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Las sombras eternas que persiguen a los criminales nazis

Josef Schütz, de 101 años, fue sentenciado a cinco años de prisión por su responsabilidad en el campo de concentración de Sachsenhausen, cerca de Berlín. Lo consideran cómplice del asesinato de 3.518 prisioneros. Él siempre negó haber trabajado como guardia de las SS.


Por Gabriel Michi


"Tzedek,Tzedek Tirdof”. "Justicia, Justicia Perseguirás". Es es el lema que ha acompañado el reclamo de la comunidad judía (y de todas las personas de bien) para que alguna vez los responsables del peor genocidio de la Historia enfrenten a la Justicia terrenal. Y así han salido a buscar a los nazis que durante la Segunda Guerra Mundial masacraron a más de 6 millones de personas en sus campos de exterminio, donde previamente los sometieron a todo tipo de vejaciones y torturas. Y, aunque pasen los años, esa búsqueda continúa. Y hasta arroja algunos resultados más de 8 décadas después. En las últimas horas fue condenado a 5 años de prisión el nazi Josef Schütz. Parece poca pena si se tiene en cuenta que se lo consideró cómplice de crímenes atroces. Pero esos 5 años toman más relevancia y peso si se tiene en cuenta que Schütz hoy tiene 101 años.


A este hombre se lo culpó por 3.518 cargos de cómplice de asesinato por servir en el campo de concentración nazi de Sachsenhausen, cerca de Berlín, durante la Segunda Guerra Mundial. El Tribunal Regional de Neuruppin lo condenó a cinco años de prisión y no tuvo en cuenta la negativa de Schütz a aceptar algún tipo de responsabilidad. Es más, no sólo desmintió haber ayudado o instigado en el asesinato de miles de personas y haber trabajado como guardia de las SS en el campo de concentración, sino que en su defensa señaló que había trabajado como peón agrícola cerca de Pasewalk, en el noreste de Alemania, durante el período en cuestión.



A Schütz se le permitió esconder su rostro.

Consideraron probado que trabajó en el campo cerca de Berlín entre 1942 y 1945 como miembro alistado del ala paramilitar del Partido Nazi. “El tribunal ha llegado a la conclusión de que, contrariamente a lo que usted afirma, usted trabajó en el campo de concentración como guardia durante unos tres años”, señaló el juez presidente Udo Lechtermann. Y agregó: “Usted apoyó voluntariamente este exterminio masivo con tu actividad. Todas las personas que querían huir del campo fueron fusiladas. Por ende, cualquier guardián del campo participó activamente en estos asesinatos”, dijo el juez.



Los fiscales basaron su caso en documentos relacionados con un guardia de las SS con el nombre, la fecha y el lugar de nacimiento del hombre acusado, así como otros documentos. El campo de concentración de Sachsenhausen se estableció en 1936 justo al norte de Berlín. Fue el primer centro de exterminio nuevo después de que Adolf Hitler le diera a las SS el control total del sistema de campos de concentración nazi. Estaba destinado a ser una instalación modelo y un campo de entrenamiento para la red laberíntica que los nazis construyeron en Alemania, Austria y los territorios ocupados. Por este infierno pasaron alrededor de 200.000 personas. Y, de ellas, entre 40.000 y 100.000, según las estimaciones, murieron de hambre, enfermedades, trabajos forzados y otras causas, así como a través de experimentos médicos y operaciones sistemáticas de exterminio de las SS, incluidos tiroteos, ahorcamientos y gaseamiento.


Debieron pasar más de ocho décadas para llegar a sentar en el banquillo de los acusados a Schütz. Es más, el juicio tuvo que ser trasladado a un gimnasio en Brandenburg/Havel, el lugar de residencia del hombre de 101 años. Y debió ser interrumpido en más de una ocasión por cuestiones de salud del longevo acusado. Esas cuestiones le permitirán no ir a prisión mientras apela la sentencia de 5 años. Pero, aún así, a Schütz lo seguirán persiguiendo esas sombras eternas. Hasta el final de sus días.



La puerta del campo de concentración Sachsenhausen, cerca de Berlín, por donde pasaron 200.000 prisioneros.

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