Turismo de lujo en África: privilegio de pocos, perjuicios de muchos
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Grandes cadenas multinacionales expanden sus proyectos VIP en santuarios naturales de ese continente. Pero afectan al medio ambiente y a las poblaciones locales. Y casi no les dejan beneficios económicos en esos lugares. Activistas y científicos se oponen y denuncian.
Por Gabriel Michi

Lo "exótico" atrae. Por lo inaccesible. Por lo distinto. Por lo curioso ante los ojos extraños. Por lo natural. Por lo autóctono. Por lo identitario. Por muchas razones. Y, a veces, acceder a esos lugares y a esas culturas termina siendo un privilegio para pocos. Aquellos que pueden pagarlo. Lo paradójico es que pagan fortunas para conocerlo pero lo hacen en dinámicas y espacios de lujo, alejados por completo de la realidad de lo que se supone quieren visitar e indagar. Y, encima, los beneficios de ese consumo turístico cinco estrellas se lo terminan llevando agentes de viajes o cadenas de hoteles multinacionales, que se llevan los dividendos a los países del "Primer Mundo" donde tienen sus casas matrices y de donde provienen la mayoría de esos visitantes. Así, los habitantes locales del lugar elegido por estos turistas VIP no suelen recibir casi ningún beneficio, y hasta ven perjudicados sus intereses (una vez más), además de que su naturaleza y costumbres también pagan las consecuencias. Eso es lo que esta ocurriendo hoy con el turismo de lujo que elige África: termina siendo un privilegio (y negocio) para pocos y un perjuicio para muchos.
Si bien la apuesta a esta industria sin chimeneas para clientes VIP se ha vuelto una tendencia creciente entre los gobiernos de varios países africanos en busca de dinero para sus arcas, los beneficios han sido bastante limitados para las comunidades locales. Así lo demuestra, por ejemplo, una investigación de la Universidad de Manchester que llegó a la conclusión que ese turismo de lujo muchas veces causa más daños que virtudes.
En África ha habido un enorme aumento de los viajes de negocios y de placer, que lo volvieron un destino cada vez más atractivo para las empresas multinacionales. Esa tendencia provocó que también las aerolíneas hayan incrementado sus vuelos a destinos africanos. Por eso muchos gobiernos de esos países apuntan al desarrollo del turismo de lujo, ya que lo consideran una actividad "de alto valor y bajo impacto".

Sin embargo una investigación, publicada en African Studies Review, demostró que ese resultado no sería tan así. Algunos datos que refuerzan la idea: los resorts "all inclusive" suelen estar aislados de la vida local; además contratan pocos trabajadores del lugar y evitan que los turistas gasten en las comunidades cercanas al ofrecerles todo en el lugar. Para graficarlo, el estudio mostró que por ejemplo los "eco-lodges" más rentables eran de propiedad extranjera y gran parte del gasto de los turistas se va a agencias de viajes extranjeras, importaciones de alimentos o ganancias repatriadas al exterior. Además la investigación concluyó que el turismo de lujo profundiza la desigualdad, ya que las ganancias se concentran entre operadores extranjeros o una pequeña élite local, mientras que los salarios para la mayoría de los empleos turísticos siguen siendo bajos.
Semejante situación está generando tensiones en los lugares donde se desarrolla el turismo de lujo. Tensiones que incluso derivan en demandas judiciales. Por ejemplo, la semana pasada un activista local -Meitamei Olol Dapash, del Instituto de Educación, Investigación y Conservación Maasai- presentó una denuncia para bloquear la apertura de un nuevo Ritz-Carlton (un lodge de safari de lujo, que cuenta con piscinas privadas y servicio de mayordomo personalizado) en la reserva Maasai Mara de Kenia. Según la presentación judicial, en esa zona este tipo de emprendimientos estaría perjudicando a los pastores masai que denuncian que están dañando sus hábitats en esa praderas y sus formas de vida. No es el único rechazo al turismo de lujo que se está dando en Kenia; muchos habitantes se quejan de lo que consideran apropiaciones de tierras por parte de ricos inversores. Algo similar ocurre en en Tanzania, donde crecen las protestas contra el desalojo de decenas de miles de masáis que son expulsados de sus tierras para construir pabellones de caza . Esa situación, incluso, desembocó en enfrentamientos mortales con la policía.
