"Doctrina Trump": De qué se trata la nueva estrategia del presidente hacia el Mundo
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Con una acentuación en su personalismo, el republicano quiere imponer su propia impronta: como lo hizo con el ataque sobre Irán su paradigma es "imponer la paz a través de la fuerza". Y siempre de acuerdo a los intereses y pretensiones de su agenda nacional e internacional.
Por Gabriel Michi

Donald John Trump trazó una estrategia para su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos que vincula lo interior con lo exterior. Una política antiinmigrantes, acentuar la producción y la industria estadounidense y perseguir todo lo que tenga que ver con el progresismo y la cultura "woke". Todo eso tiene un puente con lo internacional. Los migrantes provienen de otros países y son expulsados y hasta llevados a terceras naciones sin ningún tipo de protección legal; la presión por aranceles a las importaciones de otros países para "proteger" a las producciones estadounidenses; y los valores conservadores que quiere reimplantar no sólo se relacionan con lo que pasa fronteras adentro sino con la agenda internacional, algo que va desde el negacionismo del "cambio climático" (con las políticas que estaban en marcha para frenarlo) hasta los posicionamientos frente a determinados conflictos (por ejemplo, el apoyo incondicional a Israel y el ataque a todo lo que tenga que ver con Palestina). Pero a esas estrategias internas-externas su sumó su cambio en cuanto a no participar y minimizar el accionar de los EE.UU. en conflictos ajenos, algo que había sido una bandera del primer Trump y que incluso la enarboló para llegar a su segunda Presidencia. Lejos de eso, el republicano ahora se muestra dispuesto a intervenir en forma directa -como quedó demostrado en los ataques contra las centrales nucleares de Irán- y tomar un rol de gendarme del planeta que siempre le endilgaron a los demócratas. La nueva "Doctrina Trump" se traduce en una idea: "imponer la paz por intermedio de la fuerza". Aprovechando la impresionante hegemonía militar de la principal potencia del Mundo. La del imperio que impone sus reglas, de acuerdo a sus convicciones y conveniencias. Y en todo imperio, hay un emperador.
Como informó MundoNews esta nueva lógica intervencionista está generando alarma en gran parte de su base electoral más dura, el movimiento MAGA (Make America Greath Again), o su versión acotada de "EE.UU. primero", que siempre han defendido la consigna de que EE.UU. no debe participar de guerras ajenas y dilapidar allí los impuestos de los estadounidenses, además de exponer a sus tropas. Así, por ejemplo, salieron al cruce Steve Bannon y el personaje de los medios conservadores Tucker Carlson. Esa idea era apoyada por el magnate reelegido presidente. Hasta ahora. La "Doctrina Trump" rompe con esa tradición y lo coloca a él en el lugar que más le gusta: ser el centro de la escena mundial. Ese culto al personalismo trumpista -del que nunca renegó- también forma parte del nuevo paradigma. Un paradigma que pareciera haber tenido un primer éxito hasta el momento en el acuerdo que llevó al "alto el fuego" entre Israel e Irán, con el papel central del presidente de EE.UU.
El propio vicepresidente JD Vance habló de la "Doctrina Trump". Y la describió como una estrategia para articular un interés estadounidense claro, tratar de resolver un problema con diplomacia y, si eso falla, "utilizar un poder militar abrumador para resolverlo y luego salir de allí antes de que se convierta en un conflicto prolongado". O sea, la fuerza para imponer la paz. Por su parte, Anna Kelly, portavoz de la Casa Blanca señaló: “El presidente Trump y el vicepresidente Vance son el equipo perfecto porque comparten la misma visión de ‘paz a través de la fuerza’ para la política exterior de Estados Unidos”.
Dentro de esa lógica, Trump se mostró como un gran ganador en la cumbre de la OTAN donde se llevó encima el compromiso de que los 32 países que la integran deberán aumentar al 5% de su PBI la inversión en defensa, uno de los objetivos por el que el republicano venía presionando hace tiempo. Y doblegando la resistencias que ven en esto un peligro para sus políticas internas (porque deberán descuidar, por ejemplo, políticas sociales o educativas y priorizar el gasto militar), ante el temor de que EE.UU. abandone la OTAN y el resto de sus socios queden más vulnerables ante, por caso, Rusia. Así la nueva "Doctrina Trump" de imposición también surtió efecto incluso entre potencias que se presumen amigas o aliadas.
En ese juego, el presidente estadounidense insistió que no le va a permitir a Irán que retome su plan nuclear si eso significa un camino para la construcción de la bomba atómica, además de colocarse nuevamente en el centro del escenario al decir que la semana próxima comenzará con conversaciones directas con Teherán. Todo eso con la vigencia de la nueva "Doctrina Trump" que rompe el anterior "aislacionismo" que antes profesaba. Aunque hubo excepciones a ese no involucramiento: los ataques a los rebeldes hutíes -respaldados por Irán- en Yemén (que se incrementaron en su actual mandato), el asesinato del líder del ISIS, Abu Bakr al-Baghdadi, en 2019, y al comandante de la Guardia Revolucionaria iraní, Qasem Soleimani, en enero de 2020, con drones en Irak. Pero ahora esas excepciones pueden conformar parte de las nuevas reglas.
