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Covid 19: Los que no se enteraron de nada

Actualizado: 30 may 2020

En medio de la Pandemia que paraliza al Mundo, hubo personas que no supieron lo que estaba ocurriendo. Y se sorprendieron cuando se chocaron con la desolación más absoluta. Desde los chacareros de Santa Cruz que se quedaron sin pilas en la radio y estuvieron aislados del aislamiento, hasta los protagonistas de "Gran Hermano" en distintos países.


Por Gabriel Michi


No son la "patrulla perdida" de soldados británicos que combatían en soledad en un oasis de un desierto de Medio Oriente en una recordada película. Tampoco, ya fuera de la ficción, son aquellos miembros del Ejército japonés que nunca se enteraron del fin de la Segunda Guerra Mundial y que siguieron combatiendo hasta tres décadas después. Ni siquiera las patrullas camboyanas que ignoraron que su propia guerra ya era pasado y también mantuvieron calientes sus armas años después de que el conflicto concluyó. Los protagonistas de esta nota no son ninguno de esos personajes, de la ficción o de la realidad, que se mantuvieron aislados de hechos trascendentes sin haberse enterado. Pero, en tiempos de Coronavirus, con sus alcances mundiales y todo, hay personas que por distintas e insólitas circunstancias no supieron de la Pandemia y de las cuarentenas por muchos días, incluso meses. En tiempos de hiperconexión eso parece imposible. Pero pasó. En el Mundo y también en la Argentina.



Sin pilas, el tesoro más preciado


Ocurrió bien al Sur de Argentina. En la provincia de Santa Cruz. Relativamente cerca del turístico pueblo de El Calafate. La historia habla de un matrimonio de chacareros, los Orgés, que se dedican a la cría de cerdos y que transitan sus días en el aislamiento más absoluto de su chacra "Abuelo Dionisio", ubicada dentro de unos campos pertenecientes a la estancia "La Josefina". Están a 130 kilómetros de la ciudad, tierra adentro, en dirección a El Chaltén.


Su única conexión con el mundo exterior es a través de una radio donde escuchan las noticias que llegan a los habitantes rurales. Claro, eso cuando no les ocurre lo que vivieron hace semanas. Se quedaron sin el bien más preciado: las pilas con las que alimentan ese aparato. Entonces, sin teléfono de línea ni señal de celular, sin conexión a Internet ni televisión, nunca se enteraron de lo que estaba sucediendo. Y, a fines de abril, cuando ya había pasado más de un mes de que se declarara el "Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio" en el país por la Pandemia del Coronavirus, el hombre viajó hasta El Calafate a comprar provisiones. Y, cuando llegó, no entendió nada. Se encontró con un pueblo fantasma, al que no podía ingresar porque estaban bloqueado los accesos. En aquel momento no había personas en las calles y los comercios permanecían cerrados. Don Orgés se preguntó qué estaba pasando. Era la imagen del apocalipsis, pero sin una destrucción masiva como la que se ve en el cine catástrofe.


Sólo pudo conocer qué estaba ocurriendo cuando se contactó con la Policía local. El comisario de la División de Operaciones Rurales de El Calafate, René Caro, le explicó la situación. "Ahí él se comunica con nosotros diciendo que quería ingresar a la localidad. Y nos refiere que no se había enterado de las medidas que se habían tomado con respecto al cierre de El Calafate", cuenta el Comisario Caro a MundoNews. El problema de la señal para celulares suele ser una gran limitante en estos parajes. "Nosotros no tenemos permanentemente comunicación con él. Para tener señal de celular esta persona debe salir de su casa y caminar mucho para conseguirla", señala Caro.


"El hombre se había quedado sin pilas en la radio y, al haber distancias muy largas entre un establecimiento y otro, no tuvo la posibilidad de acceder a otras. La gente de los campos se maneja con los mensajes que llegan a través de la radio en el programa 'Mensajes al poblador rural'. Y cuidan mucho las pilas que son un elemento fundamental para poder tener comunicación con lo que está pasando con su familia o en los establecimiento vecinos. Por ejemplo, a través de ese programa comunican que van a hacer un arreo de animales y van a pasar por ese campo y de esa manera acuerdan los días y horarios en los que los van a pasar".


- MundoNews: O sea, ellos se comunican con la radio y desde allí pasan sus mensajes...

