top of page

El millonario costo de las tragedias naturales se dispara

  • Foto del escritor: MundoNews
    MundoNews
  • hace 2 días
  • 5 Min. de lectura

Por el cambio climático los fenómenos extremos se multiplican. Los costes reales superan los 2.,3 billones de dólares por año en el Mundo. Sus efectos son más graves en países pobres.


Por Gabriel Michi



Inundaciones. Sequías. Terremotos. Tsunamis. Tornados. Huracanes. Deslaves. Incendios. Distintas formas de representación de los desastres naturales que suelen asolar a la Humanidad. Y que, lamentablemente, en muchos casos se han vuelto más extremos por efecto del cambio climático. Esas tragedias suelen generar mucha destrucción y dolor. Y sin duda, la peor cara está representado por la pérdida de vidas. Pero también es cierto que otra forma de dimensionar el alcance de esas catástrofes sea a través de la evaluación económica de los datos ocasionados. Y los números asustan. Sobre todo porque hasta ahora se estimaba que los costes directos de esos desastres equivalían a unos 220.000 millones de dólares anuales en todo el Mundo. Sin embargo los especialistas señalan que esa cifra hay que multiplicarla por 10, ya que el coste real superaría los 2,3 millones de dólares.


Los datos surgen del informe de Evaluación Global sobre la Reducción del Riesgo de Desastres (GAR) 2025,  titulado "La resiliencia es rentable: Financiar e invertir para nuestro futuro". En él se señala que para poder calcular la verdadera dimensiones de esas pérdidas es necesario tener en cuenta los gastos en cascada y el daño a los ecosistemas; y se cuantifica: las pérdidas financieras por catástrofes se han duplicado en los últimos 20 años. . Jenty Kirsch-Wood, experta de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) explicó: “Hemos estado subestimando e inframidendo crónicamente el impacto de los desastres en nuestro sistema global y en el progreso hacia el desarrollo sostenible. Estos fenómenos nos afectan a todo”


Lo pero de todo es que el informe demuestra que los costes seguirán aumentando a medida que empeore la crisis climática por el calentamiento global. Y esos desastres se manifestarán con más frecuencia en la vida de las próximas generaciones, algo que ya viene ocurriendo en el presente a raíz de la mayor frecuencia y recurrencia de estos fenómenos extremos. Para graficarlo con un ejemplo: una persona nacida en 1990 tiene un 63% de probabilidades de sufrir una inundación catastrófica en su vida mientras que para un niño nacido en 2025, esa probabilidad se eleva al 86%.


A la estimación del coste de 2,3 billones de dólares anuales no se llega teniendo en cuenta sólo los daños ocasionados en las infraestructuras destruidas por esos fenómenos meteorológicos extremos; también se evalúan los años perdidos en materia de salud, educación y oportunidades.





Esas consecuencias -una vez más- no repercuten de la misma manera en países desarrollados y con un buen pasar económico que en aquellos en vía de desarrollo y con problemas hasta de subsistencia. El informe indica que la carga de este coste -y la deuda que genera- recae desproporcionadamente en los últimos mucho más que en los primeros, que encima tienen mucha más espalda y recursos para afrontarlos. Y hay ejemplos concretos:


  • En 2023, América del Norte fue la región más expuesta económicamente a las catástrofes, con 69.570 millones de dólares en pérdidas directas; pero representaban una parte relativamente modesta (0,23%) del PIB.

  • Micronesia, por su parte, sufrió una fracción mucho menor de estas pérdidas netas -sólo 4300 millones de dólares- pero su impacto relativo mucho mayor alcanzando el 46,1% en su PIB subregional.


El efecto dominó de esas tragedias naturales repercute en la atención sanitaria, la educación y el empleo que se ven cada vez más resentidos por esas emergencias. Eso lleva a que las deudas nacionales de esos países se dispare y que se ralentice la recuperación, sobre todo en naciones ya vulnerables.


