top of page
  • Foto del escritorMundoNews

Un infierno llamado Darién

El Tapón selvático ubicado entre Colombia y Panamá es una verdadera trampa mortal por la que inmigrantes desesperados intentan cruzar a Centroamérica para llegar a los EE.UU.. Los niños, acompañados o no de adultos, se multiplicaron alcanzando el récord de 25.000. Sólo en los primeros 4 meses del año ya pasaron 100.000 personas. Muchas quedan en el camino.


Por Gabriel Michi



Es el infierno en la Tierra. Ese lugar donde las esperanzas por un futuro mejor se enfrentan con lo más despiadado de la realidad. Donde los sueños de prosperidad sucumben ante el descarnada cachetazo de la verdad. El Tapón de Darién, una selva impenetrable y peligrosa que ocupa un triángulo de más de casi 26.000 km2 en la frontera ente Colombia y Panamá, es el embudo letal por el que deben atravesar los migrantes que intentan cruzar a Centroamérica para finalmente llegar a América del Norte y especialmente a los Estados Unidos. Más de 100.000 personas atravesaron esa geografía sólo en los cuatro primeros meses de este año, entre enero y abril. Eso representa seis veces más que las que llegaron en el mismo periodo de 2022. De mantenerse esta tendencia en ascenso hay quienes creen que en 2024 esa cifra de migrantes desesperados pueda llegar a los 400.000. Muchos de ellos, lamentablemente, perecerán en el camino. Otros lograrán su misión pero con muchas dificultades porque a la inexistencia de caminos, la frondosa vegetación, las montañas escarpadas, los ríos turbulentos, los traicioneros pantanos y los peligrosos animales (como los ofidios venenosos) se suma el creciente accionar de bandas criminales y traficantes que controlan la región, a menudo extorsionando y a veces atacando -hasta sexualmente- a los migrantes.

Según datos de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) alrededor del 15 % de estos desplazados son personas en especial estado de vulnerabilidad: niños, niñas y adolescentes. Según UNICEF, entre enero y abril de 2023, hubo un récord de 25.431 niños y adolescentes que ingresaron a Panamá a través del Tapón del Darién. Es un aumento ocho veces mayor en comparación con el mismo período de cuatro meses del año pasado, cuando poco más de 3.000 menores se enfrentaron a la peligrosa travesía. Y, encima de todo, también crece la tendencia de niños y adolescentes que arriban al Darién sin la compañía de adultos o tutores: en lo que va de 2023 entre ocho a 10 niños no acompañados llegan cada día a las estaciones de recepción de migrantes en Panamá. En 2022 esa cifra era de tres chicos en solitario por día. Si se mantiene esa aceleración del flujo a fines de este año habrá alrededor de 100.000 menores de edad que hayan enfrentado esa riesgosa "aventura" de vida o muerte.





En proporción los nacionales de Haití -un país sumergido en la pobreza extrema y en la guerra de bandas criminales- son el grupo migrante más numeroso en este 2023, seguidos por los provenientes de Ecuador, Venezuela, India y Colombia. El resto procede de más de 30 países del mundo. Hay de Sudamérica, de África y hasta de Asia. Y ese es un dato que sorprende: la cantidad creciente de ciudadanos de otros continentes que están llegando incluso de los lugares más lejanos.


En 2022, los venezolanos lideraron el número de migrantes que llegaron al Tapón de Darién. De un total de 248.284 personas que atravesaron esa inhóspita selva, el 60% eran de Venezuela (150.327). Le siguieron los de Ecuador (29.356) y Haití (22.435); en 2021, fueron los haitianos, y años antes, en la crisis de 2015-2016, fueron los cubanos. Los cambios en las políticas internas de los propios países de origen (algunos en crisis permanentes) y también las decisiones de las naciones receptoras, hacen fluctuar la preponderancia de unos u otros migrantes. Por ejemplo, las restricciones impuestas por EE.UU. al ingreso de venezolanos frenó abruptamente sus llegadas al Darién entre octubre y noviembre de 2022: pasó de 59.773 a 16.632.



De un año a otro el total de migrantes que cruzó esa selva aumentó un 54%: pasó de 134.000 en 2021 a los mencionados 248.000 en 2022. Y, como se dijo, la expectativa es que para este 2023, manteniéndose al ritmo actual, ese número se incremente en un 61%, llegando a los 400.000. Dependerá mucho no sólo de las condiciones de los países de orígenes y de las restricciones de los de destino sino también de lo que ocurra con las naciones de tránsito y también de lo que pueda traer consigo la naturaleza ya que la segunda parte del año suele ser mucho más lluviosa en esa zona.


Según la OIM, al menos 36 migrantes fallecieron en 2022 cuando cruzaban el Darién, aunque la cifra puede ser mucho mayor. A las dificultades características de una selva salvaje (con animales peligrosos, ríos crecidos, barrancos empinados y barrosos) se suma la presencia brutal del crimen organizado, que desde hace décadas aprovecha la situación para traficar drogas, armas y personas. Entre esas personas los propios migrantes desesperados que terminan siendo atrapados de estas redes de trata, cuando no son robados -pese a las escasas pertenencias que tienen- o víctimas de violencia sexual. De esos delitos son rehenes también muchos menores de edad.


Esos migrantes que intentan cruzar el Tapón de Darién escapa de desesperantes situaciones en sus países. Y en ese exilio los guía la ilusión de un futuro aunque sea un poco mejor en otras naciones. Pero así como el abandono de lo propio es muy doloroso, el trayecto a ese sueño -la mayoría de las veces ese inalcanzable "sueño americano"- debe atravesar por un sinnúmero de padecimientos. Padecimientos que convierten esos sueños en las más terribles pesadillas. Y que tienen su peor parte en esa selva del infierno. Un infierno llamado Darién.




Comments


bottom of page