- Comisario Caro: Claro. Esa es la forma de comunicación. Hay puestos que están en el medio del campo, cerca de la frontera. Y están solos y la única forma de comunicación es esa. Además hay que tener en cuenta que la gente joven no suele trabajar en el campo. Es gente de edad avanzada muy reacia al uso de la tecnología. Se manejan más a la vieja usanza con esos métodos que siguen siendo positivos para ellos porque pueden acceder a la comunicación.


Con apenas 10 oficiales 3 patrulleros, esa dependencia policial debe cubrir cientos y cientos de kilómetros cumpliendo no sólo misiones de vigilancia, sino también de asistencia a los pobladores que viven en los rincones más alejados y solitarios. "A partir de la Pandemia nuestra División ha colaborado con todo el sector rural, proveyéndoles y abasteciéndolos de mercadería, gas, leña, combustibles y víveres en general, todas las necesidades que pueda llegar a tener", cuenta Caro a MundoNews.




En Tres Lagos hay 63 establecimientos rurales, en El Chaltén existen 14 y en todo el territorio que corresponde a Lago Argentino otros 60. Son 137 estancias en total, donde viven alrededor de 130 personas. Es la propia Policía la que les acerca los víveres o las Sociedades de Fomento, con el apoyo del Consejo Agrario Provincial, la Sociedad Rural Lago Argentino y el Senasa.


Pero el caso de aislamiento de los chacareros de "Abuelo Dionisio" en "La Josefina" no es el único en la región. Hubo otros en estancias cercanas (es una forma de decir, ya que las distancias son gigantescas) a El Chaltén, a Tres Lagos o al mencionado El Calafate, entre otros lugares. Por ejemplo, un peón rural de la Estancia El Delfín, que tiene como máxima referencia habitada la ciudad de Gobernador Gregores, también se había quedado sin pilas en su radio y su televisor se había quemado, por lo que la última referencia que tenía era que algo estaba pasando y que eso había desencadenado el cierre de negocios pero entendió que se trataba de alguna huelga u otro hecho más mundano. Sólo supo la dimensión de lo que estaba ocurriendo cuando un ingeniero forestal -que estaba circulando en bicicleta por la ruta 40- lo anotició.




Algo similar vivió el puestero que habita Laguna del Desierto, un territorio muy conocido por el laudo en favor de Argentina y contra Chile que resolvió la disputa de soberanía sobre el lugar en los año '90. A él lo asiste el propietario del Hostel Río Azul, de El Chaltén, quien cada quince días le lleva provisiones. Tomás Aquino le contó a los medios: "Desde enero sabíamos que se venía el Coronavirus. El último turista se fue el 19 de marzo". Pero muchos que viven aislados ni siquiera se enteraron de la situación. Y cuando fueron a los respectivos pueblos de referencia para abastecerse incluso se encontraron con los caminos bloqueados por la prevención de la Pandemia.


El comisario René Caro agrega a Mundonews: "Tuvimos otro caso de un muchacho que no se enteró de las medidas que se tomaron acá porque estaba desde hacía más de un mes aislado en el campo y no sabía de qué manera ingresar para abastecerse de mercaderías. Estaba desde el 1 de marzo en la estancia (y ya el almanaque marcaba el 27 de abril) y no había escuchado nada de las medidas". Se refiere a Don Arrazate, el encargado de la Estancia "Cancha Rayada". Cuando pudo comunicarse con Caro le preguntó cuál era la forma de conseguir mercadería frente a ese escenario por completo inusual. Le consultó si podía ingresar a El Calafate, ya que necesitaba comprar las provisiones para el invierno que se avecina. Y, como es oriundo de la provincia de Corrientes, no conoce a muchas personas del lugar e ignoraba las características y condiciones del cierre del pueblo. Claro que era algo excepcional para todos. Nativos y adoptivos del lugar.



La propia geografía de la provincia de Santa Cruz potencia el aislamiento. Con distancias kilométricas entre pueblo y pueblo y entre complejos rurales, con caminos complicados (algunos de ellos son apenas huellas o están atravesados por ríos con agua helada) y con la inmensidad de la estepa patagónica que se extiende de horizonte a horizonte, quienes sobreviven en esas estancias por meses permanecen sin contacto con otros seres humanos. Y ni hablar cuando la nieve cubre todo. Muchas veces no tienen luz, ni teléfono de línea, ni señal de celular y mucho menos llega la televisión por cable ni por aire. La única opción es la radio. Siempre y cuando las pilas tengan carga. Por eso, cada día, después de escuchar el programa "Mensajes al poblador rural" que se emite por LU12 (y donde justamente el eje es la información y comunicaciones con los solitarios habitantes de aquellas estepas), le quitan las pilas y las ponen junto a la cocina o la calefacción con la ilusión de que la carga dure más tiempo. Y así no quedarse en ascuas cuando, por ejemplo, arrecia una Pandemia que muta para siempre la vida de todos en el Mundo. Aunque, claro, es raro que eso pase. Hasta ahora....






