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Países Bajos: el lugar donde viven los niños más felices

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    MundoNews
  • 8 jul
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 9 jul

Según una investigación de UNICEF -en países desarrollados- los chicos neerlandeses son los que se muestran más satisfechos con su vida. Se miden parámetros de salud física y mental, educativos y sociales. Los efectos de la pandemia fueron muy duros en los jóvenes.


Por Gabriel Michi


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"Los únicos privilegiados son los niños" es una frase muy instalada en la Argentina desde épocas del primer peronismo. Y con eso se quería graficar que los chicos deben ser el objetivo de los mayores esfuerzos para garantizar sus derechos. En realidad la frase completa del ex presidente Juan Domingo Perón -esgrimida desde su despacho de la Casa de Gobierno al inaugurar el año lectivo el 2 de abril de 1951 y trasmitida por radiofonía a todo el país- decía: "En la Nueva Argentina los únicos privilegiados son los niños, pero esta frase no serviría para nada si no la hubiésemos cumplido". Pasaron los años y ese concepto parece estar muy lejos de ser una realidad. Muy por el contrario, se sabe que los índices de pobreza son mucho mayores entre los niños que en otros grupos etarios. Años después, la felicidad de los chicos se muestra como algo muy lejano en estas geografías. Como en muchas otras. Pero hay lugares donde eso es más real. Y tangible. Por ejemplo, en Países Bajos, donde viven los niños más felices del Mundo. En el ranking que cada año elabora UNICEF la tierra elegida por Máxima Zorreguieta se convirtió en la que encabeza -de acuerdo a muchas variables- el top de la felicidad: el 87% de los niños se sienten satisfechos con la vida en territorio neerlandés. Le siguen los chicos de Dinamarca, Francia, Portugal e Irlanda.


El nuevo informe de Unicef "Bienestar infantil en un mundo impredecible'" compara la vida de los niños en los países desarrollados y revela donde viven los chicos más felices. Para eso se evaluó el bienestar infantil en los 43 países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y la Unión Europea (UE).  Y se tuvo en cuenta la salud mental y física de los niños y sus capacidades. En esos tres aspectos el top fue el siguiente: en materia de salud mental encabezó Países Bajos, mientras que Japón lo hizo en salud física e Irlanda, en capacidades.


Según el reporte de Unicef, "Los niños de hoy crecen en un mundo complejo marcado por epidemias, conflictos y fenómenos climáticos extremos. Se enfrentan a rápidos avances digitales y a las amenazas derivadas de los cambios demográficos".


El informe analizó seis indicadores del bienestar infantil: 


  • Satisfacción vital.

  • Suicidio adolescente.

  • Mortalidad infantil.

  • Sobrepeso.

  • Rendimiento académico.

  • Habilidades sociales.


    En términos generales, hay un reflejo que debe preocupar al mundo entero (más si se tiene en cuenta que se trata de un registro entre países acomodados en lo económico y social): los resultados en estos indicadores revelaron que los niños están cada vez menos satisfechos con su vida, corren más riesgo de obesidad y obtienen peores resultados escolares. Quizás el dato más positivo es que la mortalidad infantil disminuyó en la mayoría de los países, algo que se ha vuelto una tendencia sostenida en las naciones desarrolladas.


Las conclusiones surgen del análisis de indicadores cuantitativos comparables entre países miembros de la OCDE o la Unión Europea que fueron recolectados entre 2018 y 2022. Por eso, la investigación permite observar tendencias antes, durante y después del impacto de la pandemia de COVID-19, así como indagar y evidenciar sobre las brechas persistentes dentro de cada país.


Otro dato preocupante es que la mayoría de las naciones experimentaron un deterioro en al menos una dimensión clave de las que se analizaron. Aun así, los Países Bajos se mantuvieron como líderes consistentes en múltiples áreas: además de ser primeros en satisfacción vital y salud mental, ocuparon el cuarto en salud física y mantienen un alto rendimiento en desarrollo de competencias.



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En términos de satisfacción con la vida, el informe señala que en esa nación “el 87% de los adolescentes neerlandeses dice estar satisfecho con su vida, una proporción significativamente superior al promedio de los países evaluados, que se ubica en el 70%”. Sin embargo, esta cifra representa una leve caída respecto del 90% registrado en la edición anterior, pero sigue siendo la más alta entre los países estudiados. Dentro del parámetro de la salud mental, los indicadores constitutivos señalan que hay "bajos niveles de síntomas emocionales negativos, alta percepción de apoyo social y bienestar subjetivo sostenido". Y en materia de salud física, mantienen "buenos niveles de actividad y alimentación saludable, aunque el sobrepeso infantil mostró un incremento tras la pandemia".


