El nuevo Presidente Joe Biden decidió dejar atrás el financiamiento de la polémica barrera que fue uno de los íconos centrales de su antecesor. La política migratoria del demócrata muestra que quiere barrer con lo planteado por el republicano. La verdad sobre lo que se construyó en estos años del magnate y cómo su proyecto divisionista fue un fiasco total.
Por Gabriel Michi

Fue un grito y una promesa que exponía lo peor de la "civilización". Una especie de llamado al odio, la discriminación y el divisionismo. Y, lo peor, ese grito desmesurado e irracional obtuvo muchos apoyos. Se convirtió entonces en uno de las banderas de campaña que le sirvieron a su propalador, Donald Trump, llegar hasta el máximo lugar de poder, en el centro del poder Mundial: la Presidencia de los Estados Unidos. Con ese grito y ese objetivo, en 2016, Trump llegó a la Casa Blanca. Y trató, por todos los medios posibles, concretarlo: el muro fronterizo con México desnudó una visión del Mundo binaria y limitada, de "buenos" y "malos". Y para eso destinó cuantiosos recursos públicos de los estadounidenses -nunca concretó esa promesa de que ese muro lo iba a pagar México-, en un capricho que encima terminó en un fracaso consuetudinario.
Hoy el nuevo presidente de los EE.UU., Joe Biden, puso una especie de punto final al muro de Trump y firmó una orden ejecutiva (decreto) que elimina la declaración de "emergencia nacional" en la frontera con México. Con esa decisión, se cierran las canillas de financiamiento para la construcción de la polémica muralla, que se había convertido en una obsesión para el republicano.
Biden lo explicó así: "He determinado que la declaración de emergencia nacional en nuestra frontera sur no estaba justificada. También he anunciado que será política de mi administración que no se desvíen más dólares de los contribuyentes estadounidenses para construir un muro fronterizo, y que estoy dirigiendo una revisión cuidadosa de todos los recursos asignados o redirigidos con ese fin". Y así lo rubricó en el decreto. Con esto se entierra la orden ejecutiva expedida por su antecesor en 2019 y que le permitió obtener fondos especiales para esa construcción.

Con esta medida, Biden ratifica su intento por revertir y extirpar de raíz gran parte de las decisiones de Trump en materia migratoria, una de las materias que más reclamos suscito desde distintos países y organizaciones de Derechos Humanos de todo el Planeta. De hecho, desde que asumió el pasado 20 de enero, firmó una serie de decretos en ese sentido, como por ejemplo el que permitió reunir a las familias de migrantes que habían sido separadas cuando las detuvieron en la frontera entre México y EE.UU.
Esto no quiere decir que se va a abrir libremente la frontera entre ambos países y mucho menos en el contexto de Pandemia de Coronavirus. La Administración Biden aclaró que en este escenario aquellos que intenten ingresar en forma irregular los EE.UU. serán rechazados. Y buscará enviar unos 4.000 millones de dólares a gobiernos de países de Centroamérica, como Honduras, El Salvador y Guatemala, para que se pueda retener en esos territorios a potenciales migrantes que persigan el "sueño americano".
Pero, en paralelo y a través de esos decretos, suspendió las deportaciones de ciudadanos de esos países que ya están en suelo norteamericano. Y, algo que generó un enorme impacto, anunció la elaboración de un un proyecto de ley para otorgarle la ciudadanía estadounidense más de 11 millones de indocumentados. Ahora, a esa batería de medidas se sumó el fin del financiamiento del muro fronterizo que tanto había pretendido su antecesor Trump.
Un muro de mentiras
El ex Presidente de los Estados Unidos Donald Trump no sólo blandió la bandera del muro fronterizo con México durante su campaña electoral de 2016, sino que también se ufanó de los presuntos "avances" en su construcción durante gran parte de su gestión. De hecho, el 28 de agosto de 2020, en un acto político luego de ser electo como candidato tras la Convención Nacional Republicana, señaló: "Ya hemos construido 300 millas (480 kilómetros) del muro fronterizo". Y agregó: "El muro pronto estará listo y nuestros números en la frontera son los mejores de la historia. Por cierto, México está pagando por el muro, por si no lo sabían".
Pero, nada de eso fue cierto. Y, encima, estaba muy lejos de sus promesas de campaña de 2016, donde juraba que construiría 800 kilómetros. La realidad fue otra: hasta comienzos de enero de 2021 se habían construido en la gestión Trump unas 452 millas (727 kilómetros) del denominado "nuevo sistema de muro fronterizo". Sin embargo, ese número esconde varias trampas: la mayor parte de esas obras son, en realidad, sustituciones o reparaciones de estructuras que ya existían pero que estaban en mal estado.
Y es más, sólo se construyeron 129 kilómetros de muro nuevo. De ellos, encima, 53 kilómetros son vallas secundarias, que sólo sirven para reforzar el papel de las principales. En definitiva, en los cuatro años de Trump, sólo se construyeron 76 kilómetros de barreras primarias en lugares donde antes no existían. Así lo señala la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP).

