Jouhatsu: El extraño caso de los japoneses que se "evaporan" con la ayuda de empresas
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Actualizado: hace 24 horas
Más de 100.000 nipones utilizaron los servicios de compañías de "mudanzas nocturnas" con los que desaparecen sin dejar rastros y encaran una nueva vida con otra identidad. Suelen escapar de relaciones tóxicas o deudas impagables. Y dejan atrás todo, hasta sus familias.
Por Gabriel Michi

"Jouhatsu". Una palabra japonesa que significa "evaporación". Y que se aplica a un extraño fenómeno que crece: el de miles de ciudadanos nipones que deciden "evaporarse" y dejar atrás su vida, su historia. Y lo hacen a través de compañías llamadas "yonige-ya", que significa "tiendas de vuelo nocturno" que ayudan a sus clientes a desaparecer discretamente. Con esa "evaporación" las personas ocultan su paradero durante años e incluso por el resto de sus días. Y en el camino abandonan sus hogares, su identidad y hasta a sus familias, sin que ellas ni siquiera imaginen sus planes. Así huyen de historias familiares complicadas, deudas impagables u otras cuestiones que condicionan su presente. Y salen a la búsqueda de un futuro simulando ser otra persona. Una hoja en blanco donde reescribir una nueva vida. Una vía de escape que ya han elegido más de 100.000 personas.
Las empresas a las que contratan estos individuos para evaporarse brindan un servicio al que caracterizan como "mudanzas nocturnas", ya que el escape en muchas ocasiones se realiza durante la noche, al igual que el proceso mediante el cual se borran sus datos y se convierten en "jouhatsu". Además, el término "mudanzas nocturnas" son también un guiño a la naturaleza secreta del proceso de quienes quieren esfumarse.
La mayoría de las personas que desaparecen lo hacen después de una ruptura en las relaciones personales y/o sociales, por haber renunciado a empresas o por deudas de juego, algo que aparece como un problema cada vez más recurrente en ciertos países asiáticos como Japón o Corea del Sur (en este último caso quedó reflejado en la exitosa serie "El Juego del Calamar"). Más allá de la supuesta proyección idílica que podría significar para algunos la idea de una nueva vida, la mayoría de las personas que más consumen este servicio son mujeres que buscan alejarse de tóxicas relaciones de pareja
En Japón estas compañías suelen ofrecerle a sus clientes una nueva identidad y las garantías de que -ya sea quedándose dentro del territorio nipón o fuera de él- no van a ser rastreados. Como en esa nación asiática la privacidad está fuertemente protegida, los desaparecidos pueden retirar dinero de los cajeros automáticos sin ningún inconveniente; además, los familiares no pueden tener acceso a videos de seguridad que podrían haberlos capturado y la Policía no intervendrá a menos que haya otras razones legales en conflicto, como un crimen o un accidente.
Un dato: en muchas oportunidades estas compañías de "mudanzas nocturnas" suelen estar dirigidas por otro "jouhatsu", es decir, por una persona que atravesó el mismo proceso. Y eso termina generando un vínculo de mayor confianza con los clientes que de esa manera se encuentran con personas que no los juzgan y que consideran que todo caso es suficientemente serio ya que cada individuo libra sus propias batallas como puede. También suele ocurrir que muchos de los "jouhatsu" se terminan arrepintiendo y vuelven a su vida anterior ya que la tristeza y la culpa de haber abandonado a sus familias los carcomen. Aunque hayan desaparecido, los sentimientos de tristeza y arrepentimiento los acompañan, ya que han dejado esposas, hijos o a sus padres.
En una entrevista para la revista TIME, Miho Saita, director ejecutivo de la compañía "Yonigeya TS Corporation", una empresa que brinda ese servicio a los "jouhatsu," señaló que la desaparición de un cliente puede costar entre 480 y 2.890 dólares. Esto dependiendo de la cantidad de objetos con los que quiera huir, qué tan lejos vayan y si la mudanza debe realizarse de noche. No son las únicas variables que inciden en el valor del servicio: también llevar a los hijos o evadir a los cobradores de deudas inciden en los precios. Sin embargo, desde las empresas en cuestión subrayan que no ayudan a personas involucradas o que huyen de actividades ilegales.
