Nepal: Caos total por la rebelión de la "Generación Z" en defensa de las redes sociales
- MundoNews

- 9 sept
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Las protestas de los jóvenes estallaron cuando el gobierno pretendió controlar las plataformas, en medio de un clima de indignación por la corrupción. El primer ministro renunció. Ya hay decenas de muertos, edificios incendiados y ataques a funcionarios.
Por Gabriel Michi

Fue un cóctel letal en el Himalaya. Graves denuncias de corrupción, una dirigencia política impopular, escandalosos privilegios de los poderosos y sus hijos, intento por controlar y censurar las redes sociales y una particular segregación de los jóvenes y vastos sectores sociales. Y la bomba explotó en Nepal. Las consecuencias fueron letales, con decenas de muertos por la represión, incendio de edificios oficiales, comerciales y particulares, ataques contra ministros y funcionarios y hasta la caída den un gobierno. La rebelión de la "Generación Z" fue tan fuerte -y lo sigue siendo- que nadie sabe dónde puede terminar. Pero es claro que estos jóvenes se enfurecieron cuando las autoridades pretendieron limitar las redes sociales, las mismas donde se notaba el creciente malhumor de la sociedad y se multiplicaban las denuncias en su contra. Allí ese sector salió a la calle y se despertó una verdadera revolución.
Pese a que el primer ministro de Nepal, Khadga Prasad Oli, dimitió el martes -renuncia que fue aceptada por el presidente Ram Chandra Poudel- nada parece calmar la bronca extendida desde que el gobierno anunció una prohibición de corta duración de las redes sociales. Las protestas fueron subiendo de volumen, volviéndose cada vez más violentas, y se extendieron por distintos lugares contra la élite política del país. Fueron decenas de miles de personas las que se sumaron. En poco tiempo los manifestantes ganaron las calles, incendiaron hasta el "Palacio de Gobierno", golpearon a un ex primer ministro y su familia (antes de quemar su casa), persiguieron al ministro de Finanzas a los golpes por un río y destruyeron un canal de televisión, entre otros hechos de violencia, Las carreteras fueron bloqueadas y en el aeropuerto de alistaron decenas de helicópteros en los que los funcionarios buscaban huir de un Nepal estallado.
La furia explotó el lunes cuando las protestas lideradas por jóvenes enojados por el bloqueo de varios sitios de redes sociales tomaron Katmandú, la capital del país, y la Policía abrió fuego contra la multitud, matando en un principio a 19 personas. Luego la cifra de muertos superaría los 25. Y los heridos se contaban por decenas. Pese a que el gobierno levantó la prohibición sobre las redes sociales, el clima de ebullición continuó, como también los enfrentamientos en las calles. Y es que la cantidad de víctimas por la represión no hizo más que lanzar más combustible al fuego. El Ejército emitió un comunicado llamando a la calma e instando al diálogo político, algo que aún parece inviable.

