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Líbano: La onda expansiva de unas explosiones que amenazan con una escalada letal

Primero fueron los beepers de miles de miembros del Hezbollah los que detonaron casi en simultáneo. Después, los handies. Ya hay más de 30 muertos y 3.200 heridos. El grupo -apoyado por Irán- acusa a Israel y promete "venganza". Suspenden vuelos a la región.


Por Gabriel Michi


Fue una serie de explosiones en cadena, como nunca se había visto. Ni en el Líbano, donde ocurrió, ni en ninguna parte del Mundo. Jamás. Un hecho sin precedentes. La detonación de miles de "beepers" (también conocidos como "radiollamadas", "buscapersonas" o "pagers") provocó un colapso del sistema de salud libanés que no estaba preparado para recibir a los 2.800 integrantes del Hezbollah que en menos de una hora -el martes 17 de septiembre- llegaron heridos por esas explosiones en Líbano, además de la docena de muertos que dejaron las explosiones. Casi en simultáneo, esos artefactos -comprados a comienzos de año para burlar a la inteligencia enemiga- empezaron a estallar (en general en las cinturas de sus dueños, donde se los suele llevar) generando una situación caótica y brutalmente dantesca. Como si eso fuera poco, al día siguiente, mientras se realizaba el sepelio de las víctimas fatales, comenzaron a estallar los handies (o walkie talkies) de los miembros de la seguridad del Hezbollah que custodiaban la escena, mientras otros dispositivos se detonaban en casas y vehículos, causando otros 20 muertos y más de 450 heridos. El grupo armando pro iraní acusa a Israel de estar detrás de las explosiones y jura tomar venganza, en una escalada que puede convertir a toda la región en un infierno.


En el medio arreciaron las preguntas sobre cómo se generó todo esto. Hezbollah sospecha que Israel, a través de los servicios de Inteligencia del Mossad, introdujo explosivos -en su fabricación o mientras estaban acopiados-, además de un mecanismo para hacer detonar los dispositivos. Por eso están investigando si el fabricante de Taiwán -Gold Apollo- tiene algo que ver en eso. Sin embargo, desde la empresa taiwanesa deslindaron todo tipo de responsabilidad y señalaron que los "beepers" fueron fabricados bajo licencia por una compañía llamada BAC, con sede en Budapest, la capital de Hungría, El fundador de Gold Apollo, Hsu Ching-Kuang, se defendió: "El producto no era nuestro. Sólo que tenía nuestra marca". En tanto, desde Hungría señalaron que BAC Consulting es una empresa comercializadora, que no fabrica dispositivos.






En tanto, la jefatura del Hezbollah está convencida que los aparatos AR-924 fueron manipulados antes de llegar al Líbano. Y señalan que en su interior habría una carga explosiva de ente 1 y 2 onzas (entre 28 y 56 gramos), colocada junto a la batería de cada "beeper". Y que contaría además con un interruptor instalado estratégicamente para poder ser activado de manera remota. Esos artefactos comenzaron a explotar -a las 15:30 del 17 de septiembre- al recibir un mensaje encriptado que parecía provenir de la cima del Hezbollah pero que en realidad era el disparador de la detonación. Así, una tecnología que había sido adquirida para evitar ser detectados, interceptados y geolocalizados por los servicios de Inteligencia enemigos, en especial, los de Israel, se conviirtió en una trampa letal que provocó todo lo contrario. Y que abrió una "Caja de Pandora" imprevisiblemente violenta que nadie imagina hasta dónde llegará.


Pero, para agregarle más complejidad al asunto, el miércoles 18 de septiembre se desató el segundo capítulo de esta película de terror cuando comenzaron a explotar otros tipos de dispositivos, como los "walkies talkies". En esa nueva saga de violencia murieron otras 20 personas y 450 resultaron heridas. En sólo dos jornadas hubo al menos 32 fallecidos y más de 3.200 heridos, muchos de ellos de suma gravedad. Entre los muertos hay dos niños, un nene de 8 años y una niña de 10 y entre los heridos resultó lastimado en su mano el embajador de Irán en Beirut.


Vale decir que oficialmente Israel no hizo referencia a estas explosiones aunque es conocido que el Mossad tiene una larga historia en realizar sofisticados ataques en suelo extranjero, como fue el secuestro del siniestro jerarca nazi Adolf Eichmann en 1960 en Argentina, en la denominada "Operación Final" u "Operación Garibaldi". O el asesinato del científico iraní Mohsen Fakhrizadeh (considerado como el cerebro detrás del programa secreto de armas nucleares de ese país y el "padre de la bomba iraní"), en medio de una emboscada en 2020. Sin embargo, nunca había habido un episodio como éste, con tanta sofisticación tecnológica, en el caso de que haya sido como sospechan los miembros del Hezbollah y el propio gobierno libanés.


Por todo eso, el clima en la región se tensó mucho más en medio de la amenaza de venganza por parte de Hezbollah. Claro, con el respaldo de Irán. Frente a semejante escalada, líneas aéreas como la alemana Lufthansa y la gala Air France decidieron suspender sus vuelos a Tel Aviv (Israel), Beirut (Líbano) y Teherán (Irán). En el medio, mientras continúa la guerra que las tropas israelíes mantienen con Hamás en la Franja de Gaza (tras los ataques terroristas del 7 de octubre de 2023), ahora el gobierno de Benjamin Netanyahu decidió desplazar más militares al norte del país para estar prevenidos en caso de un ataque desde el Líbano, tras meses de misiles cruzados con Hezbollah de un lado al otro de la frontera. Algo que se ve agravado ahora con esta cadena de explosiones que puede derivar en una mega explosión mucho mayor. Con una onda expansiva sumamente peligrosa. Y con consecuencias impensadas que nadie puede imaginar ni prever. Un final abierto, como tantas heridas.




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