Según Saita, TS Corporation recibe entre cinco y diez consultas al día, aunque la mayoría simplemente es asesoramiento legal. Cada año la compañía ayuda entre 100 y 150 personas a esfumarse. Para eso cuentan con una estructura de 22 sucursales en todo Japón que son claves para diseñar la fuga. Entre las estrategias para que no se puedan seguir los rastros de sus clientes realizan falsos contratos de teléfonos celulares, redirigen el correo a domicilios fraguados, destruyen sus automóviles y hasta casas en caso de que se necesite para evitar cualquier tipo de aparato de vigilancia o seguimiento.
Sho Hatori, quien fundó una empresa de "mudanzas nocturnas" en los años 90 -en medio de las consecuencias devastadoras por la explosión de la burbuja económica de Japón- explicó: "hay veces que los motivos de las mudanzas son positivos, como entrar a la universidad, conseguir un nuevo trabajo o un matrimonio. Pero también hay mudanzas tristes, cuando la razón es haber dejado la universidad, perder un trabajo o cuando lo que quieres es escapar de un acosador". Cuando empezó en esta actividad, Sho Hatori creía que la razón por la que la gente decidía huir de sus problemáticas vidas era la ruina financiera, pero pronto descubrió que también había "razones sociales". Por eso, aclara: "Lo que hicimos fue ayudar a las personas a comenzar una segunda vida". Y sostiene que estas compañías acompañan a las personas que quieren desaparecer a retirarse discretamente de sus vidas y pueden proporcionarles alojamiento en ubicaciones desconocidas.
Una mujer que dirige otra empresa de "mudanzas nocturnas" pero que prefirió el anonimato porque ella misma es "jouhatsu" desde hace 17 años, tras huir de una relación físicamente abusiva, explica: "En cierto modo, soy una persona desaparecida, incluso ahora". Y describe:
"Tengo varios tipos de clientes. Hay personas que huyen de la violencia doméstica grave y otras que lo hacen por ego o interés propio. Yo no juzgo. Nunca digo: 'Su caso no es lo suficientemente serio'. Todo el mundo tiene sus luchas".
Vale aclarar que así como han proliferado las compañías que ofrecen este servicio de desaparición, también han aparecido otras que son la contracara, es decir, empresas dedicadas a encontrar a los "jouhatsu". La Policía japonesa tiene registradas, ni más ni menos, unas 5.667 agencias de detectives registradas en el país. Con cerca de 100 detectives en su plantel, la empresa Hara es una de las más grandes de Tokio y entre sus especialidades figuran este tipo de búsquedas de personas que han desaparecido.
El sociólogo Hiroki Nakamori viene investigando el fenómeno del "jouhatsu" desde hace más de una década y aclara que, pese a la supuesta novedad, ese término comenzó a usarse para describir a las personas que decidieron desaparecer ya en los años '60. Las miradas condenatorias sobre el divorcio no sólo hacían que las tasas de separación sean muy bajas sino que muchas personas optaban por desaparecer y dejar a sus cónyuges en lugar de pasar por engorrosos procedimientos de divorcio elaborados y formales.
Pero las motivaciones para "evaporarse" pueden ser muchas y alejadas de todo tipo de romantización. La realidad que lleva a una persona a buscar ser otra, a tener otro destino y buscar una nueva página en blanco, suelen ser traumáticas. Y también pueden generar mucho dolor en las personas abandonadas. Además, tampoco hay garantías de que la "nueva vida" sea mucho mejor. O aunque sea, menos peor. Porque ser "jouhatsu" puede transformarse en otra pesadilla. En un escape a ningún lugar. O a quedar atrapado en un nuevo laberinto. Con otra identidad, pero no exento de problemas. Y sin la contención de los afectos.

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