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Tonga: el último paraíso en caer en la maldición del COVID

Este reino insular de Oceanía era uno de los 5 países que aún no registraba ningún caso de Coronavirus en el Mundo. Sin embargo, a casi dos años del inicio de la Pandemia, el pequeño Estado de 177 islas ahora sucumbió con la llegada de un turista desde Nueva Zelanda.


Por Gabriel Michi


Tonga es un Reino integrado por 177 islas y 106.000 habitantes. No tenía COVID, hasta ahora.

Aguantó y aguantó. Resistió y resistió. Y estuvo estos casi dos años de Pandemia invicto, sin ningún caso de COVID 19. Sólo quedaban cinco países del Mundo en esa condición, aunque en dos de ellos hay dudas en cuanto a la información oficial. Tonga, un pequeño Reino insular de Oceanía había logrado estar en esa reducida nómina de privilegiados, junto a otros similares como Nauru y Tuvalu, y dos de los que se desconfía de que esa ausencia sea verdad: Corea del Norte y Turkmenistán. En esos dos países, la oscuridad y el hermetismo de sus gobiernos conspiran contra la credibilidad de sus datos. Pero ahora Tonga vio que esa realidad ya no existe. Y registró el primer caso de Coronavirus, llevado al país por un turista de Nueva Zelanda que, como tantos otros, soñaba con disfrutar de sus paradisíacas playas.


Tonga, con 106,000 habitantes dispersos en 36 de sus 177 islas, había logrado que el virus letal, que hasta el presente ya alcanzó a casi 200 países, no ingrese a sus fronteras. Había cerrado sus accesos aéreos y marítimos y, gracias a su condición insular, bloqueado por completo al COVID 19. Estuvo blindada. Sin embargo, al terminar octubre de 2021 y mientras en el Mundo ya había 245 millones de contagios y casi 5 millones de muertos, Tonga tuvo la mala suerte de "debutar" en ese triste mapa. El ciudadano de Nueva Zelanda que dio positivo había llegado hasta allí en un vuelo que partió desde la ciudad de Christchurch, junto a otros 215 pasajeros. Por lo que ahora, este pequeño país llamado Tonga debió improvisar un mega operativo de emergencia, poniendo en cuarentena a todos los recién llegados, a la tripulación del avión y a los empleados del aeropuerto que pudieron haber tenido contacto con el contagiado. Algo impensado hasta ahora.






Habiendo transcurrido casi dos años del primer caso de COVID 19 detectado en China en noviembre de 2019, este pequeño Reino que fuera un protectorado inglés entre 1900 y 1970 -cuando declaró su Independencia- vio como ese "muro" de contención epidemiológica tan efectivo se derrumbó en un abrir y cerrar de ojos, frente a la necesidad de volver más accesibles sus fronteras para el turismo. Hasta el momento, Tonga tiene al 41% de su población con una dosis de vacuna contra el Coronavirus y al 31% con la inoculación completa. Por lo que el peligro de una diseminación del virus recién llegado es una amenaza latente. Más si se tiene en cuenta que su sistema de salud es por demás precario.


Las autoridades de esta Monarquía Parlamentaria llamada Tonga (tanto su Rey Tupou VI, como su primer ministro Pohiva Tu'i'onetoa) quieren evitar como sea lo ocurrido recientemente en la vecina nación de Fiji, donde se había logrado evitar el ingreso del COVID 19 hasta abril pasado, cuando la aparición de casos (también por el turismo) de cepa Delta terminó generando una imparable y arrasadora cadena de contagios en la isla, llegando a afectar a más de 50.000 personas y matando al menos a 673. Frente a semejante amenaza el gobierno tongano va a determinar en las próximas horas cierres de actividades y mayores restricciones, aunque se desconocen aún sus alcances.



La ubicación geográfica de Tonga y su condición insular fueron claves para frenar el COVID.


En tanto, vale decir que el pasajero neozelandés que llevó el virus a Tonga, tenía la vacunación completa de Pfizer y el test de PCR le había dado negativo antes de emprender el vuelo. Había partido de Christchurch, una ciudad que estuvo muchos meses sin presencia de COVID 19, aunque la semana pasada sonaron todas las alarmas para las autoridades locales cuando se informaron cuatro casos comunitarios después de que un residente regresó de Auckland, la capital de Nueva Zelanda, donde un brote viene creciendo desde agosto. Hasta este último repunte, la política de contención que desarrolló la primera ministra Jacinda Ardern venía siendo señalada como la más efectiva en todo el Planeta, tal como lo contó MundoNews en su nota "El ejemplo del Mundo". Pero la reapertura a turistas que además de su equipaje traían consigo la cepa Delta, generó este repunte de contagios. De hecho, hace apenas medio año Nueva Zelanda (con 5 millones de habitantes) había tenido tan sólo 2.500 casos y 26 fallecidos en toda la Pandemia. Hoy los contagios se multiplicaron, superando los 6.000, aunque el número de fallecidos se mantiene estable: 28 en total.


Desde esa Nueva Zelanda con casos en ascenso partió el turista con el objetivo de poder descansar en alguna de las requeridas playas de Tonga. Pero con él llevó algo más que ese deseo. Exportó el virus a un paraíso que había logrado resistir por días, meses y hasta casi dos años, sin Coronavirus. Y que gozaba de un estándar reservado para un puñado mínimo de privilegiados en el Mundo. Hasta este presente en que el sueño se terminó. Se hizo añicos. Y que convirtió a Tonga en el último paraíso en caer en la maldición del COVID 19.


Las paradisíacas playas de las islas que conforman Tonga son muy requeridas por el turismo internacional.




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