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Chile: La tragedia de la primera periodista asesinada en democracia

Francisca Sandoval, de apenas 30 años, fue alcanzada por una bala en medio de incidentes el pasado 1 de Mayo. Agonizó 11 días hasta que murió. Trabajaba en un canal local y fue víctima accidental de una disputa entre comerciantes, manifestantes y la Policía. En ese país no había ningún crimen contra un reportero desde el final de la dictadura. Hay un detenido.


Por Gabriel Michi



La tragedia golpeó la puerta de la prensa chilena. Con el hecho más grave desde hace 32 años. Francisca Sandoval, de apenas 30 años, se convirtió en la primera periodista asesinada desde el retorno de la democracia en 1990. Desde los oscuros años de la dictadura encabezada por Augusto Pinochet (1973-1990) no ocurría que un trabajador o trabajadora de prensa muriera violentamente como resultado de su labor informativa. En aquella época tan nefasta para la historia de Chile hubo 37 periodistas, comunicadores y estudiantes vinculados a este oficio, que fueron desaparecidos o asesinados por los militares. Pero desde ese entonces nunca la prensa había vuelto a revivir un hecho letal contra alguno de sus profesionales.


El hecho conmociona al país trasandino. El propio presidente Gabriel Boric señaló, a través de las redes sociales: "La violencia perjudica la democracia y daña familias irreparablemente. Nuestro compromiso es con la seguridad y la justicia, y no descansaremos en ese afán. Mi sentido pésame y abrazo a la familia de Francisca Sandoval, víctima inocente de delincuentes. No permitiremos impunidad". Por su parte, el Colegio de Periodistas chileno aseguró que no tiene "registro de otro caso así, al menos no en democracia".



Francisca Sandoval era una periodista de "Señal 3" de La Victoria. Le dispararon el 1 de mayo. Murió 11 días después.



El 1 de Mayo Francisca Sandoval estaba cubriendo los episodios de violencia que se desataron en medio de las marchas por el Día del Trabajador. Lo hacía para el canal local Señal 3 de La Victoria, en el barrio Meiggs de Santiago, cuando una bala impactó en forma directa en su cara. La joven periodista agonizó por 11 días, con muerte cerebral, hasta que falleció el 12 de mayo.


Ese día grupos violentos radicalizados y antisistema se enfrentaron con los Carabineros y con comerciantes de esa zona donde confluyen distintas tiendas mayoristas y de productos chinos y desde hace tiempo se viene denunciando la presencia de mafias que, entre otras cosas, se aprovechan tanto de la venta ambulante como de la explotación de migrantes.


Por el crimen de Francisca hay un detenido, Marcelo Naranjo, quien según la Policía es el autor del disparo mortal. Está acusado de homicidio doloso. El “Pestaña”, como es conocido en el mundo del delito, cuenta con antecedentes por tráfico de drogas, robos y portación ilegal de armas. Había salido de la cárcel el 2019. Hay un video, filmado por los propios feriantes, en los que no sólo Naranjo queda expuesto como autor de disparos sino que también se lo escucha decir: "Oye, Conchaesumadre, le dí".


Marcelo Naranjo es el acusado de disparar y matar va la periodista Francisca Sandoval. Tiene un extenso prontuario.

Como se dijo, según el Observatorio Iberoamericano de la Libertad de Expresión y de Prensa (Oilep), fueron 37 periodistas los asesinados durante el régimen militar, incluyendo varios estudiantes, en un contexto en donde en esos 17 años que duró la dictadura pinochetista hubo 3.200 personas asesinadas y al menos 1.192 detenidos desaparecidos. El caso de Francisca se inscribe en un contexto bien diferente. De un Chile que reconquistó la democracia hace 32 años y que -luego de una verdadera explosión por la enorme desigualdad social a fines de 2019- inauguró un proceso que derivará en una nueva Constitución (que en estos momentos se está debatiendo) y que ya se manifestó en la elección de un gobierno de izquierda como el de Gabriel Boric. Sin embargo, la violencia se sigue expresando de distintas formas, ya sea en el denominado "conflicto mapuche" en la zona de la Araucanía, ya sea en manifestaciones que terminan de la peor manera, en general con un accionar también desmedido y extremadamente represivo de los Carabineros.


Si bien el crimen de Francisca Sandoval es el primer asesinato de un/a periodista chilena mientras ejercía sus labores, aún existe un verdadero misterio y enormes dudas acerca de lo que ocurrió en 1990 con Jonathan Moyle, un editor británico que fue hallado muerto apenas días de instalada la democracia en una habitación de hotel en Santiago, a donde viajó para asistir a la Feria Internacional del Aire y del Espacio. La familia sospecha que pudo haber sido ultimado por una denuncia que iba a presentar sobre los vínculos de un traficante de armas chileno y el gobierno de Irak. Sin embargo nunca se supo qué fue lo que pasó.





Hoy, 32 años después de aquellos episodios y cuando Chile transita ese tiempo de democracia, el crimen de Francisca conmociona a todos, más en un país que no había protagonizado algo así desde el final de su noche más oscura. Hay que ver cómo reacciona la sociedad chilena, los medios de comunicación y los propios colegas de la joven asesinada. Quizás lo haga como en su momento ocurrió en la República Argentina con el crimen de José Luis Cabezas, el reportero gráfico de la revista Noticias asesinado el 25 de enero de 1997 en Pinamar y que era el coequiper y amigo del autor de estas líneas. El grito de memoria, verdad y justicia, representado en frases como "No se olviden de Cabezas" y "Cabezas, presente" fue tan potente que se logró que su homicidio sea el primero ocurrido desde el retorno de la democracia argentina pero también el único y último. Y que aún hoy, a 25 años de ese terrible hecho que marcó a toda la sociedad y a toda la prensa, se lo siga recordando y homenajeando su memoria. Hay notorias diferencias entre un hecho y el otro: el crimen de José Luis fue planificado y ordenado por un empresario muy poderoso como era Alfredo Yabrán y ejecutado por una banda criminal integrada por custodios, policías y delincuentes comunes; mientras que el de Francisca aparece como un hecho más fortuito, protagonizado por violentos en medio de una situación caótica. Aún así es también un brutal ataque a la Libertad de Expresión. Y debe ser investigado y castigado como tal. Para que en Chile este no sea sólo el primer asesinato de un periodista en democracia, sino que sea el último. Por Francisca. Por su familia. Por sus colegas y amigos. Y por toda la sociedad chilena.


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