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Exclusivo: cómo está hoy la frontera de Israel con Gaza tras los acuerdos de paz

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    MundoNews
  • hace 3 días
  • 7 Min. de lectura

Gabriel Michi, enviado de C5N a Medio Oriente, describe qué pasa en el punto más tenso del planeta. La vida en Sderot, la ciudad más cercana a la Franja, el kibutz Nir Oz -escenario principal de la tragedia de argentinos- y la fiesta Nova donde Hamás cometió una masacre.


Por Gabriel Michi

(Desde Israel)

Enviado especial de C5N


El periodista Gabriel Michi y el camarógrafo Ezequiel Pizzuto (enviados de C5n a Medio Oriente) mostraron cómo está la frontera de Israel con la Franja de Gaza tras los acuerdos de paz. (Fotos: Ezequiel Pizzuto)
El periodista Gabriel Michi y el camarógrafo Ezequiel Pizzuto (enviados de C5n a Medio Oriente) mostraron cómo está la frontera de Israel con la Franja de Gaza tras los acuerdos de paz. (Fotos: Ezequiel Pizzuto)



De un lado, una militarización extrema y clima de festejo. Del otro, destrucción masiva y una crisis humanitaria sin igual. De un lado, el reclamo por los cuerpos sin recuperar. Del otro, las urgencias más dramáticas para sobrevivir. De un lado, la bronca por los violentos atacantes de Hamás del 7 de octubre de 2023 que dejaron 1.200 muertos en Israel. Del otro, la rabia por los 68.000 asesinados por las Fuerzas de Defensa Israelíes en la Franja de Gaza. De un lado, un país como una potencia económica fenomenal. Del otro, un lugar donde la pobreza y la miseria están presentes en cada rincón de su territorio. La polvorienta frontera entre Israel y la Franja de Gaza es una muestra clara de dos escenarios completamente desiguales y distintos, en los que en algún momento amplios sectores de ambas poblaciones creyeron en que se podría convivir. Pero con lo ocurrido en los últimos dos años ese escenario hoy parece una utopía inalcanzable.


El acuerdo de paz entre Israel y Hamás que se puso en marcha por iniciativa del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha visto ya unos primeros efectos: el cese al fuego, la retirada de las FDI a la primera línea amarilla dentro de Gaza (faltan dos instancias más para volver a los límites fronterizos habituales), la devolución de los 20 rehenes israelíes vivos a cambio de 2.000 prisioneros palestinos y la entrega de los cuerpos de uno y otro lado (por ahora parcial).


Sin embargo, hay muchos puntos muy endebles de lo 20 pautados en el acuerdo que parecen muy difíciles de llevar adelante: el desarme completo de Hamás, la reconstrucción de la arrasada Gaza, la conformación de un gobierno de transición -integrado por palestinos no políticos- bajo la supervisión del propio Trump y la desesperante urgencia por la llegada de ayuda humanitaria son algunos de esos asuntos que aparecen en una nebulosa. Por ejemplo, este periodista -como enviado especial del canal C5N junto al camarógrafo Ezequiel Pizzutto- pudo comprobar que en Kerem Shalom, un punto estratégico en la triple frontera entre Israel, la Franja de Gaza y Egipto no se veía ningún camión con ayuda humanitaria dirigiéndose hacia los castigados territorios palestinos. Pese a lo prometido. Pese a la urgencia. Pese al hambre lacerante.


