Desde la muerte de la joven Mahsa Amini mientras estaba detenida explotaron las protestas masivas contra las imposiciones de la Policía de la Moral y el régimen iraní. Pese a que la represión ya dejó más de 200 muertos, las históricas manifestaciones siguen y crecen.
Por Gabriel Michi
Algo está cambiando en Irán. Y los muestran sus calles. Sus aulas. Sus hogares. En lo que aparece como la revuelta más extendida frente a un régimen que no acepta las disidencias, la mujeres están protagonizando una histórica batalla contra imposiciones que segregan sus derechos. Desde la muerte el 16 de septiembre pasado de la joven kurda Mahsa Amini mientras permanecía detenida por no llevar bien puesto su velo, las calles de las principales ciudades iraníes se cubrieron de personas -sobre todo mujeres- que desafían las anacrónicas imposiciones de la llamada Policía de la Moral. El gobierno de Irán no se quedó con las manos cruzadas: salió a reprimir con fiereza las manifestaciones en una espiral de violencia que ya se cobró la vida de más de 200 personas en cinco semanas de protestas. Entre los fallecidos hay 23 niños de entre 11 y 17 años.
Mahsa Amini había sido detenida tres días antes de su muerte por la Policía de la Moral de Teherán. La acusaron por supuestamente infringir el estricto código de vestimenta de las mujeres de la república islámica por tener el velo mal colocado. Estando en las instalaciones de una comisaría la joven de 22 años se desvaneció y luego murió cuando estaba internada en un hospital. Las autoridades dijeron que ella tenía enfermedades preexistentes que provocaron su deceso. Pero su familia lo desmiente y asegura que el triste desenlace tendría que ver con los golpes recibidos mientras estuvo detenida. Hay muchas mujeres entre las víctimas fatales, como una veintena del policías.
A partir del momento en que se conoció la terrible noticia, miles de mujeres salieron a las calles a protestar e incluso se cortaron el pelo en señal de rechazo también a otra imposición establecida. La mayoría de las personas que se vienen manifestando son sobre todo jóvenes, estudiantes y mujeres, que protestan contra el gobierno, queman sus velos y no dudan en enfrentarse a la policía. Pero también son acompañadas por hombres que entienden que esa violación de sus derechos son inaceptables.
El gobierno iraní no sólo reprime físicamente a los manifestantes sino que ha cortado el acceso a Internet para que no se sigan comunicando entre ellos ni trasciendan las imágenes de las protestas ni de la violenta respuesta oficial. Quienes convocan a las marchas levantan un lema que los ilusiona y los esperanza: "¡El principio del fin!". Y algo parece estar cambiando para ellos porque hasta ahora nunca se había logrado mantener tanto en el tiempo una protesta contra el régimen desde el advenimiento de los Ayatolas en la década del '80.
La repercusión que está teniendo la rebelión de las mujeres iraníes trascendió fronteras y otras de todo el mundo, incluso muchas celebridades famosas internacionalmente, han mostrado su solidaridad con un gesto: cortándose un mechón de pelo y difundiéndolo por las redes sociales. Además, distintos gobiernos de países occidentales anunciaron sanciones contra las autoridades persas por la feroz represión. El gobierno de Irán respondió diciendo que detrás de toda esta situación está Estados Unidos y sus aliados, que buscan desestabilizarlos por su eterno enfrentamiento. Sin embargo, las calles de sus ciudades están atestadas de hartazgo por las violaciones a los Derechos Humanos, la segregación de las mujeres y la limitación de sus derechos, además de la indignación por la represión. En ese contexto es que se da la imparable rebelión de las mujeres. Y pareciera que se empieza a escribir una nueva historia. El tiempo dirá...
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