Y la idea de que toda esta actividad turística de lujo es una postal bastante evidente de la desigualdad, basta con analizar algunos números: por su estadía en el flamante safari lodge en la reserva Maasai Mara de Kenia, el Ritz-Carlton cobrará a los huéspedes tarifas por noche a partir de 3.500 dólares por persona. Esas suites con tiendas de campaña y terrazas privadas tienen vistas privilegiadas a un río cruzado por ñus migratorios. Sin embargo, los habitantes del lugar, que viven en condiciones paupérrimas, no verán nada o casi nada de esos beneficios, aunque las tierras y riquezas explotadas sean esas en las que habitan desde hace siglos.
Desde el lnstituto de Educación, Investigación y Conservación Maasai (MERC) denuncian que el verdadero coste de esas sublimes vistas será mucho mayor si se daña uno de los ecosistemas más famosos del mundo. En ese sentido, Meitamei Olol Dapash, del MERC, decidió ir más allá del rechazo público y por esos decidió presentar la demanda en un tribunal de Kenia contra Ritz-Carlton, su propietario Marriott (MAR.O), el desarrollador local del proyecto, Lazizi Mara Limited, y las autoridades kenianas. El denunciante alega que el campamento de 20 suites, que cuenta con piscinas de inmersión y servicio de mayordomo personalizado, obstruye un corredor migratorio crucial entre Masái Mara y el Serengeti, en Tanzania. Los investigadores afirman que la migración permite a los ñus encontrar alimento y mantener la diversidad genética entre las manadas. Además, la demanda afirma que no hay pruebas de que se haya realizado una evaluación de "impacto ambiental". Por eso, Dapash solicitó al Tribunal de Medio Ambiente y Tierras de Narok que suspendiera la apertura del albergue prevista parta el viernes 22 de agosto y atendiera el caso con prioridad.
En respuesta a semejante acusación, la cadena Marriott, que firmó un acuerdo de franquicia con Lazizi, expresó en un comunicado que estaba comprometida a respetar el medio ambiente y que Lazizi había obtenido todas las aprobaciones necesarias. Por su parte, el director general de Lazizi, Shivan Patel, dijo que las autoridades kenianas realizaron una evaluación de "impacto ambiental", que estableció que el sitio no era un punto de cruce de vida silvestre. En tanto, el gobierno del condado de Narok y la Autoridad Nacional de Gestión Ambiental, no hicieron públicas sus posiciones. La demanda judicial para frenar el proyecto también argumenta que se violó un plan de gestión para Maasai Mara adoptado por el gobierno del condado de Narok en febrero de 2023, que exige "ningún nuevo desarrollo de alojamiento turístico" antes de 2032. Según Dapash el público necesitaba respuestas: "Para nosotros, la preservación de la migración de la fauna silvestre es un tesoro que no podemos permitirnos perder. Debemos asegurarnos de que se haya actuado con la debida diligencia".
Este es un nuevo capítulo de una serie de conflictos que este tipo de emprendimientos turísticos internacionales tienen con los pastores masai, quienes señalan que el desarrollo del sector está dañando sus hábitats y formas de vida. Y, en ese marco, denuncian las apropiaciones de tierras por parte de ricos inversores, algo que en Tanzania desató una serie de protestas contra el desalojo de decenas de miles de masáis para construir pabellones de caza han provocado enfrentamientos mortales con la policía.
