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La basura espacial también amenaza a tortugas en peligro de extinción

  • Foto del escritor: MundoNews
    MundoNews
  • 15 jul
  • 6 Min. de lectura

Los restos de los lanzamientos de cohetes de la empresa SpaceX, de Elon Musk, amenaza a esos animales, llegando a matar a 300 crías en unas playas fronterizas de México con EE.UU.


Por Gabriel Michi


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Es sabido que la industria aeroespacial está contaminando el Espacio. Incluso hay toneladas de residuos humanos de esos experimentos y misiones en otros planetas. Pero mucho más cerca, en la misma Tierra, esos desechos también están generando estragos en la naturaleza. E incluso poniendo en más peligro a especies que ya están en riesgo de extinción. Eso es lo que está ocurriendo con tortugas marinas lora, por ejemplo, en la playa Bagdad, en el norte de Tamaulipas, México. No es casualidad que esa amenaza se dé allí: está justo al otro lado de la frontera con EE.UU. donde se encuentra Starbase, la plataforma de lanzamiento y base de la empresa SpaceX, del multimillonario Elon Musk. En ese lugar caen restos de plásticos derretidos, aluminio, trozos de adhesivo azul, elementos sólidos y otros esponjosos, un tipo de goma con una consistencia similar al corcho, aluminio con etiquetas de SpaceX, tubos de acero y fragmentos de un adhesivo azul. y todo tipo de residuos que contaminan el hábitat natural de esas tortugas. Y no sólo por los restos, que incluso pueden ser ingeridos letalmente por esos animales. También por las vibraciones que se dan ante cada lanzamiento de un cohete, algo que se extiende a decenas de kilómetros. Esos movimientos compactan la arena donde hay nidos de tortuga e impiden que salgan: Al menos 300 crías han muerto en nidos compactados de esa manera.



Desde noviembre de 2024, la ONG Conibio Global, puso manos a la obra con el objetivo de limpiar la basura de SpaceX, una de las empresas más poderosas del mundo. Según Jesús Elías Ibarra, fundador de Conibio Global, él mismo pudo observar cómo, tras uno de los lanzamientos de cohetes de SpaceX, uno de los propulsores caía en el golfo de México. El ambientalista sostiene que unas horas después llegaron tres helicópteros y más de 10 embarcaciones para limpiar ese escenario repleto de basura aeroespacial. Sin embargo, no se sabe si se trató de personal de SpaceX. Eso ocurrió en noviembre de 2024.


En mayo de 2025 hubo otro lanzamiento de un cohete que generó incluso muchos más restos. Hubo millones de partículas terminaron contaminando el área del lado mexicano. Ibarra dijo que, días después, su ONG recolectó más de una tonelada de desechos en un área de 500 metros. “En medio kilómetro de los 40 kilómetros de costa, ya recolectamos una tonelada (de basura). Somos un grupo muy pequeño, es imposible limpiar todo”, dijo Ibarra a la CNN. Para alertar y que se investigue lo que estaba ocurriendo, Conibio Global entregó los restos a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).


En junio de 2025, SpaceX publicó en la red social X -también propiedad de Elon Musk- un tuit que decía: "Como se indicó anteriormente, no existen riesgos para el área circundante. Pruebas independientes previas realizadas a los materiales dentro de la nave espacial, incluyendo análisis de toxicidad, confirman que no presentan riesgos químicos, biológicos ni toxicológicos. Y como es el caso antes de cualquier prueba, se estableció una zona de seguridad alrededor del sitio de prueba y se mantuvo durante toda la operación → http://spacex.com/updates/#starship-static-fire-update" .El mensaje continuaba: "A pesar de los intentos de SpaceX de recuperar los restos relacionados con la anomalía, que son y siguen siendo propiedad tangible de SpaceX, estos intentos se han visto obstaculizados por partes no autorizadas que invaden propiedad privada. Hemos solicitado asistencia local y federal del gobierno de México para la recuperación de los escombros relacionados con la anomalía, hemos ofrecido recursos y asistencia para la limpieza y hemos buscado la validación del derecho de SpaceX a realizar operaciones de recuperación". Y concluía "SpaceX espera trabajar con el gobierno mexicano y las autoridades locales para el regreso de los escombros lo antes posible". Esa posición pública de la empresa aeroespacial de Musk también incluye una demanda: según el "Tratado del Espacio Exterior", SpaceX tiene derecho a que se le devuelvan sus restos.


