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Cuando la naturaleza se ensaña con los más golpeados

  • Foto del escritor: MundoNews
    MundoNews
  • 2 sept
  • 6 Min. de lectura

En las últimas horas una serie de tragedias sacudieron a personas que ya atravesaban situaciones de mucha vulnerabilidad. Un sismo en Afganistán, un deslave en Sudán, un naufragio en África y mega inundaciones en la conflictiva frontera entre India y Pakistán.


Por Gabriel Michi



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Las tragedias suelen magnificarse mucho más en aquellos lugares donde las condiciones previas ya eran delicadas. Se ve, por ejemplo, cuando un fenómeno natural (un tornado, un temporal, una inundación) sacude dos escenarios distintos: uno con mayores recursos y otro con menores. Allí las consecuencias suelen ser mucho peores en los segundos que en los primeros. Ya sea por precariedades edilicias, deficiencias en infraestructura, falta de preparación ante una catástrofe y, por supuesto, la escasez a la hora de responder. Cuando esas tragedias naturales se suceden, aquellas poblaciones más pobres, más castigadas o sometidas a situaciones de mucha conflictividad (guerras civiles, escenarios bélicos, etc), se llevan la peor parte. Y esas complicaciones se amplifican. Eso quedó demostrado en las últimas horas en cuatro geografías bien diferente, pero que tienen en común un dato: sus víctimas viven (o sobreviven) en condiciones muy duras y hasta marginales. El resultado: miles de muertos, heridos y desplazados. Y un dolor multiplicado entre los sufrientes. Un terremoto en Afganistán, un deslave en Sudán, un naufragio en el Atlántico africano y unas mega inundaciones en la conflictiva frontera entre India y Pakistán, dejaron ese trágico saldo de víctimas. Y la sensación extendida de que las tragedias se agravaron por las condiciones previas en las que transitaban su vida esas personas.


En el caso afgano, el sismo de 6 grados dejó más de 1.400 víctimas mortales en el este de ese país que, encima, atraviesa una desesperante situación de vulnerabilidad y miseria que se agravó tras el regreso al poder de los talibanes en 2021, tras el retiro de las tropas estadounidenses y sus aliados. La rigidez de ese régimen, sumado al aislamiento internacional, dificultan también la llegada de ayuda humanitaria desde otros países, pese al desesperado pedido de las autoridades locales. Además de los 1.400 muertos, se calcula que hubo al menos 3.250 heridos. Sin embargo, las trágicas cifras pueden no ser definitivas ya que el número de víctimas aumenta a medida que los equipos de rescaten pueden acceder a los remotos lugares montañosos donde se supone que puedan haber más afectados. El terremoto destruyó pueblos y ciudades enteras en la provincia oriental de Kunar, fronteriza con Pakistán. En ese lugar, muchos habitantes viven en empinados valles fluviales separados por altas montañas, lo que dificulta la llegada de la ayuda


Según Mark Calder, director de promoción de la agencia de ayuda a Afganistán World Vision, más de 250.000 personas "engrosarán las filas" de quienes necesitan ayuda para acceder a las necesidades y servicios básicos si no se facilitan recursos. "Esto significará más personas viviendo sin un refugio adecuado, sin acceso a alimentos nutritivos para alimentar a sus familias, sin agua potable y, por extensión, sin desnutrición ni enfermedades en un contexto en el que el sistema sanitario simplemente no da abasto", se lamentó Calder.


Por otro lado, en el castigado Sudán un descomunal deslave dejó más de 1.000 muertos. Así lo informó el Movimiento de Liberación de Sudán/Amy, que controla la aldea en la región de Darfur occidental. Esa región es considerada una de la más empobrecidas del Mundo y donde las hambrunas son constantes y lacerantes, en medio de conflictos armados que desangran a su población. Por eso ese grupo rebelde suplicó a la ONU y a otras organizaciones internacionales que ayuden a recuperar los cadáveres de las víctimas. La tragedia se provocó por un gigantesco corrimiento de tierras -tras varios días de intensas lluvias- que destruyó una aldea entera en las montañas de Marra, dejando -increíblemente- sólo un superviviente.


Esta trágica catástrofe se suma a lo que la ONU describe como una de las peores crisis humanitarias del planeta, agravada después de que Sudán se sumergiera en una brutal guerra civil que ya lleva tres años ininterrumpidos. La crisis es tal que en varias partes de la región de Darfur se declaró la hambruna extrema, algo que ahora seguramente se agravara con este catastrófico escenario tras el deslave. Y el tema es que muchos sudaneses que huían de la encarnizada guerra entre las fuerzas armadas y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en el norte de Darfur habían buscado refugio en la zona de las montañas de Marra, donde los alimentos, el agua y otros artículos de primera necesidad son extremadamente limitados y que es justamente la región hoy golpeada por esta nueva tragedia natural.


