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La "Gran Renuncia" llega a Latinoamérica

Claves para entender un fenómeno social de la "nueva normalidad", que empezó en EE.UU. pero que ahora se extiende en el Mundo. Millones de personas que no quieren volver a las oficinas y a las condiciones laborales previas a la Pandemia y buscan cambiar sus vidas.


Por Diego Quindimil (*)


El psicoanalista Diego Quindimil.

Un número récord de trabajadores estadounidenses está renunciando a sus empleos: la pandemia de COVID hizo que muchos reconsideren sus expectativas laborales y profesionales. Y hasta le pusieron un nombre al fenómeno, "La Gran Renuncia", adecuado para un movimiento social que comenzó en Estados Unidos, donde el récord de personas que dejaron sus empleos llegó a 4,3 millones y que abandonaron sus oficinas solamente en agosto de este año. La cifra asciende a 20 millones de estadounidenses si se toma en cuenta los que dejaron su empleo desde abril hasta agosto de 2021, según los datos del Departamento de Trabajo norteamericano.


La oleada está llegando aceleradamente a América Latina, y en particular a la Argentina. La causa principal de este fenómeno está asociada a la pandemia y a la "nueva normalidad". O, mejor expresado, el deseo de no querer volver a la "vieja normalidad".


En mi libro "Mundo post covid. La psicología del trabajo tras la pandemia" (ediciones Granica), digo que la enfermedad global resultó un hecho disruptivo que tiene un fuerte impacto subjetivo en cada uno de nosotros, en lo psicológico, en lo social e inclusive en lo laboral. Algunos pensadores incluso van más allá y ya hablan de una "crisis civilizatoria", un "AC-DC": Antes del COVID y Después del COVID.


Se trata de un hecho disruptivo que moviliza el sistema de respuestas de la historia personal, social y cultural con el que cada uno contamos. Como se suele decir, "se nos quemaron los papeles".


En este sentido, la Pandemia nos obligó y nos obliga a sucesivos acomodamientos, a adaptaciones, adonde ponemos en juego toda nuestra resiliencia y nuestra capacidad de flexibilización para que este hecho disruptivo empiece a formar parte de la escena del Mundo y de la realidad que habitamos.


Si bien la Pandemia como hecho social total afecta cada una de nuestra variables de existencia como sociedad y es un momento de pérdida y duelo (por la muerte de seres queridos, la caída de planes y proyectos, un quiebre del tiempo, entre otros aspectos), en alguna medida se transformó también en una oportunidad de revisar el modo en que llevamos nuestras vidas y, en particular, nuestro trabajo.






En medio de esta realidad una gran cantidad de personas se replantean su actividad laboral, el vínculo con las empresas y organizaciones. Es decir, es una oportunidad de balance. De parar la pelota y mirar la cancha, como decimos los futboleros. Y en esta revisión muchas personas se dieron cuenta que no estaban felices con su trabajo o con sus jefes o bien con el tiempo que le dedican a su actividad y entonces aparece la idea de renunciar.


"Me di cuenta de que mi trabajo me sacó más de lo que me dio". "Hace nueve años que trabajo, me puedo tomar dos o tres meses para revisar qué quiero hacer". "Me parece que llegó el momento de desarrollar mi sueño, voy a armar mi emprendimiento". Esos son apenas unos pocos de los comentarios que escucho frecuentemente.


Algunos entonces renuncian para emprender, otros para cambiar de empleo, pero muchos se toman un tiempo para clarificar ideas, como quien pone en pausa una relación amorosa.

En gran medida la Pandemia provocó que nos demos cuenta de que somos finitos, que nuestro tiempo tiene límite y que lo que proyectamos hoy, mañana puede volar por los aires. Es por eso que "La Gran Renuncia" encuentra eco en todos estos factores psicológicos y sociales.


Por supuesto que en América Latina, con la crisis continua de trabajo, no todos tienen la posibilidad de tomar esta decisión o de elegir renunciar, pero es un fenómeno para tener en cuenta también en la región. Porque si bien hay personas que no pueden renunciar a su trabajo, lo padecen y eso es un riesgo para la salud física y mental de los trabajadores y tiene un impacto para las organizaciones, en términos de clima laboral y de resultados.


Para las organizaciones de trabajo surge la dificultad de "retener", palabra complicada de por si. En todo caso, a las empresas le queda hoy la gran oportunidad de convertirse en lugares mejores, incluyendo la posibilidad de adaptarse a las personas que ya no quieren más vivir para trabajar, sino trabajar para vivir.


De crear un marco de flexibilidad y que promueva la salud mental, con verdaderos líderes que comprendan que del otro lado hay una persona y no un recurso, y que esa persona es la que obtiene los resultados para la organización.


Por lo tanto si usted lidera una organización, lo primero -como dice Jacques Lacan- es el instante de la mirada. Es decir, tener claro si "La Gran Renuncia" es parte de su realidad.

Luego llega el tiempo de comprender, para poder diagnosticar las causas y los factores de las renuncias y, por último, el momento de concluir, de generar un programa con sus equipos para atraer a las personas, favorecer el compromiso y la pertenencia, y ajustar expectativas para la dinámica de trabajo de esta "nueva normalidad".





(*) Diego Quindimil. Psicoanalista. Profesor UBA y UTDT. Director del Posgrado “Gestión Humana de las Organizaciones” (UBA) Director de la consultora Contenido Humano IG: @contenidohumano. Autor del libro "Mundo post covid. La psicología del trabajo tras la pandemia" (ediciones Granica).

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