Por el COVID 19, en distintos lugares del Mundo llevaron a los "sin techo" a vivir en hoteles, algunos de ellos de mucho lujo. Es para evitar el contagio. Ahora quienes sólo conocen el rigor de la intemperie pueden disfrutar durante un tiempo de un confort muy lejano.
Por Gabriel Michi
Conocen la dureza de la intemperie como nadie. Saben de lo duro que son los inviernos cuando lo único que hay para cubrirse de las heladas es un trozo de cartón o una frazada vieja y deshilachada. También pueden dar cátedra de lo difícil que son los veranos en esas noches desahuciantes. Y, son, a su vez los que más saben sobre el hambre y la miseria. Y hoy, un virus que aterroriza a todos, les ha dado la “oportunidad” –en algunos casos a costa de padecer el Coronavirus- de conocer algunos de los placeres más lujosos y lejanos. Aunque sea desde lo edilicio. Y aunque seas en forma temporal. Pueden dormir en una cama como Dios manda, confortable y con sábanas limpias. Sin sufrir los avatares de la calle. Todo porque en distintos lugares de Mundo y por diversas situaciones, los “sin techo” están protegiéndose de la Pandemia en hoteles de varias estrellas. Sí, de vivir en la calle a ocupar una de esas habitaciones a la que sólo accedían ejecutivos. Yendo de la calle a la suite. COn ropa limpia, calefacción, comida, tv y hasta wifi.
Un ejemplo de ello ocurre en Madrid, España. Allí un hotel de esas características está dando alojamiento a personas “sin techo” que tienen síntomas leves de COVID 19. Algunos de ellos dejaron sus antiguos albergues sociales, dado que se necesitaba un aislamiento más estricto. Por ellos y por sus pares.
El lujoso Holiday Inn de Madrid ofreció sus habitaciones. Y, a partir de ello, la Cruz Roja y el Ayuntamiento local pusieron en marcha el operativo para que se pueda concretar. Una vez que logran trasladar a los “homeless” a esos lugares, los tienen que convencer de que no pueden salir de las habitaciones y, mucho menos, abandonar el lugar. Algo que no siempre es una tarea sencilla, ya que muchos prefieren vivir a su tortuosa –pero propia- habitualidad.
Mientras permanecen en esa “internación” hotelera, reciben una atención y seguimiento médico permanente. En un principio llegaron a albergar una 30 personas –algunas con sus hijos- en este hotel en la capital española. Pero la proyección es que lleguen al centenar.
Algunos de ellos habían pasado los días previos en las instalaciones del centro de exposiciones IFEMA, que se ha reconvertido para enfrentar la Pandemia. Y ahora fueron enviados al primer “hotel medicalizado” que comenzó a funcionar en España.
El Holliday Inn que se ha vuelto en este centro de seguimiento de pacientes que antes vivían en la calle está ubicado en el barrio de Las Tablas, lugar elegido por muchas multinacionales para instalarse, donde se sitúa la "city" madrileña.
Son los propios miembros de la Cruz Roja los que se encargan de proveer las raciones alimentarias, en los cinco pisos del Holiday Inn, cada uno con 22 habitaciones. En las escaleras de servicio de cada piso, hay un centro de desinfección y también una cortina de plástico para frenar al virus. Los controles médicos a los “pacientes” son permanentes y los equipos están dotados de todo lo necesario para evitar el contagio.
El hotel de cinco estrellas vio mutar su escenografía y sus dependencias (como por ejemplo las áreas comunes) se han transformado en una especie de hospital de campaña. En ese sentido, en la sala que oficiaba de desayunador de los pasajeros, ahora hay montadas computadoras con las historias clínicas de cada uno de los “sin techo” que están allí internados. En palabras -reflejadas a medios españoles- de María García Inés, de la Cruz Roja: “Damos una atención primaria a las personas con síntomas de la COVID-19 que no tienen dónde pasar adecuadamente la cuarentena. También a algunos aún convalecientes”.
En este fenomenal operativo que les cambió la vida –al menos en forma momentánea- a los “homeless", hay al menos 30 personas que intervienen: desde médicos, enfermeros, psicólogos y trabajadores sociales. Este hotel comenzó a funcionar como hospital sustituto a mediados de abril y está previsto que permanezca así por dos meses. El costo por cada habitación (que paga el Ayuntamiento de Madrid) es de 104 euros. Bastante más alto que los otros 24 hoteles que el Municipio dispuso como “hospitales medicalizados”. El cálculo es que en toda España hay entre 50.000 y 60.000 "sin techo". Aunque no todos van a poder tener semejante alojamiento.
La experiencia británica
Otra experiencia similar se está dando en Gran Bretaña. Allí el gobierno de Boris Johnson asegura que ya alojaron al 90% de los “sin techo” en hoteles. Sólo en Londres hablan de 1.800 personas en diez hoteles. Sin embargo, si se lo proyecta a todo el Reino Unido, el número de "homeless" se ubicaría en 170.000, un 170% más que hace una década. Este esfuerzo de la administración británica está muy lejos de alcanzarlos a todos.