En cuanto a las razones por las que Países Bajos experimentan ese índice de satisfacción entre niños y adolescentes no es un hecho casual, sino el resultado de una serie de variables que hablan de múltiples componentes:


  • Crianza basada en la autonomía: la cultura familiar neerlandesa promueve una relación abierta y horizontal entre adultos y niños. El respeto por la opinión de los adolescentes, la participación en decisiones cotidianas y la promoción de la autonomía son prácticas extendidas.


  • Educación integral: el sistema educativo pone énfasis en el bienestar emocional, la participación activa y la convivencia escolar. Las competencias evaluadas no se limitan al rendimiento académico, sino que incluyen habilidades sociales y emocionales.


  • Servicios públicos accesibles: la cobertura universal de salud mental infantil, la existencia de programas de prevención y el acceso gratuito a espacios culturales y recreativos contribuyen al equilibrio entre obligaciones escolares y desarrollo personal.


  • Entorno económico estable: si bien el país no está exento de desigualdades, presenta menores niveles de pobreza infantil relativa que otros países ricos. Las políticas redistributivas mitigan parte del impacto económico sobre las familias con niños.



Según UNICEF,el caso neerlandés muestra cómo un enfoque sistémico e inclusivo puede traducirse en niveles altos y sostenidos de bienestar infantil en todos los planos: emocional, físico y educativo”. En la cola de los países de la OCDE se ubican México, Turquía y Chile en materia de felicidad entre niños y jóvenes. Allí aparecen niveles bajos de satisfacción vital y desempeño educativo, combinados con altos índices de sobrepeso o síntomas de salud mental.


Se sabe que la pandemia afectó muy especialmente a niños y adolescentes. De hecho, como la encuesta toma un período que abarca desde 2018 a 2022 (donde se dieron los encierros por el COVID 19 en todo el Mundo) se pudo registrar una caída del 75% al 70% en promedio en el nivel de satisfacción vital en la mayoría de los países. En Países Bajos, el impacto fue menor que en otros lugares, pero también se sintió. En ese período, el porcentaje de adolescentes con sobrepeso aumentó del 13,3% al 17,6%. Y bajaron indicadores de resiliencia emocional, además del porcentaje de jóvenes que duermen ocho horas diarias.


En esos países desarrollados donde fue medida esta encuesta también se registraron bajas en el desarrollo de competencias de niños y adolescentes. Por ejemplo, hubo una marcada caída en las habilidades matemáticas y lingüísticas en casi todos los países evaluados, por el cierre prolongado de escuelas y las condiciones desiguales del aprendizaje remoto. Desigualdades que se dieron tanto entre países como hacia adentro de cada nación.


Y es allí donde incluso en el caso neerlandés, UNICEF encontró grandes desequilibrios en bienestar infantil. Así se pudo comprobar que los niños y niñas que crecen en situación de pobreza, en hogares de acogida o en refugios para solicitantes de asilo presentan niveles significativamente más bajos de satisfacción, salud mental y oportunidades educativas. Esa inequidad también se proyecta en otros países de Europa como Alemania, Francia o Suecia, donde el bienestar infantil promedio es alto, pero las desigualdades internas son considerables. “"El país en el que un niño nace importa, pero también importa en qué lugar del país vive y cuál es su situación socioeconómica”, plantea el informe.


Para apuntalar la felicidad y la salud física y mental de los más pequeños, UNICEF recomienda "aumentar la inversión, con foco en prevención y atención temprana; reforzar el acceso a la educación temprana, el juego y el tiempo libre, con enfoque inclusivo; reducir las desigualdades materiales y educativas mediante políticas fiscales y sociales redistributivas; escuchar la voz de niños y adolescentes en las decisiones que los afectan, especialmente en crisis futuras y adoptar estrategias multisectoriales que integren salud, educación, urbanismo, cultura y conectividad", entre otras medidas.


Según los especialista, el bienestar infantil no es un dato estático sino una construcción social en riesgo. “Los efectos de la pandemia, la inflación, la guerra en Europa y la crisis climática están transformando los contextos en los que crecen los niños de todo el mundo”, señala el informe de UNICEF. Cuestiones que se deben tener en cuenta si realmente "los únicos privilegiados son los niños".




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