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Más allá del reclamo de Space X a las autoridades mexicanas, la ONG que voluntariamente se ha involucrado en intentar sanear esos daños no recibió ninguna comunicación de la compañía. Ibarra explicó que Conibio Global no ha tenido ningún contacto con la empresa.


En tanto, Marlon Sorge, director ejecutivo de la Aerospace Corporation para Estudios de Reingreso de Restos (Cords), dijo que no conviene tocar los restos espaciales: “Aunque muchos restos no son peligrosos, los vehículos relacionados con vuelos espaciales pueden contener sustancias químicas y materiales peligrosos. Tengan en cuenta que no vale la pena correr el riesgo de tocar un pedazo de escombro, e interferir con investigaciones importantes”. Pese a que esas prevenciones pueden tener efecto en los humanos, también hay riesgo que sean ingeridas por las tortugas lora, una especie marina en peligro de extinción que habita la zona.


A ese preocupante cuadro general se suma una serie de accidentes y explosiones que han sufrido los cohetes de SpaceX en sus lanzamientos, lo que desperdiga todo tipo de residuos contaminantes en sus alrededores. El último ocurrió el 19 de junio pasado. En ese caso la ONG denunció que algunos fragmentos grandes aparecieron en territorio mexicano a la mañana siguiente. Ellos mismos informaron de lo ocurrido a las autoridades mexicanas.


El trabajo de Conibio Global es incesante y comprometido. Deben seguir cada uno de los anuncios de SpaceX en redes sociales para saber cuándo habrá lanzamientos y así estar alerta por sus consecuencias. En esos momentos concurre a los sitios para recolectar evidencia de los desechos que caen, particularmente en la zona norte de playa Bagdad y en un predio de tierras de cultivo comunal en Matamoros. Y ahí surge otro dato: no sólo las tortugas están siendo víctimas de esta situación: “Hay vegetación que la última explosión quemó, toda la orilla del río Bravo, y los tubos rompieron muchos árboles, que cayeron cerca de una pequeña población”, dijo Ibarra. En varias ciudades fronterizas entre Tamaulipas y Texas se registraron daños menores en viviendas por las vibraciones de los cohetes.



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Esta situación escaló a tal punto que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, habló del tema en sus conferencias matutinas y confirmó que su Gobierno comprobó que sí existe contaminación y que se revisará el impacto de los lanzamientos de cohetes en general para tomar medidas “en el marco de las leyes internacionales”, incluyendo posibles acciones legales contra la empresa. En ese marco, un equipo de funcionarios ambientales y personal de la Secretaría de Marina de México acudió a recoger los desechos que Conibio recolectó el fin de semana pasado y, durante la visita, relató Ibarra, encontraron un tanque de aproximadamente 4 metros de largo y una tubería de acero inoxidable de unos 5 kg.


Según los miembros de la ONG la limpieza de los desechos ya le costó a la asociación ambientalista más de US$ 26.000 en gastos operativos y monitoreo de playas, debido al combustible de los vehículos, salarios de trabajadores y materiales de limpieza. El Gobierno mexicano ha colaborado con ellos desde que se enteraron de la situación, en particular porque involucra a una poderosa empresa extranjera. Afirmó que durante una de las visitas fueron “hostigados” por drones de SpaceX que los grababan. La compañía contraatacó argumentando que los restos son de su propiedad y que sus intentos de recuperación se han visto obstaculizados por personas que “invadieron” propiedad privada sin autorización, sin definir a qué propiedades se referían. El Gobierno local de Tamaulipas parece no querer pelearse con la corporación de Musk y siempre ha expresado su deseo de mantener una relación de colaboración con SpaceX. De hecho, el gobernador Américo Villarreal visitó Starbase en noviembre de 2024.


Aunque según cuentan desde Conibio Global las piezas más grandes de los cohetes ya fueron retiradas, todavía la basura sigue siendo un gran problema en playa Bagdad. Ibarra explica: “Los restos siguen ahí. Ya no son tan visibles como en las fotos porque las mareas los han ido enterrando, pero ahí están y hay que retirarlos tarde o temprano”. Mientras la amenaza ambiental se extiende. Y las tortugas marinas Iora, que ya están en peligro de extinción, suman un riesgo más a su amenazada realidad: la de los restos aeroespaciales de la empresa SpaceX, la compañía del hombre más rico del planeta.



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