Según el activista Dapash, quien fundó MERC en 1997 como una red de base de líderes masai, este desarrollo del Ritz-Carlton es el último de una larga lista de lucrativos proyectos turísticos que los funcionarios del gobierno han aprobado a expensas de la vida silvestre y la gente locales. "Sin que el gobierno del condado regulara el comportamiento y las actividades turísticas, vimos cómo el hábitat y el medio ambiente se degradaban gravemente", denunció a la agencia Reuters. Es más, los funcionarios del condado han reconocido que el turismo excesivo ha dañado el entorno natural de Maasai Mara, pero señalaron que centrarse en el "turismo de alto valor" puede ayudar a solucionar este problema al generar más dinero con un menor coste ambiental.

Mientras, las empresas del sector publicitan la espectacularidad de la privilegiada ubicación de sus emprendimientos haciendo eje en justamente esas características. Por ejemplo, al anunciar el nuevo Ritz-Carlton, Marriott dijo que ofrecería un "asiento en primera fila" para la "Gran Migración" anual de millones de ñus, cebras y gacelas. Y es que el albergue se encuentra a lo largo del río Sand, una importante fuente de agua para animales, desde elefantes hasta aves, que serpentea de un lado a otro de la frontera entre Kenia y Tanzania.
Por su parte, Joseph Ogutu, otro investigador keniano de la Universidad de Hohenheim (Alemania), quien ha estudiado la migración de la fauna silvestre en Masái Mara, afirmó que la nueva construcción supondría un nuevo golpe para la fauna de la reserva. Las poblaciones de muchas especies en la reserva se han reducido en más del 80 % desde la década de 1970, según datos del gobierno keniano. "Es muy desaconsejable construir un albergue en una de las rutas más críticas de la Gran Migración", argumentó. En el mismo sentido, Grant Hopcraft, ecólogo de la Universidad de Glasgow, afirmó que el proyecto probablemente tendría importantes implicaciones ecológicas a largo plazo para la migración.
Este emprendimiento de la cadena Ritz-Carlton y su propietario Marriott (MAR.O) es un nuevo capítulo de una explosión del interés turístico de lujo en África. Pero son varias las multinacionales del sector que están aportando a este mercado. Por ejemplo,. la cadena hotelera estadounidense Hilton anunció que pretende profundizar sus campañas de expansión en ese continente para aprovechar el rápido crecimiento del turismo en el continente y que planea triplicar su cartera africana a más de 160 hoteles. En ese sentido, la compañía planea ingresar a Angola, Ghana y Benin por primera vez, mientras regresa a Madagascar.
Por su parte, Marriott prevé añadir 50 propiedades para 2027 incluyendo el desembarco en cinco nuevos países: Cabo Verde, Costa de Marfil, República Democrática del Congo, Madagascar y Mauritania. La cartera africana actual del grupo abarca casi 150 propiedades y 26.000 habitaciones en 20 países y 22 marcas.
En ese mismo sentido,. las aerolíneas internacionales también incrementaron su presencia en África. Las llegadas internacionales al continente aumentaron un 9% interanual en el primer trimestre de 2025, según la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas, un 16% más que en el mismo período anterior a la pandemia de 2019. Y, si bien es un sector en pleno crecimiento, aún no alcanzo grandes niveles en cuanto a su representación en los PBI de los países en cuestión. Hoy el turismo representa entre el 3% y el 7% del Producto Bruto Interno en países como Kenia, Marruecos y Sudáfrica. Aun así llega hasta el 15% en economías con un fuerte componente turístico como Namibia.
Si bien las necesidades económicas de las naciones africanas son enormes y la posibilidad de que la denominada "industria sin chimeneas" puede ser una gran apuesta al respecto, los especialistas coinciden que deberían tomarse ciertas precauciones que garanticen no sólo el cuidado de la naturaleza y las culturas de sus pobladores, sino también que los beneficios económicos se queden en esos lugares. Es decir, que no sean acaparados por empresas multinacionales que se los llevan a sus casas matrices ni por las elites locales que se aprovechan de sus contactos. Algo que hasta el momento es lo que viene ocurriendo con el turismo de lujo en África: privilegios para pocos y perjuicios para muchos.

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