Un estrella sorprendida


Escalaba en Red Rock, un complejo rocoso cercano a Las Vegas, en el Estado de Nevada, EE.UU. De pronto, el actor y músico Jared Leto sufrió una fuerte caída de más de 180 metros. No tuvo mayores consecuencias físicas porque la cuerda resistió. Pero sí fue un enorme susto. Eso llevó a la estrella de Hollywood a refugiarse en un retiro espiritual. Aislado en medio de esas reflexiones profundas y espirituales por doce días. Cuando salió de allí, fue hasta una población cercana y lo que vio lo sorprendió. Calles casi vacías y donde las pocas personas que veía llevaban mascarillas protectoras. No sabía qué estaba pasando. Parecía un set de alguna película. Pero no era nada de eso. La cuarentena por la Pandemia de COVID 19 había llegado. Y Jared, en medio del retiro espiritual, no se había enterado de nada.




Así lo contó el líder de la banda "30 Seconds to Mars" en su página de Instagram: Wow. Hace 12 días comencé una meditación silenciosa en el desierto. Estábamos completamente aislados. Sin teléfonos, sin comunicación, etc. No teníamos ni idea de lo que estaba ocurriendo fuera de las instalaciones. Salí ayer a un mundo muy diferente. Uno que ha sido cambiado para siempre. Resulta abrumador, por decirlo suavemente. Estoy manteniendo contacto con amigos y familia alrededor del mundo, poniéndome al día sobre lo que está pasando. Deseo que vos y los tuyos estén OK. Y les envío energía positiva para todos. Quedate adentro. Quedate a salvo".




Leto, ganador del premio Oscar en 2014 como actor de reparto en la película "Dallas Buyers Club", participó en otras producciones cinematográficas como "Escuadrón suicida", "Alejandro Magno", "La habitación del pánico" e "Inocencia interrumpida", entre otras. Se ha mostrado solidario en distintas causas de bien público dando apoyo a fundaciones defensoras de los Derechos Humanos y a campañas para juntar fondos para personas con SIDA o para ayudar a víctimas de desastres naturales. Con ese espíritu es que, tras su "alucinante" experiencia con el Coronavirus, decidió colaborar y puso a la venta remeras y mascarillas para recaudar fondos destinados a distintas Organizaciones No Gubernamentales y en especial a Global Giving, una ONG estadounidense que lleva adelante proyectos en más de 170 países. Hay mascarillas que llevan leyendas como "If you can read this, you are too close” ("Si puedes leer esto, estás demasiado cerca"), o sea, no se está respetando el distanciamiento social. O remeras que dicen: “Wash your fucking hands” ("Lávate tus jodidas manos"). O buzos con una lista de las cosas imprescindibles para enfrentar una cuarentena: papel higiénico, el programa de videoconferencias Zoom o el documental Tiger King, que critica el universo de los zoos privados en Estados Unidos. Después de aquella sorpresa original ante lo imprevisto y la falta de información por su retiro espiritual, Jared supo capitalizar la experiencia y reciclarla con fines solidarios.





La burbuja de los Grandes Hermanos


El primer caso de Coronavirus en Alemania se conoció el 27 de enero. Ocurrió en Baviera. Para el 17 de marzo, ya tenían más de 6.000 infectados y 13 personas fallecidas. En ese contexto, uno de los productos televisivos con más presencia en distintos países decidió cambiar una de sus reglas de oro: dar una información sobre algo que estaba ocurriendo puertas afuera, condición terminantemente prohibida en su reglamento. Ese día, en la versión alemana del reality "Gran Hermano" decidieron hacerse eco de muchas críticas que estaban recibiendo por no comunicar a los 14 participantes que permanecían aislados en esa burbuja televisiva, sin conocer lo que ocurría. Y les comunicaron que afuera el Coronavirus se había convertido en una Pandemia y que el mundo comenzaba a buscar estrategias para combatirlo. Una de éstas, algo que ellos mismos estaban experimentando: el aislamiento total.




