La población global acaba de alcanzar ese récord, sobre todo por el crecimiento demográfico de países en vías de desarrollo. En 1950 había cuatro veces menos personas: unas 2.000 millones. Los desafíos sin igual que plantea la superpoblación en un planeta amenazado.
Por Gabriel Michi
La Tierra se enfrenta a un desafío de escala planetaria: mientras cada vez son más frecuentes las luces de alerta con respecto a la crisis medioambiental global la población del Mundo alcanza el simbólico y contundente número de 8.000 millones de personas viviendo en ella. Una cifra impresionante si se tiene en cuenta que hace 72 años, en 1950, apenas había un cuarto de esa población. O sea, con todos los siglos que habían transcurrido y un lustro después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, transitaban este planeta 2.000 millones de personas. Hoy son cuatro veces más. Ese crecimiento en la cantidad de habitantes se aceleró en los últimos años, ya que si se ve la evolución, hace apenas 7 años (en 2015) había 700 millones de personas menos (7.300 millones) y en 2010 no se llegaba a los 7.000 millones. Es decir que en una década la población global creció en más de 1.000 millones de seres humanos. Para tener otra referencia: se calcula que recién en el año 1800 el Planeta alcanzó los 1.000 millones de habitantes desde el inicio de la Humanidad. Es más, las estimaciones señalan que ahora podría haber una lenta desaceleración y que para 2050 la población se estabilice en los 10.000 millones.
El 80% del crecimiento se concentra en las naciones con menos recursos. Y hay dos países, China y la India, que concentran el 35% del total (2.800 millones) de los seres humanos que habitan el Mundo. Es más, la tendencia apunta a que en los próximos meses India superará a China como el país más poblado, superando los 1.400 millones de habitantes. El tercer país con mayor población del mundo es Estados Unidos (con unos 330 millones), seguido por Indonesia (276 millones) y Pakistán (225 millones). En sexto lugar aparece la primera nación de América Latina, Brasil, con 215 millones de habitantes. Argentina, con 47,7 millones, figura en el puesto 31. El problema es que las tasas de crecimiento poblacional más elevadas se dan en países con mucha pobreza.
Por continente, en 2020,la población mundial se repartía así:
- Asia: 4.600 millones de habitantes. (59,7% del total).
- África: 1.300 millones de habitantes. (16,9%).
- América: 1.000 millones de habitantes (13%) - 433 millones en América del Sur.
- Europa: 750 millones de habitantes (9,7%).
- Oceanía: 43 millones de habitantes (0,5%).
Si bien hay señales de alerta sobre lo que está pasando con el medio ambiente y también por las crisis que están conllevando a un récord de desplazados -tal como informó MundoNews- por cuestiones vinculadas a las guerras, el hambre, las persecuciones y hasta el cambio climático, en términos globales lo que ha favorecido este crecimiento poblacional son las mejoras en materia de la reducción de la pobreza, los avances en materia de sanidad y el mayor acceso a la educación. Así lo señala el Fondo de Población de Naciones Unidas al analizar los principales impulsores demográficos.
Pese a ese dato positivo, hoy hay 815 millones de personas que viven en la extrema pobreza en el Mundo -particularmente en África- y es en esas poblaciones donde las tasas de fertilidad son los más altas. Mientras las tasas de nacimientos aumentan en los países más pobres, en los europeos van a la baja y sólo aumentan entre la población de inmigrantes y refugiados. Esa inequidad socio-económica y demográfica plantea enormes desafíos tanto en el presente como en el futuro. Desafíos que se aceleran a medida que ese fenómeno se profundiza. De los 20 países con mayor tasa de natalidad, 19 pertenecen a África y el único que se cuela por fuera de ese continente es el asiático Afganistán, que también atraviesa una gigantesca crisis humanitaria. Como contrapartida, los índices con menor tasa de natalidad son aquellos con un mejor desarrollo económico.
Según el informe de la ONU, "las marcadas disparidades en cuanto a la esperanza de vida apuntan a un acceso desigual a la atención sanitaria, a las oportunidades y a los recursos, así como una carga desigual de violencia, conflictos, pobreza y salud precaria. Las tasas de natalidad varían de país a país, y mientras algunas poblaciones siguen teniendo un rápido crecimiento, otras están empezando a ralentizarse. Pero lo que subyace a estas tendencias, apunten adonde apunten, es una extendida falta de elección. La discriminación, la pobreza y las crisis —así como las políticas coercitivas que violan los derechos reproductivos de las mujeres y niñas— hacen inaccesibles para demasiadas personas la atención e información en materia de salud sexual y reproductiva, incluida la anticoncepción y la educación sexual. Como comunidad global, enfrentamos graves desafíos, entre ellos los crecientes impactos del cambio climático, los conflictos en curso y los desplazamientos forzados". Y, concluye: "Para afrontarlos, necesitamos de países y comunidades resilientes. Y esto implica invertir en personas y hacer que nuestras sociedades sean inclusivas de modo que todas las personas gocen de una calidad de vida que les permita prosperar en nuestro mundo en transformación".
En un Mundo con 8.000 millones de personas (y en ascenso) los desafíos son infinitos. Empezando por cómo abordar los pronunciados desequilibrios e inequidades. Pero también analizando cómo la Humanidad puede garantizar la supervivencia de tantas personas en un Planeta en peligro.
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