Las consecuencias de estas catástrofes también se traducen en las migraciones obligadas y en la multiplicación de los refugiados ambientales. El dato es contundente: casi 240 millones de personas fueron desplazadas internamente por desastres entre 2014 y 2023. Entre los países más afectados por esos desplazamientos forzosos figuran China y Filipinas (con 40 millones cada uno), mientras que India, Bangladesh y Pakistán registraron cifras de entre 10 y 30 millones.




Frente a semejante panorama, los especialistas exigen un mayor compromiso de la comunidad internacional en realizar inversiones sostenibles que aumenten la resiliencia ante futuros desastres y alivien la presión sobre las finanzas públicas. Y esto contiene una idea: según Kirsch-Wood la mayor parte de los daños causados por fenómenos climáticos pueden prevenirse. La experta sostiene que hay que "alinear mejor nuestros sistemas de financiación y utilizar la inversión pública y privada para asegurarnos de que estamos reduciendo de forma óptima la carga de los gobiernos".


En el mismo sentido Kamal Kishore, responsable de UNDRR, expresa: "una inversión sistemática y mayor en la reducción del riesgo de desastres y la resiliencia no sólo puede detener estas tendencias, sino también invertirlas". Y lo grafica con un ejemplo: "cuando las comunidades ribereñas tienen acceso a herramientas científicas para planificar el uso de sus tierras, cuando disponen de recursos para construir sistemas de protección contra las inundaciones y cuando cuentan con sistemas de alerta temprana, no sólo reducen los daños y las pérdidas por inundaciones, sino que también crean las condiciones para la prosperidad y el crecimiento sostenible de sus comunidades".


Sin embargo, los esfuerzos y compromisos internacionales siguen estando en deuda: sólo 17 países en todo el mundo informaron haber recibido apoyo financiero dedicado a la "Reducción de Riesgo de Desastres" (RRD) en 2023. Esa falta de ayuda jaquea a los países en desarrollo que suelen contar con poco o nulo equipamiento no sólo para prevenir sino también para responder y recuperarse de los desastres.


Por eso es que el informe pide un cambio en las prioridades de inversión mundial para invertir lo que denomina "una espiral destructiva de desastres, deuda y subdesarrollo". En ese marco, exige a los países y a los inversores a integrar la resiliencia en todos los niveles de la planificación del desarrollo, señalando que cada dólar invertido en la reducción del riesgo puede producir rendimientos económicos y humanitarios mucho mayores.





Si bien el impacto de estas catástrofes se expande por todo el Mundo, según el informe América Latina y el Caribe constituyen una región cada vez más vulnerables a la escalada del impacto de los desastres, pero sigue careciendo de fondos suficientes para aumentar su resiliencia. El trabajo de UNDRR señala que esta región sufrió recientes pérdidas económicas y humanas debidas a desastres exacerbados por el cambio climático, la urbanización y la degradación medioambiental. Y lo ejemplifica con situaciones como las vividas en Colombia -con inundaciones, deslizamientos de tierra y tormentas- generaron pérdidas de más de 1000 millones de dólares entre 2000 y 2023, a pesar de atraer poca atención mediática o política. El informe enuncia: "América Latina está lidiando con una carga oculta de desastres" y hace hincapié en que gran parte de los desastres regionales afectan a comunidades rurales y urbanas marginadas, agravando la desigualdad y los retrocesos en el desarrollo.


En cuanto al Caribe, el documento reporta que enfrenta peligros medioambientales como la proliferación de algas, sobre todo del alga Sargassum, que ya provocó daños significativos en los ecosistemas marinos y perturbado las industrias pesquera y turística. Vale aclarar que muchas veces ese tipo de fenómenos suelen ser excluidos de los modelos globales de catástrofes, pese a que a esas naciones les significa costes muy onerosos.


Alerta el informe: "América Latina y el Caribe están en primera línea de los riesgos agravados. La estabilidad y prosperidad futuras de la región dependerán de las decisiones que se tomen hoy para priorizar la resiliencia sobre el gasto reactivo".




Комментарии


bottom of page