En el paso de Kerem Shalom, en la frontera sur de Israel con Gaza, no se ven aún los camiones con ayuda humanitaria comprometida en el plan de paz impulsado por Donald Trump. (Foto: Gabriel Michi)
En el paso de Kerem Shalom, en la frontera sur de Israel con Gaza, no se ven aún los camiones con ayuda humanitaria comprometida en el plan de paz impulsado por Donald Trump. (Foto: Gabriel Michi)

En una recorrida por toda la frontera occidental israelí-palestina, de norte a sur, pudimos observar cómo la tensión y la vigilancia militar se mantiene en la zona aunque con mucho menos temor que el octubre de 2023 cuando llegamos horas después de los ataques de Hamás. En aquel momento estaba prohibido llegar hasta el borde mismo de la Franja de Gaza y las sirenas y los bombardeos eran constantes, obligándonos en repetidas oportunidades a tirarnos cuerpo a tierra (obviamente con chaleco antibala y casco) o buscando protección en algún refugio antibombas. Hoy pudimos llegar hasta el límite -siempre bajo la atenta mirada de los militares israelíes y toda su última tecnología -incluyendo drones sobre nuestras cabezas- y no hubo ni un solo disparo ni una bomba o misil y hasta pudimos hacerlo sin la protección sobre nuestros cuerpos. La tregua está activa pero hay suspenso e interrogantes sobre cómo continuará el acuerdo en su conjunto. Y si la paz será definitiva o un nuevo espejismo transitorio, como ya ocurrió en repetidas ocasiones.


En Sderot, la ciudad israelí más cercana a la Franja de Gaza que fue atacada por Hamás aquel 7 de octubre y en la que asesinaron a 53 personas, hoy se respira otro aire. Mientras que en 2023 los entre escombros del edificio central de Policía -que los terroristas habían tomado, asesinado a 17 oficiales y entablado una batalla campal de 20 horas que sólo terminó cuando un tanque israelí disparó y tiró abajo la construcción con los agresores adentro- se olía aún la pólvora y había restos de balas por doquier. Hoy, en cambio, en ese lugar se erige un enorme memorial en ese espacio donde antes se levantaba el edificio de tres pisos. Y es un lugar en el que los soldados que hacen el servicio militar realizan visitas para honrar a esos muertos y recibir instrucción sobre lo vivido. También allí se realizan los actos públicos de la comunidad. Allí, Jonathan Jolodenco, un paramédico argentino que trabaja en la Cruz Roja israelí explicó que para ellos el regresar y rehabitar la ciudad es también una necesidad de mostrar resiliencia y no ser derrotados por el terrorismo.




Lo increíble es que pese a la cercanía con Gaza y a lo que vivieron en aquella masacre, su población aumentó de 32.000 a 40.000 habitantes tras el ataque que durante meses vació la ciudad por completo. Enfrente a Sderot, detrás de los escasos 700 metros que la separan de la Franja de Gaza, está la localidad palestina de Beit Hanun. Y las ruinas por su destrucción se pueden observar desde el mirador en alto que se construyó desde el lado israelí. La mayor parte de su población -calculada en 60.000 habitantes antes de que comenzara este conflicto hace dos años- fue desplazada por los ataques de Israel. Es decir que las diferencias entre la israelí Sderot y la gazatí Beit Hanun (distantes entre sí a 6 km) son notables.


En Sderot, la ciudad israelí más cercana a la Franja de Gaza, levantaron un memorial en el lugar donde estaba el edificio central de Policía y allí realizan los actos públicos de la comunidad. (Fotos: Ezequiel Pizzuto)
En Sderot, la ciudad israelí más cercana a la Franja de Gaza, levantaron un memorial en el lugar donde estaba el edificio central de Policía y allí realizan los actos públicos de la comunidad. (Fotos: Ezequiel Pizzuto)


Esos contrastes también los pudimos observar entre el kibutz de Netiv HaAsara (donde los terroristas de Hamás asesinaron a más de 20 residentes) pegado a la frontera y otro sector de las palestinas Beit Hanun y Beit Lahia. De un lado una vida próspera y en reconstrucción bajo estricta protección militar. Del otro, pobreza extrema y destrucción casi total.


