top of page
  • Foto del escritorMundoNews

A los botes: Una isla que se hunde obliga a mudar a toda la población en Panamá


La habitantes de Cartí Sugdupu tiene que abandonar sus casas por los efectos del cambio climático y la subida del nivel del mar. Sus 1.450 ciudadanos serán llevados a tierra firme. Son los cunas, pueblo originario que entre fines de 2023 y principios de 2024 será relocalizado.


Por Gabriel Michi


El cambio climático se viene expresando de diferentes formas. Todas dramáticas. Pero algunas directamente desesperantes. Y eso es lo que está ocurriendo en la isla Cartí Sugdupu, en el Caribe panameño, que debe mudar a sus 1.450 habitantes antes que ese territorio desaparezca por completo ante la incesante subida de las aguas. Ese pequeño terruño, cuya superficie es similar a la de 5 canchas de fútbol, está habitado por personas de pueblos originarios que se dedican sobre todo a la pesca y la producción de yuca y plátanos, lo que los llevará sí o sí a tener que cambiar también su modo de vida. La comunidad indígena de Cartí Sugdupu ahora tiene que abandonarla por el riesgo creciente de que se los trague el mar. Por eso deben mudarse a tierra firme.


Actualmente esas 1.450 personas -que viven hacinadas y sin agua potable en ese territorio insular- ven cómo regularmente sus casas se inundan por la subida de las aguas. Si bien el Gobierno de Panamá cree que la isla se hundirá por completo y quedará sumergida en el año 2050, las urgencias y esos permanentes y cada vez más frecuentes anegamientos están llevando a acelerar los tiempos. Vale decir que el archipiélago de Guna Yala -conocido mundialmente como San Blas- está apenas a entre 50 cm y un metro sobre el nivel del mar.


Los nativos de la isla Cartí Sugdup, al noreste de Panamá, se convertirán así en el primer pueblo indígena en América Latina que se verá obligado realojado por el cambio climático. Los proyectos oficiales de relocalización datan en realdad desde el 2010, pero el Estado panameño retomó la iniciativa en 2017. Cartí Sugdupu es una de las 365 islas del archipiélago de la comarca indígena de Guna Yala.


La vida en el lugar no sólo es muy dura por las permanentes inundaciones que lo asolan -tanto por la subida del mar como por las intensas lluvias- sino que también sufren calor extremo y la falta de servicios públicos como de agua potable, en un contexto de enorme hacinamiento. Magdalena Martínez, una profesora jubilada de 73 años, señaló: "Pensamos que nos vamos a hundir, sabemos que va a pasar, pero faltan muchos años, entonces pensamos en nuestros hijos, tenemos que buscar algo (...) donde ellos puedan vivir tranquilos".


Marcos Suira, funcionario del Ministerio de Vivienda , describe que el gobierno y los habitantes vienen constatando permanentes "problemas por la subida del nivel del mar producto del calentamiento global que sufre todo el país". Las autoridades vienen trabajando desde hace más de una década en un plan integral para trasladar a 300 familias a un terreno en tierra firme que pertenece a la comunidad guna.


Pero no es sólo la isla de Cartí Sugdupu la que corre el riesgo de quedar sumergida. Hay al menos 49 territorios insulares habitados que están amenazados por las aguas ya que se encuentran apenas a entre 50 cm y un metro sobre el nivel del mar. Según Steven Paton, científico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, "el hecho es que con el aumento del nivel de mar por causa directa del cambio climático casi todas las islas van a ser abandonadas para finales de este siglo. Algunas de las islas más bajas cada mes con la marea alta están inundadas".



Los meses de noviembre y diciembre son particularmente complicados para la población ya que es la temporada de lluvias más intensas. Y en Cartí Sugdupu las viviendas son sumamente precarias, sin luz eléctrica en la mayoría de los casos y las horas del día: de hecho, los isleños dependen de un generador público que se enciende unas horas por la noche, aunque algunos usan paneles solares y generadores privados. Los sanitarios son comunitarios y sus condiciones, lamentables.


Los baños son comunales, cubículos en los embarcaderos donde unas tablas cruzadas de madera sobre el mar hacen las veces de inodoro. Pero no sólo eso. El hacinamiento es tal que, según un reciente informe de la ONG Human Rights Watch, "no hay espacio para ampliar las viviendas ni para que los niños jueguen. Las inundaciones y tormentas han dificultado aún más la vida en la isla, afectando la vivienda, el agua, la salud y la educación".


Si los planes oficiales se mantienen a fines de 2023 o comienzos de 2024, el gobierno relocalizará a toda la población de la isla en en la nueva barriada de 22 hectáreas en tierra firme, a apenas 15 minutos en lancha de la isla. Allí se levanta una nueva urbanización en medio de un monte tropical que fue talado. La flamante urbanización se llamará Isber Yala o "Árbol de Níspero". Cada familia tendrá un terreno de 300 m2, con una vivienda de 49 m2 de dos habitaciones, baño, comedor y cocina, además de agua potable y luz eléctrica. Podrán ampliar la casa o plantar un huerto.


En total el proyecto costará unos 10 millones de dólares. Pero la idea en el futuro es hacerlo crecer para los habitantes de otras islas en peligro, Este será el primer paso de un éxodo de una de las 50 islas habitadas (de un total de 365). La población total de estos pueblos originarios suman 33.109, pero distribuidos en tierras costeras e islotes. Según cuenta la historia esto terminaría siendo una reivindicación para los gunas, ya que ellos originalmente vivían en tierra firme, en las regiones colombianas de Urabá, Antioquia y Caldas.


Hace 10 años otra isla llamada “Noromulo” desapareció hace 10 años. El Mar Caribe, donde se encuentra Guna Yala, crece de tres a seis milímetros anuales, lo que supone un crecimiento de hasta 60 centímetros en 100 años, y en los peores escenarios entre dos y cinco metros, explicó el científico Steven Paton. Como antecedente inmediato, en diciembre de 2022 los fuertes vientos coincidieron con la marea alta y durante dos días el mar cubrió todas las islas de Guna Yala. Si bien las inundaciones se dan hace décadas, entre 1970 y 1980, en la temporada de vientos alisios o lluvia, cuando subía el agua apenas les llegaba a los tobillos. Hoy es mucho más. Por eso es que los pobladores deberán abandonar sus casas, antes que el agua los tape. Y se convertirán en el primer pueblo en tener que ser relocalizado por el cambio climático.




Comments


bottom of page