Crece el flagelo de los niños que son obligados a trabajar. En el mundo se calcula que hay más de 160 millones de chicos y chicas en esas tareas, un número que aumentó después de años de descenso. Representan el 10% de los menores del planeta. El caso argentino.
Por Gabriel Michi
Es el peor de los trabajos. El que no debería existir jamás. El que está prohibido en todo el planeta pero que sin embargo es una dramática realidad. Y, que encima, crece. Por primera vez en años el trabajo infantil aumentó en el Mundo. Más de 160 millones de niños y niñas de entre 5 y 17 años en el mundo son víctimas del trabajo infantil, según han advertido las ONG de infancia con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se conmemora este lunes 12 de junio bajo el lema 'Justicia social para todos. Poner fin al trabajo infantil'. Esos 160 millones representan el 10% de los niños en el mundo que se ven obligados a abandonar la escuela para tener que hacer tareas laborales. La mitad de ellos, 80 millones, hacen labores que amenazan su salud. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) compartió estas asombrosas cifras como recordatorio de la urgente necesidad de poner fin a esta práctica.
En ese sentido, el director general de esa agencia de la ONU, Gilbert Houngbo, afirmó que, por primera vez en 20 años, este flagelo aumentó: "El trabajo infantil rara vez se produce porque los padres sean malos o no se preocupen. Más bien surge de la falta de justicia social", afirmó. A la vez que reclamó "soluciones más eficaces" a la emergencia del trabajo infantil que deben ser acompañadas también por el trabajo decente para los adultos, de modo que puedan mantener a sus familias sin necesidad que los pequeños deban abandonar la educación, como también la mejora de la protección social. Según la OIT en esta emergencia se debe priorizar "poner fin al trabajo forzoso, crear lugares de trabajo seguros y saludables, permitir que los trabajadores se organicen y hagan oír su voz, así como acabar con la discriminación, ya que el trabajo infantil suele afectar a los más marginados".
En tren de desigualdades a escalas planetarias, más de la mitad de las víctimas del trabajo infantil se ubican en el África subsahariana: Allí unos 86,6 millones se encuentran en esa región, según una investigación conjunta de la OIT y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Es más, casi el 24% de todos los niños de la región, o cerca de uno de cada cuatro, trabajan. La mayoría de los niños que trabajan en el continente africano, y de hecho en todo el mundo, lo hacen en la agricultura.
Donde hay más niños y niñas trabajando es en el ámbito rural. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la agricultura representa el 70% del trabajo infantil a nivel mundial. La FAO también denuncia que el número de jóvenes que se desempeñan en este sector va en aumento y que el trabajo infantil es tres veces más frecuente entre los pequeños campesinos y en los sectores de la pesca o la silvicultura que en las zonas urbanas.
Desde ese organismo subrayan que muchas veces los niños ayudan a sus padres en la producción de cultivos, la cría de ganado o la pesca y que eso se ve volcado "principalmente para el consumo familiar". Si bien no todo este trabajo se considera trabajo infantil, "para demasiados niños, su trabajo, en particular en la agricultura, va más allá de los límites de la seguridad y el bienestar y cruza a una forma de trabajo que puede perjudicar su salud o sus oportunidades educativas". En definitiva, están perdiendo su infancia y de manera muy riesgosa.
Un ejemplo: la FAO trabaja en la eliminación del trabajo infantil en sectores clave como el cacao, el algodón y el café. Junto con la OIT y la Unión Europea, llegaron a más de 10.000 mujeres, hombres, jóvenes y niños en Burkina Faso, Malí y Pakistán como parte de un proyecto destinado a abordar "el trabajo infantil en las cadenas de valor del algodón mediante la mejora de los medios de subsistencia de los hogares, la capacitación económica de las mujeres y la sensibilización sobre el problema". Buscan acabar con las condiciones que propician el trabajo infantil en la agricultura y orientar a los responsables políticos a desarrollar políticas de prevención.
¿Qué pasa en la Argentina?
Si bien el trabajo infantil está prohibido en Argentina y es penado con hasta cuatro años de cárcel, sanciones administrativas, multas y la incorporación del empleador infractor al Registro Público de Empleadores con Sanciones Laborales (Ley Nacional 26.061 y Ley Nacional 26.390) la realidad muestra que en realidad habría alrededor de 1,3 millones de menores de 16 años que se ven obligados a trabajar.
En Argentina, “uno de cada 10 jóvenes por debajo de los 15 años trabaja”, según datos de la oficina local de la OIT. Ese cuadro se agravó después de la Pandemia de COVID 19 debido a la caída de los ingresos familiares y el aumento de la pobreza en la infancia. Las investigaciones sobre trabajo infantil en el país señalan que el mayor porcentaje de niños que trabajan se concentra en el sector del agro. Es decir, no es muy distinto de lo que ocurre en otros lugares del planeta donde el flagelo del "peor trabajo del Mundo", el infantil, es una realidad que crece.
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