Siguiendo el recorrido para el centro de la frontera, se asientan varios de los 270 kibutz que hay en Israel , de los cuáles 21 están en esta región suroccidental y la mayoría de ellos fueron atacados por Hamás aquel 7 de octubre. Uno de ellos fue Nir Oz, de donde los terroristas se llevaron a la mayor parte de los argentinos secuestrados. El 13 de octubre pasado recuperaron la libertad los últimos tres: los hermanos David y Ariel Cunio, y Eitan Horn. En ese kibutz que tenia unos 400 residentes, los terroristas asesinaron a 59 personas y secuestraron a 62. De ellas 57 recuperaron la libertad en los intercambios de prisioneros y 5 cuerpos permanecen en la Franja de Gaza.


.Las imágenes de terror en que quedó el kibutz de Nir Oz se mantienen aún dos años después.
.Las imágenes de terror en que quedó el kibutz de Nir Oz se mantienen aún dos años después.


Cuando recorrimos ese lugar en octubre de 2023 todavía se podía sentir el olor a pólvora, había manchas de sangre por doquier, todas las casas estaban destruidas y quemadas y aun faltaban recuperar a todos los rehenes. Hoy que volvimos a Nir Oz -distante a 1,5 km de Gaza- el panorama tiene similitudes y diferencias: por un lado aún la mayoría de las casas muestran aquella destrucción, pero hay algunos residentes que han vuelto a pesar de eso, se colocó la piedra refundacional y el proyecto es que de aquí a diciembre de 2026 se haya recompuesto la vida casi por completo. Aunque gran parte de los antiguos habitantes (posiblemente el 60% decidan no regresar, tal como confesó al autor de esta nota la propia Silvia Cunio, madre de los secuestrados liberados el lunes (David y Ariel), cuya familia ocupaba al menos 6 propiedades en Nir Oz.





Cerca de allí está la región de Reims en donde -en una zona rural- se desarrollo la fiesta electrónica Nova que bregaba por la paz. Ese fue el peor de todos los escenarios de la matanza encarada por Hamás: allí asesinaron a 350 personas (la mayoría jóvenes) y secuestraron a cerca de 60 (de los 251 que se llevaron a Gaza aquel 7 de octubre). Cuando estuvimos allí en octubre de 2023 todavía estaban desperdigadas las carpas y pertenencias de los asistentes a la fiesta, y los síntomas de la barbarie estaban por todos lados. Hoy el lugar es un gigantesco memorial con infinidad de fotos de las víctimas en las que se cuentan sus historias truncada e imágenes que muestran las postales desgarradoras de aquella masacre. Además de lugares para la reflexión y hasta el rezo.


El lugar donde se hizo la fiesta Nova y donde Hamás cometió la peor de sus matanzas asesinando a 350 personas hoy es un desgarrador memorial con las imágenes de los jóvenes muertos. (Foto: Gabriel Michi)
El lugar donde se hizo la fiesta Nova y donde Hamás cometió la peor de sus matanzas asesinando a 350 personas hoy es un desgarrador memorial con las imágenes de los jóvenes muertos. (Foto: Gabriel Michi)


Más al sur (en el vértice entre Israel, la Franja de Gaza y Egipto), llegamos al paso de Kerem Shalom por donde deberían estar pasando la tan esperada ayuda humanitaria para los 2,2 millones de gazatíes, Pero nada de eso estaba ocurriendo. Sí es cierto que no se escuchaban disparos ni sirenas, pero las otras consecuencias de la guerra emergen de múltiples formas. Con una disparidad sin igual, de un lado y el otro de la frontera entre Israel y la Franja de Gaza. Dos realidades que emulan dos universos bien distantes, una del "Primer Mundo" y otra del "Décimo Mundo". Una que se regocija por recuperar a sus seres queridos que estaban secuestrados. La otra que tiene secuestrada su propia supervivencia. De eso se trata esa frontera. De una línea que hoy divide mucho más que dos países, mucho más que dos pueblos. Una línea que divide la vida de la muerte.



La frontera de Israel con la Franja de Gaza divide realidades muy distintas. (Foto: Ezequiel Pizzuto)
La frontera de Israel con la Franja de Gaza divide realidades muy distintas. (Foto: Ezequiel Pizzuto)




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