo, si se suma a los que fueron arrestados durante las protestas, el número es mucho mayor. En las protestas todos coinciden que lo que están viviendo las familias de los migrantes es una verdadera pesadilla. Los cárteles declaman: “Los inmigrantes hacen grande a Estados Unidosy “Queremos justicia”, junto a fotos de sus seres queridos que están siendo encarcelados. Además la bandera de México se convirtió en un emblema de la resistencia de quienes están protestando, ya que gran parte de la población local, como también de los perseguidos por la ICE son mexicanos.


Y el contexto político se sigue agitando: el gobernador Newsom, denunció que Trump podría activar la Guardia Nacional en otros Estados. Señaló: “Esto es exactamente lo que Donald Trump quería. Él avivó el fuego y actuó ilegalmente para federalizar la Guardia Nacional”. Y el presidente de EE.UU. le responde que lo que está ocurriendo en gran parte es responsabilidad de la administración local demócrata, a la que acusa de "sumamente incompetente". Mientas miles de migrantes temen por su futuro. En una ciudad como Los Ángeles que se convirtió en un escenario de una verdadera película bélica, pero que esta vez no tiene nada de ficción.


La bandera de México se convirtió en un símbolo de la resistencia contra la "cacería" de migrantes en Los Ángeles.
La bandera de México se convirtió en un símbolo de la resistencia contra la "cacería" de migrantes en Los Ángeles.

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