Hasta ese momento las acusaciones contra el ciclo eran tenaces en las redes sociales. Por eso, en la emisión de ese 17 de marzo, el conductor del ciclo, Jochen Schropp, les fue contando de a poco lo que vivía el Mundo, con gráficos y videos sobre el crecimiento de la enfermedad desde que ellos ingresaron a ese encierro aquel 6 febrero. Y luego les presentaron una serie de videos donde sus familiares intentaban enviarle mensajes tranquilizadores a los participantes. Incluso alguno ironizó con que deberían estar en paz porque los contenía el lugar "más seguro" de Alemania. Ellos pudieron evacuar algunas dudas con un médico infectólogo que había en el estudio.


Pese al cuidado con el que se les comunicó la mala nueva, varios de los participantes se angustiaron y algunos no pudieron contener las lágrimas. Otros, los consolaron. La cadena Sat1, donde se emite el programa, aclaró que -previo a avisarles a los participantes- habían dispuesto medidas de higiene especiales en los estudios de Endemol Shine Germany, montados en este caso en dos casas en Ossendorf de Colonia.






Otro caso similar se vivió en la versión de "Gran Hermano" en Israel. Allí los participantes estuvieron encerrados desde enero, cuando poco y nada se sabía de la propagación del COVID 19. Los jóvenes se enteraron de lo que estaba ocurriendo con la Pandemia, el día de la final donde se definió al ganador del reality. El 10 de abril, después de pasar tres meses dentro de la burbuja, supieron que la mitad del Mundo y su propio país estaban en cuarentena. Es decir, no eran los únicos aislados. Del otro lado de la pantalla también vivían en una situación similar, sólo que sin que las cámaras de tv estén siguiendo cada uno de sus movimientos.

El día de la final, quedaban cinco concursantes. Ellos fueron los que recibieron la noticia más impactante: que el Planeta estaba siendo atropellado por la letalidad de un virus desconocido. Sentados en un cómodo sillón tuvieron la primera información más detallada de lo que -junto con sus pares alemanes- habían recibido el 17 de marzo, cuando el contexto no era tan grave. "Buenas noches a los finalistas de 'Gran Hermano' . Los próximos minutos les parecerán una película de ficción, pero les aseguramos que cada palabra es verdad ", comenzó el video, en formato de noticiero, con el que buscaron darles la noticia. Y siguió:

"Hace cuarto meses, nadie creía que 2020 iba a ser un año para olvidar pero ahora, como dijimos, la realidad supera a la ficción. Así que, queridos finalistas, bienvenidos a un nuevo mundo".


Y, a partir de allí, se sucedieron una serie de informaciones nacionales e internacionales, donde comenzaron a cobrar fuerza todos aquellos eventos que debieron suspenderse por la Pandemia. Y luego cerraron el informe con una actualización de los datos sobre el Coronavirus. Con frases contundentes sobre cómo había cambiado el mundo, acerca de la sensación de estar en medio de una guerra y con algo que, quizás les podía resultar algo familiar por la condición de confinamiento que ellos vivieron: "Estamos en la mayor cuarentena de la historia".


Las caras de los concursantes de "Gran Hermano" de Israel hablaban por sí mismas. Shock. Eso fue lo que se vio. Que la joven Tikva Gidon, resultara ganadora pareció pasar a un segundo plano, luego de 95 días de confinamiento voluntario. La decisión de que recién se enteren el día de la final, generó muchas críticas en las redes sociales y también en la prensa de distintos lugares del mundo.




Pero ni los participantes de GH en Alemania, ni los que lo hicieron en Israel, demostraron tanta sorpresa como los concursantes de la versión brasileña. Ellos ingresaron a la casa en enero, cuando poco se hablaba del Coronavirus. Dos meses después, el 17 de marzo, fueron informados de lo que estaba provocando la Pandemia en el Mundo.


Los trece concursantes no disimularon su conmoción cuando la producción del programa los anotició. ”Hay algo que tienen que saber. En diciembre del año pasado, cuando ustedes todavía no estaban encerrados, surgió un nuevo virus en China. Es un virus de resfriado. Como es nuevo, la gente no tiene los anticuerpos necesarios. El virus se expandió por todo el mundo y ya llegó a Brasil", les dijo el presentador. Ese país había sido el primero en detectar un caso de COVID 19 en América Latina. Se reportó el 25 de febrero en San Pablo. De hecho, ese mismo 17 de febrero en que los participantes del programa recibían el bombazo, se producía la primera muerte en Brasil por Coronavirus y, frente a eso, el gobernador de San Pablo decidió restringir el ingreso de personas que viniesen de otros lugares donde el virus estuviese circulando.


