Júlio Lancellotti, considerado el "padre de los sin techo" en Brasil, suele protagonizar distintas acciones de concientización para visibilizar la problemática de los más invisibles que deja el sistema. Ahora se puso a quitar, a fuerza de mazazos, los adoquines que colocaron debajo de puentes para evitar que la gente en situación de calle de San Pablo pueda quedarse allí.
Por Gabriel Michi
"El que esté libre de pecados que arroje la primera piedra", reza la cita bíblica. Y si bien, el sacerdote Júlio Lancellotti no deja de ser un ser humano, su obra en favor de los que más invisibles del sistema en Brasil lo llevaron a ser considerado "el cura de los sin techo". Y, en su línea de conducta y compromiso con los que menos tienen, con los que siquiera gozan de un techo para dormir cada noche, en las últimas horas protagonizó una nueva acción que lo pintan de cuerpo entero: con una maza empezó a romper uno a uno los insensibles adoquines que fueron colocados debajo de los puentes de San Pablo y que pretendían evitar que las personas en situación de calle pudieran instalarse allí para protegerse de las inclemencias del clima o para tener un cobijo nocturno.
A puro martillazos, se puede decir que el cura arrojó la primera piedra para alertar sobre semejante despropósito inhumano. EL 2 de febrero el padre Lancellotti fue hasta viaducto Dom Luciano Mendes de Almeida, en la Avenida Salim Farah Maluf, en Tatuapé, al este de la ciudad de San Pablo y comenzó con el acto simbólico, “Fue un gesto de indignación”, dijo. Ese fue el puntapié inicial para la concientización que se proponía. Después aparecieron dos excavadoras, cinco camiones, dos camionetas con técnicos y más de una treintena de trabajadores quitando los cantos rodados.
"Veo esto como una improbidad administrativa, porque hay un costo para poner el concreto y quitarlo", señaló el sacerdote a la revista Veja. Según trascendió, la fijación de las rocas "disuasivas" en el suelo fueron colocadas el jueves 31 de enero. La encargada fue una empresa contratada por la ciudad.
Pero ni siquiera los propios empleados de la empresa constructora estaban de acuerdo con la misión que les encargaron. "Lo hacemos porque estamos obligados, pero hasta nos duele el corazón quitarle el techo a los que ya viven en la calle", dijo uno de los trabajadores en una entrevista al diario Folha de S. Paulo.
Pese a que todas las miradas apuntaron al gobierno municipal, a cargo del alcalde Bruno Covas, desde la administración de la ciudad se despegaron de la polémica decisión. Señalaron que esa construcción los tomó por sorpresa y que desconocían el trabajo. Además se justificaron diciendo que abrieron una investigación administrativa para deslindar culpabilidades y que echaron del cargo al funcionario responsable, aunque no aclararon de quién se trataba.
“Ellos [la Alcaldía] están incómodos porque hay gente capturando imágenes de la acción, por lo que ordenaron que se retiraran rápidamente las excavadoras”, sostuvo el sacerdote. Y trazó un diagnóstico fulminante: "¿Una ciudad que tiene tanta demanda, áreas de riesgo, arroyos abiertos, falta de vivienda, una serie de cosas, gastar tiempo y dinero en ella? ¿Realiza un trabajo higiénico, inhumano y hostil? Es cruel ”,
Esta tarea de concientización del padre Lancellotti no es la primera. En toda su vida ha venido acompañando el dolor de los más humildes. Y eso le valió su cariño, como también muchas amenazas. A tal punto que una campaña pública lanzada hace un tiempo ya recolectó más de 55.000 firmas para que se le garantice la seguridad al "cura de los sin techo".
Pero también le generó el reconocimiento de importantes miembros de su propia Iglesia. De hecho, el sábado 10 de octubre de 2020, a las 14:15, el teléfono del Padre Júlio sonó y cuando atendió el llamado, se sorprendió. Cuando vio que el número provenía del exterior pensó que se trataba de algún periodista, “¿Parla italiano o habla español?”, preguntó su interlocutor. Lancellotti respondió que hablaba italiano. “Soy el Papa Francisco”, le dijo. “¡Santidad!”, se sorprendió el Padre Júlio.
“El papa Francisco fue muy sencillo y cercano, como si habláramos todos los días”, comentó Lancellotti, y señaló que el Sumo Pontífice indagó sobre la población de la calle: “me preguntó cómo es nuestra convivencia con los hermanos de la calle, cuáles son las dificultades que sentimos”, Francisco había recibido las fotos que le habían enviado a través de la Radio Vaticana, en la que se observaba la labor de atención humanitaria, a través de Pastoral do Povo da Rua, vienen desarrollando con la población en situación de calle durante la Pandemia del Coronavirus. “El Papa dijo que nos acompaña con cariño, sabe de las dificultades que vivimos y nos pide que no nos desanimemos y que tengamos coraje, como Jesús, estando siempre junto a los pobres”, continuó Lancellotti.
Hace más de tres décadas que el Padre Júlio Lancellotti no cesa en su tarea de recorrer las calles de la Megalópolis de San Pablo para estar al lado de los "sin techo". Y esa misión en muchas ocasiones lo llevó a denunciar los atropellos del poder contra los más humildes y también a los autores de esas afrentas. Entre sus "enemigos públicos" se encuentra incluso el actual Presidente brasileño, Jair Bolsonaro. Y, en más de una ocasión, ese enfrentamiento con los poderosos y su misión pastoral entre los más desposeídos de los desposeídos, le valieron hasta amenazas de muerte. Pero el "cura de los sin techo" no se amedrenta. Al contrario, hace que sus acciones sean coherentes con sus palabras. Y derribar los obstáculos que se ciñen sobre los más pobres es parte de su misión. Por eso, él si puede arrojar la primera piedra.
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