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Biden quiere ser la contracara de Trump

El demócrata inicia su Presidencia con una batería de decretos que desbaratan la política del republicano en distintos planos. En cuestión días volverá al Acuerdo de París, impondrá el uso obligatorio de mascarillas, cambiara los vetos migratorios contra musulmanes y reunificará a las familias latinas atrapadas por el Muro, entre otras cuestiones. La vuelta a la "normalidad"


Por Gabriel Michi



No es simplemente un cambio rutinario de gobierno. No representa el tránsito de una administración a la otra. Ni siquiera en un país donde cada cuatro años o a lo sumo ocho, es habitual que esas mutaciones sean poco perceptibles en los Estados Unidos. Al menos en los primeros momentos. Con Joe Biden en la Casa Blanca muchas de las políticas que fueron -provocativamente- estructurales durante la disruptiva presidencia de Donald Trump quedarán en el olvido. En realidad, según el mapa de decisiones que trazó el demócrata, se irá en sentido diametralmente opuesto.


Biden tiene preparada una batería de órdenes ejecutivas (decretos) en los que planea hacer un borrón y cuenta nueva en poco tiempo sobre varias de las políticas que tanta polémica generaron durante la Administración Trump. Entre ellas, algunas de las resoluciones que tiene en su manga Biden apuntan a intentar volver a los EE.UU. a la sintonía ambiental del concierto de naciones, algo de lo que el republicano renegó. Por eso, el nuevo presidente piensa reencauzar a su país en el Acuerdo de París que apunta a desacelerar e ir reduciendo los efectos de la contaminación en el cambio climático, impulso al que la principal potencia del Mundo se había sumado durante el gobierno de Barack Obama, del que Biden fue Vicepresidente. Esa será una señal indubitable hacia el resto de las Naciones.


Otro tema que marcará su agenda de distanciamiento y ruptura con Trump, será el fin del veto migratorio que el republicano le impuso a los originarios de distintos países, en particular del universo árabe. Y en el mismo plano de las limitaciones que se impuso a los inmigrantes, Biden impulsará la reunificación de familias separadas en la frontera entre México y los EE.UU., un tema en el que insistió en los debates presidenciales y que había conmovido a gran parte de los norteamericanos cuando se conocieron las desgarradoras historias del desmembramiento emocional del que fueron víctimas y las imágenes de niños en especies de jaulas inhumanas.


También Joe Biden planea un cambio radical en materia sanitaria frente al COVID 19: contra la diatriba negacionista de Trump, el nuevo presidente impondrá -dentro de sus alcances federales- el uso obligatorio de mascarillas. Como cada Estado tiene sus propios atribuciones en la materia, en principio la decisión alcanzará a todos los edificios federales a lo largo y ancho del extenso territorio norteamericano y también en lo que hace al tránsito interestatal.

Además, Biden ya había anunciado que en sus primeros 100 días de gobierno pretendía que se llegase a vacunar contra el COVID 19 a 100 millones de personas. Y en los papers internos que conoció la prensa norteamericana se mantiene en firme esa idea.



A diferencia de Trump, Biden se vacunó rápidamente contra el COVID. Planea que 100 millones lo hagan en 100 días.

Biden llega a la Casa Blanca en medio de un clima de máxima tensión interna nunca visto, patentizado en la violenta irrupción en el Capitolio por parte de fanáticos trumpistas que no aceptan la derrota del presidente más polémico de su historia. Por eso hubo que recurrir a un despliegue de seguridad sin precedentes tanto en Washington DC como en todos los Estados. El alerta máxima es un síntoma de lo que esta ocurriendo.



Biden asume en un clima de máxima tensión, tras la toma del Capitolio por parte de fanáticos de Donald Trump.


Pese a eso, el demócrata planea emitir esa serie de órdenes ejecutivas en forma inmediata y en los primeros 10 días de su gestión trazar una directriz totalmente opuesta a la de su antecesor. Y ya se comprometió a destinar 1,9 billones de dólares para generar una reactivación económica frente al desastre originado por los efectos devastadores en ese plano del Coronavirus. También en ese aspecto tiene como objetivo extender la imposibilidad de desalojos y ejecuciones hipotecarias producto de la Pandemia.


El cambio radical de la orientación del nuevo inquilino de la Casa Blanca va a marcar un sendero que encierra un explícita crítica a lo hecho por Donald Trump. Un juego de opuestos, en un país donde nunca los cambios de orientaciones son tan rotundos. Pero, pasaron cosas. Y en estos 4 años de disrupción permanente contra la particular "normalidad" norteamericana, lograron que los hechos que podrían parecer más naturales hoy parezcan hasta "revolucionarios". Paradójicamente no será Biden el que marque la diferencia. Sino que fue Trump quien lo hizo. Aunque les pese a sus votantes.




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