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Como Borgen, pero en la vida real

Una historia de intrigas y denuncias sacude a la política danesa, como en la serie que es un hit en la Argentina. El alcalde de Copenhague renunció a su cargo después de varios casos de acoso sexual que fueron ocultados por años. Los detalles del escándalo que despertó otros. Cómo la segunda ola del movimiento "Me too" en Dinamarca está sacudiendo al poder.


Por Gabriel Michi



El poder. El silencio. La negociación. La "rosca". El toma y daca. Los secretos. Las intrigas. Las lealtades. Las traiciones. Eso es lo que se traduce en la serie política danesa Borgen, verdadera tendencia en el consumo de los argentinos, pese a que su filmación y puesta al aire data de hace muchos años. Y si bien, comparada con otras realidades de países más complejos, pareciera hasta naif, muestra cómo muchas veces se tejen las decisiones que influyen en la vida de los ciudadanos, sin tenerlos en cuenta. También se evidencia cómo se juega el juego de encubrimientos de determinadas conductas inmorales y hasta delictivas, si eso sirve para construir un beneficio propio en el tablero político. Bueno, algo de eso acaba de explotar en la actualidad de Dinamarca: Frank Jensen, alcalde de la capital Copenhague, presentó su renuncia tras la aparición de la denuncia de dos mujeres que afirmaron haber sido víctimas del acoso sexual por parte del funcionario. Y, si bien, esto escandaliza al país escandinavo, parece ser la punta de un iceberg mucho mayor, tanto en el caso personal del alcalde como en todo el territorio danés.


Aparentemente Jensen, de 59 años, decidió apartarse de ese lugar de poder que ocupaba desde hace 11 años, tras saber que éstos dos últimos casos en el que estaba denunciado podrían poner de nuevo en agenda otros hechos similares que, por distintos motivos, estarían escondidos debajo de la alfombra. El viernes 16 el propio alcalde pidió disculpas públicas por haber "toqueteado" a estas dos denunciantes cuando ya era el jefe de gobierno de la capital danesa, casos que datan de 2012 y 2017.



Sin embargo, pese al pedido de perdón, aseguró que no renunciaría. Pero el responsable de la sección de Juventud del Partido Socialdemócrata, al que pertenece el alcalde, señaló que le llegó información de otras ocho personas que habrían sido víctimas del acoso sexual del alcalde o que fueron testigos de situaciones de ese tipo, en especial de mujeres jóvenes que militaban en ese espacio político. Otras ramas de su partido intentaron abroquelarse y "proteger" a su referente. Pero el escándalo fue tal, que el lunes 19 de octubre, finalmente Jensen renunció. Y eso es muy impactante porque el alcalde gozaba de buena imagen sobre todo por sus políticas ecológicas, en particular en el uso de las bicicletas: el 62% de las personas en Copenhague la usa para ir al trabajo o a estudiar.



"Esto eclipsará todo el trabajo político que quiero hacer, por esto decidí dimitir de mi cargo de alcalde", señaló Jensen, quien encabezó el gobierno municipal de Copenhague desde el año 2009. Y, como otro capítulo más de Borgen, la caída de este líder también resulta de un impacto político demoledor para el gobernante Partido Socialdemócrata: él también era el responsable adjunto de la agrupación que dirige el gobierno de Dinamarca desde 2015. Por lo que Jensen también debió renunciar a ese cargo partidario.


Y el caso escaló hasta lo más alto: la Primera Ministra danesa, la también socialdemócrata Mette Frederiksen, sintió que era un hecho bisagra y que debía ser dura con su protagonista: "El acoso y las agresiones no pueden ser defendidas. Juntos debemos crear una cultura en la que esto no sea aceptado. Ni en palabras ni en actos", disparó la Primera Ministra. Frederiksen fue contundente al respecto, en un día en el que esperaba que los titulares de los diarios estuviesen dominados por el acuerdo alcanzado con otros partidos para sacar adelante el proyecto de jubilación anticipada que los socialdemócratas habían prometido en las elecciones de junio.


Los casos que catapultaron al vacío al alcalde Jensen aparecen en un contexto de híper sensibilidad en Dinamarca con respecto a las prácticas sexistas en un país que goza de los mejores estándares mundiales en materia de igualdad de género.



Tras la revelación de una reconocida presentadora de televisión, Sofie Linde (31), acerca de que había sido acosado por un directivo de la televisión pública quien le insinuó que si tenían relaciones sexuales él empujaría la carrera profesional de la periodista, centenares de mujeres danesas comenzaron a denunciar infinidad de comportamientos sexistas de las que han sido víctimas durante años. De hecho, más de 700 mujeres, incluyendo actuales y ex integrantes de partidos políticos y los medios de comunicación, firmaron una carta abierta para apoyar a la periodista y alertar que estas conductas abusivas no sólo siguen vigentes en la política danesa, sino que son moneda corriente.


Este nuevo "Me Too" en Dinamarca está produciendo verdaderos terremotos en distintos ámbitos. Varias diputadas también salieron a la cancha para denunciar el sexismo en el Parlamento (Christianborg). Y lo hicieron desde distintos partidos políticos: Por ejemplo, la social liberal Lotte Rod, quien alertó de los casos de "toqueteos" de los que fue objeto en diversos actos de su espacio. No es el único hecho que sacudió al Partido Social Liberal: Su líder y antiguo ministro de Educación e Interior, Morten Østergaard, debió renunciar tras reconocer en una reunión con su dirigencia que él mismo había sido el acosador de Rod. Y luego admitió varios hechos similares. Lo que generó una crisis en su partido que es, ni más ni menos, el principal apoyo del Gobierno socialdemócrata en minoría.


Otras parlamentarias pusieron en jaque al actual ministro de Asuntos Exteriores, Jeppe Kofod, a quien señalan por un escándalo donde estuvo involucrado hace doce años al haber mantenido relaciones con una joven de 15 de las Juventudes Socialdemócratas cuando él tenía 34. Kofod volvió a pedir disculpas públicas pero la Primera Ministra (líder de su partido) dio por cerrado el episodio. Actitud distinta a la que ahora tiene con el escándalo del alcalde renunciado.


También el mundo académico tuvo lo suyo: 689 investigadoras protagonizaron una tapa en Politiken, principal rotativo danés, donde denunciaban esas prácticas sexistas también en los ambientes de ciencias y el conocimiento, todo eso mientras explotaba el caso del alcalde que hoy ocupa todos los comentarios de la política danesa.


Así, explotó la bomba del sexismo en un país donde las políticas de equidad e igualdad de género se supone que están a la vanguardia. Pero esta bomba reveló que había mucha basura debajo de la alfombra. Y que eso se hizo posible porque hubo silencios, complicidades, secretos. Y todo tipo de intrigas, incluso a costa de personas sufrientes como las mujeres acosadas. Todo dentro de lado más perverso de la política. Un juego pecaminoso que parecía ficción en una serie como Borgen. Pero que no es otra cosa que otro ejemplo donde tristemente la realidad supera a la ficción.



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