Esa nueva "Doctrina Trump" no parece ser bien recibida por los ciudadanos estadounidenses. Una encuesta de Reuters/Ipsos muestra que el 79% de las personas temen que, por la decisión de bombardear que tomó el presidente, "Irán pueda atacar a civiles estadounidenses en respuesta a los ataques aéreos de Estados Unidos".
Clifford May, fundador y presidente del grupo de expertos Fundación para la Defensa de las Democracias de Washington, opinó sobre esta "Doctrina Trump" que deslizó el vicepresidente: "Vance ha proporcionado un resumen preciso del enfoque del presidente Trump en los últimos días respecto al conflicto en el Medio Oriente". Si bien May cree que aún es prematuro hablar de "Doctrina", el potencial éxito de su intervencionismo si se mantiene la tregua en esa conflictiva zona, podría animarlo a imponer ese sendero, en esa contienda o en otras.
Según Stephen Collinson, analista político de la CNN, Trump necesita que todo el mundo crea que destruyó el plan nuclear iraní porque "toda su Presidencia está diseñada para glorificar su imagen de hombre fuerte, alimentando una narrativa de liderazgo valiente, único e infalible. La información que contradiga este mito no es bienvenida", pero también porque de haber señales de que ese programa de Irán continúa se encontraría en la encrucijada de reiniciar los ataques y "esto podría abrir un período de años de cuasi guerra con Irán, algo que Trump no desea; aumentaría el riesgo de un conflicto más amplio; y enfurecería a su base MAGA".
Pero hoy pareciera que a la nueva "Doctrina Trump" no le preocupa tanto entrar en esa contradicción con su electorado y sí le molesta que se le cuestione su poderío y búsqueda de hegemonía (interna y externa). De hecho, el presidente salió enfurecido a criticar a los medios de comunicación que, citando fuentes de Inteligencia del Pentágono, pusieron en duda el éxito de la misión estadounidense contra la central nuclear subterránea iraní Fordow, que fuera impactada por las bombas "perfora búnkers" GBU-57 (de 13.000 kilos) arrojadas desde los poderosos aviones B2 Spirit. En la conferencia de la OTAN dijo que ese ataque fue “muy, muy exitoso” y agregó; “Se llamó aniquilación. Ninguna otra fuerza en la Tierra podría haberlo logrado”. A la vez que apuntó ferozmente a los medios que lo pusieron en duda. Además de salir a la cacería de quienes filtraron semejante información: la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo que el FBI está investigando la fuente de Inteligencia del informe de los medios de comunicación sobre el bombardeo a Irán, que sugiere que los ataques estadounidenses no destruyeron realmente el programa nuclear. Y afirmó que quien filtró información "debería ir a la cárcel".
En el mismo sentido, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, lanzó un ataque contra CNN y The New York Times después de que informaran sobre la evaluación que le comentaron esas fuentes. Según Hegseth, esos medios “intentan encontrar la manera de manipularlo con fines políticos para intentar perjudicar al presidente Trump o a nuestro país; no les importa lo que piensen las tropas”. El salir al cruce de los medios y de quienes contradigan sus "verdades" es otra pieza clave de la "Doctrina Trump", aunque no es algo nuevo ya que fue parte de toda su historia política.
Otro de los puntos de este paradigma "trumpiano" es que su mensaje y sus narrativas se globalicen, más allá de que -en muchos casos- se demuestra que parte de falsedades absolutas y hasta de teorías conspirativas inverosímiles e irreales. Ya algo de eso usó cuando cuestionó el triunfo de Joe Biden (en 2020) sobre su candidatura, argumentando que había habido fraude electoral, algo que la Justicia demostró que no existió. Pero Trump logró imponer esas dudas en amplios sectores de la sociedad estadounidense y también del Mundo. En esa lógica es que insiste tanto en que el potencial nuclear iraní quedó destruido gracias al bombardeo que él ordenó.
El próximo capítulo de la "Doctrina Trump" se escribiría con éxito si logra el objetivo casi imposible de sentar en la mesa de negociaciones a las autoridades israelíes y las iraníes para sellar un “acuerdo de paz integral” con Irán que trascendiera la cuestión nuclear. No sólo sería una misión trascendental por los dos países antagónicos sino también por el cambio de rol de EE.UU, que pasaría a ser un arbitro "pacificador", desplazando su enfrentamiento con la República Islámica desde la "Revolución de los Ayatolas" en 1979. Aunque el propio Trump minimizó las expectativas de un acuerdo duradero con Irán: “Quizás firmemos un acuerdo. No lo sé. Para mí, no creo que sea tan necesario. O sea, tuvieron una guerra. Lucharon, y ahora regresan a su mundo. No me importa si tengo un acuerdo o no”. Y deslizó que, por el ataque recibido, el régimen iraní habría entendido el mensaje de que si insiste en el programa nuclear se iba a exponer a nuevos bombardeos de EE.UU.
Es parte de la nueva "Doctrina Trump", la que quiere imponer en el conflicto de Medio Oriente y en todo el planeta, aprovechando la supremacía militar con la que cuenta el Imperio. Y con un paradigma basado en una lógica: la de la paz a través de la fuerza. La del emperador del Mundo.

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