Pero la preocupación es qué pasará el día después. Las organizaciones humanitarias que ayudan a los “homeless” en territorio británico ponen su lupa en esta situación. Lucy Abraham, directora de operaciones de Glass Door Homeless Charity, lo expresó así ante los medios: "Los hoteles que están abiertos ahora estarán en funcionamiento unas seis semanas, no se sabe qué pasará después. Muchos de quienes se alojan en hoteles no pueden optar a ayudas públicas. Muchos de los europeos en el Reino Unido no han estado en el país durante cinco años. No son elegibles como residentes". Y eso los excluiría a futuro de cualquier ayuda gubenamental, más en tiempos del Brexit.
Tradición solidaria en Suiza
Otro caso de enorme solidaridad hotelera se dio en Ginebra, Suiza. El administrador del tres estrellas Bel'Espérance, en pleno centro de la ciudad, decidió abrir sus puertas para alojar a los “sin techo”. Las puertas de 20 habitaciones fueron abiertas para mujeres sin hogar y 11 para menores de edad que no tuvieran mayores que los cuiden.
Alain Meuwly, el director de hotel, tomó esta decisión cuando, al caerse todas las reservas producto de la Pandemia, prefirió no dejar ocioso el espacio y darle un fin útil para los más vulnerables. Obviamente, en esta nueva performance del Bel'Espérance se respeta a rajatabla el “distanciamiento social”.
No es algo nuevo para este hotel que la solidaridad se haga presente. De hecho, sus ingresos se destinan al Ejército de Salvación. Esta institución benéfica –como otras- brindan distintos espacios para que los indigentes tengan un espacio seguro para afrontar la cuarentena mientras dure la Pandemia de Coronavirus. En el pasado este tres estrellas fue un hogar de mujeres y en 1996 se transformó en lo que es hoy.
En este caso, el personal del hotel –que obviamente no pueden trabajar porque el turismo está bloqueado- fue reemplazado por asistentes sociales que ayudan a los nuevos “pasajeros”. SI bien restringieron algunos de las comodidades que suelen haber en las habitaciones (tablets, máquinas de café, entre otros), el confort del lugar es la diferencia entre el día y la noche para los “sin techo” que ahora residen allí y que ,a diferencia del caso del Holiday Inn de Madrid, no son pacientes con COVID-19. Las camas son las mismas, así como las sábanas y la TV. Y tienen servicio de wifi. Como referencia de la calidad de las instalaciones, el precio de una habitación en temporada alta puede llegar a los 570 euros por noche.
Un joven argelino, Sofiane Rahmani (16), que luego de deambular meses por las calles de Ginebra, ahora encontró refugio en este hotel, aseguró –ante agencias europeas- que no puede creer lo que está viviendo. “El confort es total" y aseguró que le encantaría quedarse "toda la vida". Su historia es la de muchos inmigrantes que llegan desde África a Europa, escapando de aquellas pesadillas y con el sueño de una vida mejor. Y, su derrotero fue el de tantos: peregrinar de un país a otro en busca de oportunidades que nunca llegan. Cruzó el Mar Mediterráneo en una precaria barcaza; llegó a España hace tres años. Y de allí a París. Y ahora estaba tratando de encontrar mejor suerte en Ginebra, cuando explotó la Pandemia. Así se convirtió en un “sin techo” que ahora goza de un pequeño oasis en medio de ese infierno de vivencias que lo atraviesan. Pero eso no durará para siempre. De hecho, desde el Ejército de Salvación saben que hoy les están ofreciendo una suerte de “paraíso” frente a lo que venían conociendo. Pero aseguran que "la vuelta a la realidad... será dolorosa".
Los dilemas de Nueva York y Los Ángeles
Se sabe que Estados Unidos es hoy el país más castigado por el COVID 19. Y que se convirtió en el centro de la Pandemia a nivel mundial. Y que el epicentro de ese flagelo está ubicado en la ciudad (y el Estado) de Nueva York. La ciudad más cosmopolita del Planeta tiene, como contracara a los 75 millones de turistas que recibe cada año, un verdadero drama social representado por las personas sin hogar que deambulan por sus calles.
Mientras que la consigna del alcalde Bill De Blasio coincidía con la postura del gobernador Andrew Cuomo de que se cumpla una estricta cuarentena –diferente de la actitud tomada por el presidente Donald Trump-, al menos 62.000 “homeless” -22.000 de ellos, niños- que transitan las calles de la Gran Manzana, no podían cumplir con esa orden ya que no tienen donde hacerlo justamente porque no tienen hogar. Y para quienes sólo pueden ponerse a resguardo en refugios, es imposible exigirles el tan mentado “distanciamiento social”. Hay 166 refugios en Nueva York y en ellos se concentraron decenas de muertos y cientos de contagiados por el COVID 19.
