Por la sequía, el país está a punto de quedarse sin el vital elemento. La crisis hídrica y ambiental amenaza en traducirse en sanitaria. Culpan al gobierno de Lacalle Pou por la reacción tardía. En Montevideo y sus alrededores sólo les queda el 1% del agua potable.
Por Gabriel Michi
Uruguay se enfrenta a uno de los peores escenarios naturales de su Historia: una sequía de más de dos años que amenaza con dejar sin agua potable a su población en los próximos días. Semejante situación obligó al gobierno a declarar la "Emergencia Hídrica" que se traduce en la construcción contrarreloj de una nueva represa y cañerías y, mientras tanto, la eliminación de impuestos internos a las aguas envasada para facilitar que el acceso a ellas y la provisión gratuita de dos litros diarios para los sectores más vulnerables. Pero todo parece poco o tardío frente a un cuadro en el que se estima que en las próximas horas o días ya no habrá más agua potable para gran parte de los uruguayos.
La sequía sin precedentes llevó a que las reservas de agua dulce en Paso Severino, la represa más importante del país en cuanto a la cantidad de personas a las que abastece gracias al río Santa Lucía, están a punto de agotarse. La central, que provee de agua a Montevideo y sus alrededores, alcanzando a más de 2 millones de personas (de los 3,5 millones que habitan el país), está en sus mínimos históricos: su capacidad habitual es de 67.000.000 de metros cúbicos y hoy apenas cuenta con 1.200.000, es decir un 1,87% de los volúmenes habituales. Encima, mientras que siguen sin aparecer lluvias en el horizonte inmediato, el consumo del agua en esa área por día alcanza los 500.000 y/o 600.000 metros cúbicos. Es decir que a este paso el apocalipsis hídrico llegaría en apenas horas.
Ya el agua que gran parte de uruguayos está consumiendo es "bebible" pero no "potable", según reconoció el propio gobierno. Hay un aumento en los valores máximos permitidos de sodio, cloruros y trihalometanos, al empezar a utilizar recursos del Río de la Plata. Lo que podría proyectar la crisis hídrica y ambiental en una crisis también sanitaria.
Sectores de la oposición y académicos acusan al presidente de la República, Luis Lacalle Pou, de no haber tomado en serio todas las advertencias que se hicieron sobre lo grave de lo que podía venir si no se disponían de medidas de emergencia que, al final, llegaron muy tarde. La declaración del estado de “Emergencia Hídrica” habilita al gobierno para que las obras previstas tengan “procesos jurídicos más rápidos y más sencillos” y haya menos demoras burocráticas. Una prioritaria es la represa y las cañerías para abastecer esa región desde el río San José. Se calcula que la obra total costará cerca de 40 millones de dólares.
Según Luis Aubriot, integrante del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales (IECA) de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, “las obras son decisiones de urgencia, con un nivel de improvisación que asusta si consideramos la importancia del agua. La cuenca del río Santa Lucía es estratégica y falta planificación a largo plazo. Para otras cuestiones, como pueden ser el agro o la energía, se tiene una planificación más detallada; sin embargo, se ha dejado al agua como algo que parece no haber importado tanto".
En una publicación de la red Nodal, Marcel Achkar, geógrafo y también investigador del IECA, explicó: “La manifestación de la sequía se debe a la vulnerabilidad de la cuenca, que está dada por la mala distribución de los usos del suelo. Y la mala distribución de los usos del suelo es función del modelo de desarrollo. No hay muchos integrantes del sector político en general que estén dispuestos a cuestionar el modelo de desarrollo. Para que el Santa Lucía vuelva a producir agua, hay que reducir sus niveles de vulnerabilidad”. Este especialista habló de mucha “improvisación” de las autoridades frente a semejante crisis. De hecho, Achkar formó parte de un equipo de científicos que realizó un documento que se hizo público en noviembre de 2022 en el que advertían: “el abastecimiento de agua potable en el sur del país, en particular en el área metropolitana, experimenta una creciente vulnerabilidad, poniendo en serio riesgo la soberanía nacional en el uso y acceso a agua potable”. Y plantearon una serie de medidas para paliar ese escenario pero aseguran que fueron ignorados por las autoridades.
Ahora parece que todo es demasiado tarde. Y la sequía se tradujo en esta realidad que hoy lleva a que los uruguayos se enfrenten a una crisis hídrica sin precedentes. Los efectos del cambio climático parecen haber impactado de lleno en el país, amenazando a su población a quedarse, ni más ni menos, que sin agua potable, un elemento básico, indispensable e insustituible. Es cuestión de horas o a lo sumo de días para que ese apocalipsis traduzca en una dramática realidad. El apocalipsis del agua.
Comments