"Todo está tranquilo y todo el mundo está saludable. A la mayoría de las personas se les manifiesta como un resfriado o gripe, pero puede ser peligroso para personas con patologías", les señaló el presentador a los concursantes, con ánimo de frenar ese desasosiego. Pero aclaró: "Es un virus muy contagioso y ha infectado a millares de personas en nuestros hospitales".


Las expresiones de los jóvenes oscilaron entre el miedo, la preocupación, el asombro y la curiosidad. Pero, sin dudas, aquel contexto que estaban conociendo era apenas una mínima muestra  de lo que sobrevendría en el gran gigante de América del Sur. Dos meses después, Brasil ya sería uno de los tres países con más casos de Coronavirus en el Mundo. Y los muertos se multiplicarían.




La mar estaba serena


Salieron desde Manchester, en el Reino Unido, con el sueño de una aventura sin igual. Cruzar el Planeta Tierra, en su velero. Dejaron sus trabajos en 2017 para cumplir su sueño. Y, a comienzos de marzo pasado, emprendieron un tramo de la odisea a través del Océano Atlántico. Partieron desde las Islas Canarias (España), frente al continente africano. Elena Manighetti y Ryan Osborne conocían del Coronavirus cuando se lanzaron a navegar en esta etapa hacia el Mar Caribe. "En febrero habíamos escuchado que había un virus en China, pero con la información limitada que teníamos pensamos que cuando llegáramos al Caribe en 25 días todo habría terminado", contó Elena a los medios.



No tenían ni idea de lo que ocurría en esos días en que estuvieron en medio del agua. Les habían pedido a sus familias que no les transmitieran malas noticias. Y en esos 25 días de navegación sin prácticamente ninguna comunicación (ya que no tenían señal de teléfono), se intentaron acercar a la costa de la isla caribeña de San Vicente, el destino que se habían propuesto, cuando se encontraron con la imposibilidad de atracar. Todas las fronteras, terrestres, aéreas y también marítimas estaban cerradas. Y ellos no sabían nada. "Cuando llegamos nos dimos cuenta de que no había terminado y que todo el mundo había sido infectado", agregó Ryan.


Elena tiene a su familia en Lombardía, la región del norte de Italia más afectada por la Pandemia y donde se reportaron miles de muertos. Decidieron emprender rumbo con el velero hacia Granada, una isla bajo el dominio del Reino Unido y que, como contó la nota de MundoNews, fue el último rincón de América donde apareció el Coronavirus. Allí lograron conexión al 4G y se enteraron de lo que estaba ocurriendo.

"Una amiga nuestra ya estaba en San Vicente, que es donde pretendíamos dirigirnos. Nos las arreglamos para ponernos en contacto con ella 10 horas antes de llegar al muelle. Nos dijo que nos negarían la entrada ya que soy ciudadana italiana, a pesar de que no había estado en Italia en meses", detalló Elena. Como el itinerario del barco quedó registrado a través de la señal de GPS, lograron mostrarle a las autoridades del lugar que no habían pisado Italia por meses. Recién ahí les permitieron desembarcar en San Vicente. Pero saben que ahora será difícil abandonar la isla, en un contexto de cuarentenas globales, unas más estrictas que otras. Para ellos, la mar estaba serena, mientras ignoraron lo que sucedía con la Pandemia. El maremoto, en realidad, estaba en tierra firme.






Distintas historias de aquellos que no supieron de la hecatombe que generó el Coronavirus hasta mucho tiempo después de ocurrida. De los que permanecieron en su burbuja (voluntaria o involuntaria) pese a que el Planeta no hablaba de otra cosa. En ese "cono del silencio" que los mantuvo ajenos del monotema planetario. En la era de la híper-comunicación y de la híper-conexión, ellos estuvieron aislados incluso del aislamiento global. Sin enterarse de que todo había cambiado. Hasta toparse de frente con una desconocida e inédita realidad. La misma que tenía al Mundo encerrado en cuarentena. Mientras ellos protagonizaban su propia película.






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