Por el primer caso de Ómicron en Beijing, aislaron a todos los compañeros de trabajo de una mujer en su oficina, a los vecinos de su edificio y hasta a 14.000 personas que estuvieron en los lugares donde la contagiada se movió en las últimas dos semanas. La estrategia de las autoridades asiáticas también implica el envío a campos especiales a todos los contactos.
El temor a que se propague la variante a días de los Juegos Olímpicos de Invierno, la clave.
Por Gabriel Michi
"Tolerancia Cero". Esa es la política que encaró China frente al COVID 19, ese virus (y sus posteriores mutaciones) desde hace dos años cuando en ese país, más precisamente en la ciudad de Wuhan, apareció para terminar diseminándose por todo el Planeta. Ni bien las autoridades detectan casos de Coronavirus, por muy pocos que sean, no dudan en extender la "mano de hierro" del Estado y confinar ciudades enteras con millones de habitantes. Y así, según los datos oficiales, ese rigor habría servido para que desde aquel remoto inicio de la Pandemia a hoy sólo haya sumado 105.000 contagios y 4.636 muertes por COVID, en una población que supera los 1.400 millones de habitantes. Ahora bien, la aparición de la variante Ómicron, que fue detectada en China por primera vez en la ciudad de Tianjin y que rápidamente se propagó en otras siete urbes, disparó el alerta. Ahora, el primer contagio de esta variante en Beijing encendió todas las luces de alarma. Y llevaron a las autoridades a tomar medidas extremas, frente a la proximidad de los Juegos Olímpicos de Invierno, que comienzan en esa ciudad el próximo 4 de febrero.
El caso de esta mujer, que encima no había salido de Beijing ni había tenido contacto con ninguna persona contagiada, hizo pensar la posibilidad de que Ómicron esté circulando de forma comunitaria sin ser detectada pese a los exhaustivos y permanentes controles que se realizan. Eso llevó a que las autoridades decidan cercar todos sus potenciales contactos. Y se valió de todos sus instrumentos para ello: en principio aisló a sus compañeros de trabajo en el edificio de oficinas donde desarrollan sus tareas. Les llevaron almohadas y mantas para que pernocten allí, sin salir del lugar, y montaron un centro de testeos en la puerta del edificio. Por otro lado, igual procedimiento se tomó en el condominio donde reside la mujer, sitiando también a todos sus vecinos.
El accionar inmediato fue tan potente que rápidamente comenzaron a testear a miles de personas que podrían haberse cruzado en algún momento de las últimas dos semanas con la mujer. Así, el operativo llegó a identificar y evaluar a 14.000 personas. De hecho, hasta llegaron a hacer públicas las actividades que ella realizó durante esos 14 días, para poder localizar a todos los ciudadanos que anduvieron en esos lugares. La extensa lista incluyó estaciones de metro, baños públicos, un supermercado, un centro comercial de lujo y una tienda Dior, un famoso restaurante de pato de Beijing, un cine, una peluquería, un lugar de comedia stand-up e incluso un parque de esquí. Todos los resultados fueron negativos. Y si bien la ciudad no detectó más casos hasta el momento, las medidas tomadas por el gobierno pretenden frenar cualquier atisbo de nuevo brote de Coronavirus.
Como la paciente con Ómicron no tuvo contactos con personas enfermas y tampoco salió de la ciudad, las autoridades han lanzado la sospecha -nuevamente- de que el contagio pudo provenir de algún correo internacional que haya recibido. Es decir, más allá de que haya quienes creen que puede estar circulando comunitariamente, desde el Estado local sugieren que pudo haber sido importado en algún producto llegado desde el Exterior. Algo que el mundo científico descarta.
Carrera contrareloj
En las últimas semanas y con el horizonte puesto en los Juegos Olímpicos de Invierno, las autoridades de Beijing hicieron un seguimiento estricto de la situación, sobre todo tras la aparición del brote de Tianjin, una importante a sólo 30 minutos en tren de alta velocidad de la capital china. Esos brotes se extendieron a al menos dos ciudades que están situadas a cientos de kilómetros. En total, ya Ómicron está presente al menos en 8 urbes.
La estrategia de China en general -después de que el virus comenzase a diseminarse- fue que, ante el menor indicio de presencia del COVID 19, recurrir a pruebas en gran escala, confinamientos masivos y cuarentenas muy extensas, que se profundizaron -cuando estuvieron habilitados los arribos- en los llegados desde el Exterior.
Ahora, frente a la inminencia de los JJ.OO. de Invierno Beijing 2022, los cuidados son extremos. La dirigencia olímpica está buscando la manera de garantizar las burbujas de los atletas y que los mismos no tengan ningún tipo de contacto con el público.
Como la mujer en la que se detectó la variante Ómicron vive en un complejo residencial que está muy cerca del Parque Olímpico, la preocupación fue mayúscula. Como el alerta. Por ello, rápidamente confinaron a todos y comenzaron con el operativo relámpago para testear a todo el mundo. Incluso con pruebas ambientales. La consigna fue clara: el lugar estaba sitiado sanitariamente y ninguna persona podría salir de ahí hasta no tener la certeza de que no es portadora de la enfermedad. También se cerraron los negocios cercanos.
La preocupación en Beijing fue tal que, muchas escuelas volvieron a las clases virtuales. Y la ciudad cerró varios lugares turísticos y templos. Quieren que todo esté en orden y sin circulación de Ómicron, la variante más contagiosa del COVID 19, cuando a partir del 22 de enero, empiecen a llegar las delegaciones olímpicas que comenzarán sus competencias el 4 de febrero. Los deportistas, a su vez, deberán someterse a test antes de llegar al país y ni bien ingresen a la capital china. En ese marco, Beijing también decidió suspender decenas de vuelos internacionales, por ejemplo, todos los que provienen desde Estados Unidos. Sin embargo, los atletas tienen garantizada su llegada en vuelos especiales a los que sólo pueden acceder quienes portan las credenciales olímpicas. Así se cuida que la "burbuja olímpica" no se rompa, lo mismo que durante su estadía.
El terror por la posibilidad de que Ómicron se extienda llevó a que en varias ciudades donde ya apareció la variante detectada por primera vez en el sur de África decidan cerrar espacios públicos y prohibir las cenas en los restaurantes, además de la suspensión de los viajes aéreos a la capital. También se recurrió a varios confinamientos rápidos selectivos en lugares como Shanghai. Allí lo vivido en un shopping rompió todos los moldes: los clientes estuvieron atrapados durante dos días en su interior, mientras que las autoridades testeaban a todos y imponían una fenomenal desinfección en cada rincón del centro comercial. En tanto, fuera del complejo se veían las imágenes de las familias desesperadas esperando alguna noticia de los suyos. Incluso por las redes circuló un video donde se veía a una mujer entre lágrimas fuera del centro comercial tocando el vidrio con su mano y del otro lado un niño haciendo lo mismo, desde dentro del shopping.
Por otro lado, también se recurrió el envío de muchos ciudadanos a centros de aislamiento por Coronavirus, que son unos containers individuales estrictamente vigilados. Para ello, los trasladan en decenas de micros desde sus hogares hasta esos campamentos.
La "tolerancia cero" ante el COVID 19 superó todo lo imaginable en una China que vio nacer ese virus antes de que se propague por todo el Planeta. Antes de que se convierta en la Pandemia que jaquea al Mundo. Y, frente a la nueva amenaza de Ómicron, las autoridades de la nación más poblada de la Tierra vuelven a mostrar su "mano de hierro". Con postales que sorprenden a todos.
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