Las manifestaciones, llamadas la protesta de la "Generación Z", comenzaron después de que el gobierno bloqueara plataformas, incluidas Facebook, X y YouTube, afirmando que las empresas no se habían registrado ni sometido a la supervisión gubernamental. TikTok, Viber y otras tres plataformas se han registrado y han operado sin interrupción. Sin embargo, todo eso fue entendido como un pretexto para frenar y controlar las denuncias y el descontento social que crecían contra el gobierno. La medida generó un enojo feroz entre los más jóvenes no sólo por ser quienes más usan esos medios de comunicación sino viven con gran indignación los privilegios de los hijos de líderes políticos —los llamados "Nepo Kids"— que disfrutan y ostentan un estilo de vida lujoso y numerosas ventajas, mientras que la mayoría de los jóvenes lucha por encontrar trabajo: el desempleo juvenil alcanzó el 20% el año pasado (según el Banco Mundial) y hay datos que señalan que cada día más de 2.000 jóvenes abandonan el país para buscar trabajo en Oriente Medio o el Sudeste Asiático.
Entre las imágenes que se viralizaron de los incidentes de ve a manifestantes golpeando al líder del Partido del Congreso Nepalés -el más grande del país, que forma parte de la coalición gobernante-, Sher Bahadur Deuba, y a su esposa, Arzu Rana Deuba, actual ministra de Asuntos Exteriores. Las imágenes los mostraban sangrando mientras recibían golpes arrinconados, hasta que lograron ponerlos a salvo.
Entre los edificios oficiales incendiados, además del palacio presidencial, figuran la residencia del primer ministro y un edificio que alberga las oficinas del primer ministro y varios ministerios. Previamente, la residencia privada del renunciado Oli fue incendiada, al igual que las del presidente, el ministro del Interior y los Deubas. La casa del líder del opositor Partido Comunista de Nepal (Maoísta) también quemada.
Parte de la letal represión policial se dio en las afueras del edificio del Parlamento, cuando los manifestantes rodearon el edificio legislativo. Varios de los fallecidos y decenas de heridos fueron trasladados al Centro Nacional de Trauma, el principal hospital del país. “Muchos de ellos se encuentran en estado grave y parecen haber recibido disparos en la cabeza y el pecho”, dijo el Badri Risa, médico del hospital.
Antes de renunciar, el ex primer ministro Khadga Prasad Oli dijo que formaría un comité de investigación que presentaría un informe sobre el tiroteo en 15 días. Y agregó que se dará compensación a las familias de los muertos y que los heridos recibirán tratamiento gratuito. Sin embargo, todo eso llegó muy tarde. Y tuvo que renunciar. Tras su caída, muchos jóvenes en las redes sociales comenzaron a agitar un nombre para remplazarlo: Balendra Shah (35), un ex rapero y compositor que se convirtió en alcalde de Katmandú desde 2022 después de una campaña para limpiar las calles y vías fluviales de la ciudad. Tras las muertes en las protestas del lunes, Shah describió a Oli como un "terrorista" que no entendía el "dolor de perder a un hijo o una hija". El martes, tras la dimisión del primer ministro, el alcalde instó a sus casi 784.000 seguidores en Instagram a mantener la calma. "Querida 'Generación Z', ¡la renuncia de sus acosadores políticos ya ha llegado! Les pido paciencia. ¡Ustedes y nosotros necesitamos moderación! ¡Ahora su generación tendrá que liderar el país! ¡Prepárense!"
El gobierno de Nepal pretendía regular las redes sociales con un proyecto de ley destinado a garantizar que las plataformas estén “adecuadamente gestionadas, sean responsables y rindan cuentas”. Esa iniciativa fue muy criticada ya que fue considerada un artilugio para impulsar censuras y de castigar a los opositores del gobierno que expresan sus protestas en línea. El proyecto de ley exigiría a las empresas designar una oficina de enlace o un punto de contacto en el país, algo que incluso distintas organizaciones de Derechos Humanos lo denunciaron como un intento del gobierno de limitar la Libertad de Expresión y las garantías fundamentales. El requisito de registro se aplicó aproximadamente a dos docenas de redes sociales ampliamente utilizadas en Nepal.
En 2023 Nepal había prohibido TikTok, argumentando que perturbaba "la armonía social y la buena voluntad", así como por "difundir material indecente". La prohibición se levantó el año pasado después de que los ejecutivos de TikTok se comprometieran a cumplir con las leyes locales, incluida la prohibición de sitios pornográficos aprobada en 2018. Ahora sus autoridades van detrás de otras plataformas, utilizando como excusa la no inscripción de esas empresas para operar en su territorio. Sin embargo, las sospechas apuntan a un intento de acallar las denuncias y las voces que se le oponen. Y, entre esas voces, la de los jóvenes de la "Generación Z" que decidieron salir a la calle a protestar con furia. Y, en defensa, de sus palabras. De sus pensamientos. Y de sus redes sociales.









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