Vale recordar que la frontera entre EEUU y México tiene una extensión de 3.142 kilómetros. Por lo que lo estrenado por Trump equivale apenas al 2,4% del total de la extensión de esos límites. Es más, cuando el magnate asumió la Presidencia ya habían construidos 1.050 kilómetros de separación artificial (sea a través de vallas o barreras de distintos tipos). Y también hay cientos de kilómetros donde la propia geografía actúa como limitante natural entre ambas naciones.
Las barreras artificiales existentes tienen características diferentes a lo largo del recorrido fronterizo: pueden ser vallas de chapa o acero corrugado, mallas de alambre o varias superpuestas, según un reporte realizado por la BBC. También hay rejas de acero que pueden llegar a medir entre 5,5 y 9,1 metros de altura, que a su vez están fijadas al piso sobre estructuras de cemento. Pero dada la extensión de la frontera, hay lugares donde ese límite está dado sólo por maderas cruzadas que frenan el tránsito vehicular pero no el de los peatones. Y hay estructuras de vallas de metal que hasta se meten en el Océano Pacífico varios metros, para evitar el cruce a nado.

Pero existen barreras naturales también, desde montañas, desiertos, canales y el famoso Río Bravo, entre otros accidentes geográficos que colaboran con las autoridades migratorias para evitar el paso de un lado al otro de la frontera. En 2016, Trump prometió construir el muro a lo largo de toda la frontera. Luego lo matizó con el hecho de que sería sólo en la mitad, porque la naturaleza hace el resto. Pero ya se habían levantado más de 1.000 kilómetros de límites artificiales, por lo que sus palabras cada vez alcanzaban menos desarrollos. Al final, como se dijo, sólo construyó a nuevo unos 76 kilómetros de muro.
La mentira del financiamiento mexicano
Otra de las promesas de campaña en 2016 de Donald Trump fue que el pretendido muro fronterizo con México, sería pagado por el país azteca y no por los contribuyentes norteamericanos. Y no sólo fue una promesa de campaña. Como se narró, en aquel acto de agosto de 2020, el entonces presidente de los Estados Unidos aseguró que lo construido hasta ese momento lo habían pagado los vecinos mexicanos.
Bueno, eso fue otra mentira de Trump. Según la CBP, el dinero que se usó para esa obra, provino del Departamentos de Seguridad Nacional, Defensa y Tesoro de los Estados Unidos, en parte utilizando esa ley de "emergencia nacional" que ahora Biden derribó.
Trump planeaba destinar unos 25.000 millones de dólares para la concreción de la polémica obra. Al final se usaron unos 15.000 millones: 6.300 provenientes del Departamento de Defensa para la lucha contra las drogas, 3.600 millones previstos para construcciones militares (dentro de la misma cartera), 3.400 millones de los presupuestos anuales de la CBP (que depende del Departamento de Seguridad Nacional) y 1.375 millones aprobados por el Congreso norteamericano para esos fines. O sea, lo poco que se hizo, lo pagaron los norteamericanos y no México.

Hoy Biden dice "basta" a esa alocada aventura de su predecesor. Y Trump no puede siquiera enarbolar aquella bandera con la que agitó tanto odio y discriminación. Ese muro que según él, serviría a los norteamericanos para frenar a "narcos, criminales y asesinos" en la frontera, como si no los hubiese en su propio territorio, generalizando esa descripción hacia todo migrante necesitado de un futuro mejor. Trump, con su idea de esa muralla gigante y simbólica, fomentó el odio y el prejuicio. Y mintió, una y otra vez. Porque si hay algo que sí es cierto es que en su vida no hay límites entre lo correcto y lo incorrecto, entre la verdad y la mentira. Ese fue el muro que nunca buscó construir.
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