El escenario era dramático desde antes de este nuevo golpe. Según la ONU, más de 150.000 personas murieron en el transcurso de la guerra y más de 14.000 fueron desplazadas dentro del país. Más de la mitad de su población de 50 millones está sumergida en el hambre. Y la enorme conflictividad armada dificultan las operaciones de ayuda internacional ya que los intensos combates entre el Ejército, la RSF y sus facciones de apoyo, los grupos rebeldes y las milicias, impiden la asistencia. Encima, los combates en la región de Darfur se intensificaron drásticamente en los últimos meses, sobre todo en Al Fasher, asediada por la RSF, que intenta apoderarse de la estratégica ciudad, la última gran zona en poder del Ejército en la región. En ese contexto llegó ese descomunal deslave que enterró a toda una aldea y dejó un solo sobreviviente.


En tanto, un nuevo naufragio en el Océano Atlántico dejó al menos 70 personas murieron, 30 desaparecidos y 17 sobrevivientes, después de que una precaria barcaza en Mauritania que iba rumbo a las españolas Islas Canarias se diera vuelta en medio de la marejada. La tragedia ocurrió la altura de la zona de M’haijratt, situada a unos 60 kilómetros al norte de Nuakchot. La mayoría de las personas que viajaban en la patera eran de nacionalidad gambiana y senegalesa. Habían zarpado de Gambia seis días antes con rumbo a las Canarias, intentando escapar de las dramáticas situaciones sociales que atraviesan a gran parte de los países africanos y que obligan a muchos refugiados a buscar un futuro que los lleve hasta Europa. Aun cuando las condiciones climáticas sean adversas, fomentando tragedias como ésta.


Esa ruta migratoria desde la costa africana a Canarias, conocida como 'vía atlántica', está considerada como una de las más peligrosas del mundo, con miles de fallecidos cada año. De hecho, en 2024, hubo 46.843 migrantes llegaron por esta ruta a España, pero más de un cuarto de los que lo intentaron, murieron en esas aguas: fueron 9.757 fallecidos, un 43% más que en 2023, de acuerdo con la ONG Caminando Fronteras.



Además, en las últimas horas también perecieron unas 30 personas por las inundaciones en el estado de Punyab, en el noroeste de India, donde 1000 aldeas quedaron aisladas por el agua. En el último mes las inundaciones en este estado afectaron a más de 250.000 personas, "el peor desastre en décadas", según el jefe del gobierno de Punyab, Bhagwant Mann. Eso ocurre mientras en toda esa región se mantienen las tensiones entre India y Pakistán, dos potencias nucleares que estuvieron al borde de la guerra hace pocos meses.

Las inundaciones transfronterizas se vienen repitiendo hace semanas, mientras los diluvios monzónicos causan muertes y destrucción generalizada en ambos países. Encima, el clima de beligerancia entre ambas naciones dificultan la gestión de esos desastres.


Aún así, India compartió la advertencia con Pakistán por "razones humanitarias" a través de la alta comisión de Nueva Delhi en Islamabad ya que los peligros se potenciaron por la crecida del río Sutle y los torrentes que ya han devastado las comunidades fronterizas de Kasur, Okara, Vehari y Bahawalnagar. Lo hizo de esa manera porque el "Tratado de Aguas del Indo" para compartir las aguas está suspendido por las tensiones. Las inundaciones provocaron evacuaciones masivas en el Este pakistaní que se agravaron a finales del mes pasado después de que India liberara agua de represas desbordadas y ríos crecidos hacia regiones fronterizas bajas. Los países estuvieron a punto de entrar en guerra en mayo y las tensiones aumentan frecuentemente entre los dos rivales con armas nucleares, lo que hace que el contacto diplomático sea difícil. Y que complejicen aun más el dramático cuadro de situación por las inundaciones. Llovido sobre mojado.


Así, esas tragedias naturales que se han potenciado por el "cambio climático" -quizás la excepción sea el terremoto afgano- no sólo se repiten cada vez con más frecuencia sino que se vuelven mucho más crueles y dañosas sobre aquellas personas que viven en situaciones de mayor vulnerabilidad. Los más sufridos, lamentablemente, son los que más las padecen. Y así el círculo vicioso del dolor y las carencias se retroalimenta infinitamente.




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