Argentina: El inquietante hallazgo de archivos nazis en el depósito de la Corte Suprema
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El increíble descubrimiento de una descomunal cantidad de cajas olvidadas desde 1941 en el sótano del máximo tribunal podrían aportar información desconocida sobre el nazismo. Habían sido enviadas desde la Embajada alemana en Tokio y secuestradas por la Justicia.
Por Gabriel Michi

Una "Caja de Pandora". Donde lo que se expande cuando se abre son los fantasmas de una realidad siniestra. Postales de una de las épocas más oscuras de la Historia del Mundo. Lo insólito es que esa "Caja de Pandora" estuvo en el mismo lugar por 84 años en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires. Es más, no estuvo arrumbada en un escondite inhóspito y desconocido. Permaneció en el sótano del máximo órgano judicial de Argentina: en el depósito de la Corte Suprema de Justicia, en el emblemático e insoslayable Palacio de Tribunales. La espeluznante "Caja de Pandora" no es una sino que son varias cajas con un montón de documentación del nazismo que permaneció olvidada en los depósitos de la Corte desde 1941 sin que nadie se percate de ello. Ahora, por una mudanza para la creación de un museo, se toparon con esa impresionante e inquietante realidad que abre miles de interrogantes de una historia lacerante e inconclusa, con millones de víctimas en su criminal raid.
Es un descubrimiento de trascendencia mundial y su alcance resulta inconmensurable. Esos archivos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación pueden revelar múltiples secretos de cómo operó el régimen comandado por el líder nazi Adolf Hitler y la conocida presencia de nazis en Argentina. Lo que se sabe hasta el momento es que ese material llegó a la Argentina el 20 de junio de 1941 (en plena Segunda Guerra Mundial) a bordo del barco a vapor japonés “Nan-a-Maru” y que había sido despachado desde la Embajada de Alemania en Japón (país que formaba parte del Eje). Estaba compuesto de 83 bultos y el destino era la representación diplomática germana en Buenos Aires. De hecho, esa Embajada había declarado que la carga contenía efectos personales para sus miembros y pidió el "libre despacho". Sin embargo, la División de Aduanas y Puertos detuvo su ingreso y dio intervención a Enrique Ruiz Guiñazú, canciller del gobierno de Roberto Marcelino Ortiz. La alertas se encendieron porque (dada la cantidad y la potencial naturaleza del material) podrían afectar la pretendida neutralidad argentina ante el conflicto global, tal como había sido la decisión del Ejecutivo en el poder.

En aquella época, además, se había creado la Comisión Especial Investigadora de las Actividades Antiargentina (de la Cámara de Diputados de la Nación), que funcionó entre 1941 y 1943, y que intervino en esta polémica cuestión. De hecho, el diputado radical Raúl Damonte Taborda, presidente de la Comisión, solicitó a la Aduana información sobre los envíos como el llegado en el barco de vapor proveniente de Tokio. En medio de un clima muy complejo fue que, el 8 de agosto de 1941, representantes de la Aduana, la Cancillería y la mencionada Comisión abrieron cinco cajas al azar y, para sorpresa de todos, entre los documentos hallados no sólo había postales y fotografías (que podrían ser interpretadas como correspondencia privada habitual entre las personas), sino también mucho material propagandístico del régimen alemán. Y, como si todo eso fuera poco, se hallaron miles de libretas pertenecientes a la Organización del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán en el exterior y a la Unión Alemana de Gremios.
En aquel momento, los representantes diplomáticos de Alemania exigieron que les devolvieran los paquetes para reenviarlos a su embajada en Tokio. Algo que fue denegado por las autoridades del Ejecutivo nacional que decidieron acatar el pedido de la Comisión investigadora de que eso fuera entregado a la Justicia para impedir la peligrosa propaganda antidemocrática y lesiva para las naciones aliadas de Argentina que contenía el polémico material ya examinado.

Fue entonces cuando, el 13 de septiembre de 1941, un juez federal de la Capital argentina, Miguel Luciano Jantus, ordenó la incautación preventiva de las encomiendas, pidió más informes y dispuso el secuestro del material. Ante el peso específico que semejante expediente tenía y valiéndose de que detrás asomaba un conflicto entre dos naciones (Argentina y Alemania), el magistrado remitió la causa a la Corte Suprema. Y, después de una gran cantidad de idas y vueltas, permaneció en el depósito del máximo tribunal del país desde ese entonces hasta hoy en día. Sin que nadie se acuerde de semejante "Caja de Pandora" que quizás hasta pueda llegar a echar luz sobre el Holocausto, las cuentas nazis y las rutas de sus jerarcas.
Como se mencionó, esos archivos fueron encontrados accidentalmente, en el marco de las obras para la creación del Museo de la Corte Suprema, mientras se llevaba adelante el traslado de documentación depositada. Fue allí que funcionarios judiciales detectaron una serie de cajas conteniendo ese terrorífico material vinculado al nazismo. Entonces, el director de la Oficina de Servicios Auxiliares, Marcelo Valente, dio aviso al responsable del Centro de Asistencia Judicial Federal, Pablo Lamounan, quien ordenó la inmediata preservación de los objetos e informó de la situación al presidente del máximo tribunal Horacio Rosatti.

Frente a semejante hallazgo y lo que pueda representar, el presidente de la Corte Suprema ordenó un exhaustivo relevamiento y clasificación de todo el material encontrado y, obviamente, exigió los máximos cuidados para su preservación. Es más, Rosatti encabezó la apertura formal de las cajas en un despacho del cuarto piso del Palacio de Tribunales. Y, por la importancia y trascendencia que esa documentación reviste, en la ceremonia participó el Gran Rabino de AMIA, Eliahu Hamra; el director Ejecutivo del Museo del Holocausto de Buenos Aires, Jonathan Karszenbaum; la investigadora del mismo museo, Marcia Ras; el titular del Centro de Asistencia Judicial Federal, Pablo Lamounan; la directora de Bibliotecas de la Corte Suprema, Jessica Susco; el director de la Oficina de Servicios Auxiliares, Marcelo Valente; y la licenciada en "Conservación y Restauración de Bienes Culturales", María de la Paz Podestá.
Ahora, Rosatti dispuso que el material sea cuidadosamente trasladado a una sala especialmente acondicionada en el cuarto piso del Palacio de Tribunales, con medidas de seguridad reforzadas, dado lo delicado de esa documentación. Los especialistas deben hacer una minuciosa inspección de todo el material, inventariar y calificar los archivos buscando información desconocida sobre la ruta y la presencia de los nazis en Argentina y hasta, quizás, elementos que puedan ayudar en el conocimiento pleno de las barbaries cometidas durante el Holocausto donde Hitler y sus secuaces asesinaron al menos a seis millones de judíos, además de miembros de otras colectividades. Todo eso y mucho más puede surgir de esta "Caja de Pandora" del horror que se abrió inesperadamente y que fuera encontrada accidentalmente, después de años de olvido, en los archivos del máximo tribunal de la Argentina. Aunque parezca mentira.

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