A ese universo de 62.000 “homeless” en la Gran Manzana se llegó por una multiplicación de personas que cayeron por debajo de la línea de pobreza extrema: hay un 76% más en ese rango que hace una década. Y el 93% son latinos o afroamericanos, según información del Departamento de los Sin Techo de la ciudad de Nueva York. Quizás por eso, los casos de contagiados de COVID 19 haya tenido tanto impacto en esas poblaciones. Se calcula que el índice de mortalidad por el Coronavirus es un 50% más alto en los “sin techo” con respecto a la población general.
Durante la Pandemia y ante la disminución de los pasajeros del metro, muchos de ellos se refugiaron en esos vagones y andenes. Pero, ante la decisión –por primera vez- de que el célebre metro deje de funcionar por las noches, los indigentes sufren un nuevo apremio porque no podrán ocupar esos espacios. Lo que está generando muy duras críticas al gobierno local, al que acusan de no actuar de la manera que amerita este verdadero drama para los "homeless". Por eso, distintas organizaciones que defienden a los “sin techo” vienen reclamando a las autoridades que se arbitren las medidas para que sean alojados en hoteles, tan como ocurre en otras ciudades del Mundo.
Frente a esa demanda, el alcalde De Blasio dispuso que al menos mil personas sin hogar sean trasladadas a hoteles. Y se sumen a los 6.000 que ya ocupan esos espacios. Pero es insuficiente frente a la dimensión del problema. Y, por eso, las ONGs que los respaldan lanzaron la campaña #LosSinTechoNoPuedenQuedarseEnCasa para que se pueda ubicar a los "homeless" en unas 30 mil habitaciones de hoteles en la Gran Manzana.
En el otro extremo de los Estados Unidos se apresuraron a avanzar en ese mismo sentido. A muchos de los "sin techo", de hecho, los llevaron de los refugios comunitarios a hoteles, con mayor privacidad y, obviamente, menor riesgo de contagio. Antes de facilitarle a un indigente el acceso a uno de esos hospedajes, se les hace una prueba de Coronavirus y se les toma la temperatura en forma recurrente. Allí les dan las tres comidas al día y les permiten salir a caminar. Claro que, cuando regresan, les toman la temperatura.
Igualmente tienen ciertas restricciones: no pueden reunirse en áreas comunes, deben mantener el distanciamiento social y usar en forma permanente los barbijos. Si se detecta que alguno de ellos tiene Coronavirus se lo aísla inmediatamente y hacen una gran desinfección del lugar.
Los que no llegan a esos nuevos refugios mucho más confortables desde los “shelters” (albergues), lo hacen de hospitales o campamentos. Muchos de esos lugares necesitan que se libere un poco el espacio para poder cumplir con el “distanciamiento social”.
El condado de Los Ángeles se tomó en serio el peligro que los sectores vulnerables atravesaban por el COVID 19. Por eso puso a disposición cuartos en hoteles y moteles para 15.000 indigentes y personas sin hogar. E hizo algo más: no tomó en cuenta cuál es la situación migratoria del individuo, lo que suele ser un ahuyentador de quienes están como “ilegales” en los EEUU. Cualquier política social que se intente llevar adelante suele chocar con el temor de esos ciudadanos a ser deportados si se contacta con alguna esfera del Estado norteamericano. Claro que California es considerado un “Estado Santuario” para los inmigrantes. Aún así, falta bastante porque se calcula que en el Condado de Los Ángeles hay 59.000 personas en esa situación de vulnerabilidad.
En la disposición de esas habitaciones de hoteles y moteles para los desamparados se puso un principal acento en aquellos que sean mayores de 60 años o con enfermedades preexitentes. ¿Quién asume los gastos? El Estado, a través de la Agencia Federal del Manejo de Emergencias, que abonará el 75% del costo por cada habitación de esos hoteles. Y ahí se produce un doble beneficio: el dueño del lugar no pierde tanto dinero, ya que no hay turismo. Pero, lo más importante, corren menos riesgos las personas más vulnerables.
De eso se trata el “Proyecto Roomkey”, en el que el gobierno de Estado de California y el condado y la ciudad de Los Ángeles, trabajan en conjunto para facilitar ese albergue hotelero a los “sin techo”.
Así, en distintos lugares del Mundo, aquellos que por mucho tiempo tuvieron que transitar el desamparo de las calles, el trajinar de no tener una cama para dormir, la intemperie y el olvido, hoy duermen en confortables camas de hotel. Pueden protagonizar, al menos por un rato, esa película de ensueño. Y todo por el Coronavirus. Una verdadera paradoja. Del adoquín al somier. Del cemento al King Side. Del refugio al baño privado. De la indiferencia al “room service”.
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