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Odisea en el Espacio: el viaje eterno de dos astronautas que no pueden retornar a la Tierra


Butch Wilmore y Suni Williams, dos experimentados cosmonautas de EE.UU., salieron a un viaje experimental de una semana. Pero una serie de problemas técnicos les vienen impidiendo el regreso desde hace meses y ahora deberán esperar hasta el 2025 para volver.


Por Gabriel Michi 



La misión original parecía sencilla y breve. Más para dos profesionales experimentados como ellos. Los astronautas estadounidenses Buch Wilmore (61) y Suni Williams (58) pensaban que en apenas 7 días estarían de regreso a sus hogares, después de un breve viaje experimental al Espacio que incluía una visita a la Estación Espacial Internacional. Hacia allí fueron a comienzos de junio. Pero una serie de problemas técnicos en su cápsula Starline (de la empresa Boeing) fueron extendiendo forzosamente su estadía. Por días, semanas y hasta meses. De hecho, la última novedad es que deberán esperar hasta el año próximo para poder regresar a la Tierra. La NASA acaba de confirmar que recién en febrero de 2025 los traerán a casa. Así, su accidentado viaje pasó de tener una duración prevista de 7 días a extenderse por 8 meses.


¿Por qué tan tarde? El organismo estadounidense consideró que es demasiado arriesgado traerlos de regreso dada las fallas detectadas en la problemática cápsula de Boeing con la que llegaron hasta la EEI. Por eso deben esperar hasta el próximo año para volver. Lo harán en una nave de SpaceX, la empresa del multimillonario Elon Musk. Esa "Odisea en el Espacio" para los pilotos experimentados los llevó a estar atrapados en esa gravedad cero desde principios de junio por una serie de problemas en los propulsores y fugas de helio en la nueva cápsula que arruinaron su viaje a la Estación Espacial Internacional. Hace tiempo que los ingenieros realizan pruebas y debaten qué hacer con el viaje de regreso ante las recurrentes fallas a las que lo le encuentran aún solución.






Así han pasado estos tres meses en los que, a pesar de loa saga de inconvenientes, Buch Wilmore y Suni Williams -dos capitanes retirados de la Marina con experiencia previa en vuelos espaciales de larga duración- siguen mostrando su buen humor. Los planes son que su cápsula Starliner vacía se desacoplará a principios de septiembre e intentará regresar en piloto automático y aterrizar en el desierto de Nuevo México, en una última etapa crítica del viaje que debería ser protagonizada por la dupla de astronautas, pero de la que no podrán participar personalmente y así regresar a casa por los riesgos que están notando que hoy implicarían. Según el administrador de la NASA, Bill Nelson: "Por naturaleza, un vuelo de prueba no es ni seguro ni rutinario. Por eso, la decisión... es un compromiso con la seguridad". En el mismo sentido se expresó Jim Free, administrador asociado de la NASA: "No ha sido una decisión fácil, pero es absolutamente la correcta". Por eso, la Agencia Espacial estadounidense decidió que el regreso se realice con SpaceX en febrero, cuando una de sus aeronaves vuelva a Tierra.


Esta serie de problemas puso de vuelta en el debate público a Boeing que ahora sumó a los problemas de seguridad que afectaban a la compañía en el sector de los aviones y que la llevaron a pérdidas multimillonarias (2.200 millones de dólares sólo en 2023), esta mala experiencia espacial. Boeing había apostado a que con este primer viaje con tripulación de Starliner lograría un cambio de imagen y podría retomar un problemático programa que ya llevaba tras años de retrasos y costos estratosféricos, valga la ironía. La empresa aseguraba que la Starliner era segura ya que todas las pruebas de propulsores recientes, tanto en el Espacio como en Tierra, habían resultado exitosas.


En tanto, Boeing no participó en la conferencia de prensa de la NASA donde se anunciaron las novedades, pero emitió un comunicado: "Boeing continúa centrándose, ante todo, en la seguridad de la tripulación y la nave espacial. Estamos ejecutando la misión según lo determinado por la NASA y estamos preparando la nave espacial para un regreso seguro y exitoso sin tripulación".



A pesar de la eternización del viaje, los dos astronautas se mantienen de buen humor.



Wilmor y Williams aceptaron el crucero de prueba de una nueva nave espacial y el 5 de junio pasado partieron desde Cabo Cañaveral, Florida. Antes confirmaron que sus familias aceptaron la incertidumbre y el estrés de sus carreras profesionales hace décadas y por eso podían llevar adelante esa nueva "aventura". Aunque nunca imaginaron la película de terror que les trocaría vivir por el cúmulo de inconvenientes -uno tras otros- que sufrirían y que eternizaron su misión de una semana hasta, por lo menos. 8 meses. Sin embargo, no se quejan. De hecho, el mes pasado, en una única conferencia de prensa orbital, dijeron que confiaban en las pruebas de los propulsores que se estaban realizando. Aseguraron que no tenían "ninguna queja" y hasta manifestaron que disfrutaron la colaboración con el trabajo de la Estación Espacial Internacional.


Pero ¿por qué no pueden volver antes, en otra nave? En principio, la cápsula de SpaceX que se encuentra actualmente estacionada en la EEI está reservada para los cuatro residentes que se encuentran allí desde marzo -es decir tres meses antes que esta dupla de astronautas- y que tienen previsto regresar a la Tierra a fines de septiembre, porque su estadía también se dilató un mes más de lo establecido por los problemas con la misión Starliner. Pero la NASA aseguró que no sería seguro meter dos personas más en la cápsula, excepto en caso de emergencia extrema.


Por otro lado, la otra opción que se barajó es usar la cápsula rusa Soyuz acoplada también a la EEI. Pero es aún más compacta, ya que sólo puede volar tres personas, dos de ellas rusas que finalizan una misión de un año. Eso hizo que se desechase una alternativa que parecía viable ya que el año pasado, la Agencia Espacial Rusa se vio obligada a enviar repentinamente una cápsula Soyuz de reemplazo para tres hombres cuya nave original había sido dañada por basura espacial. El cambio prolongó su misión más allá de un año, un récord de resistencia espacial estadounidense que todavía ostenta Frank Rubio. Pero ahora esa nave está comprometida para el regreso de los tres cosmonautas rusos.


Frente a semejantes circunstancias, Wilmore y Williams deberán esperar el próximo vuelo en taxi de SpaceX: está estipulado que el lanzamiento sería a finales de septiembre con dos astronautas en lugar de los cuatro habituales para una estancia de seis meses, pero la NASA retiró a dos para hacer lugar a la dupla en cuestión en el vuelo de regreso a finales de febrero.


Lo cierto es que los problemas de Starliner comenzaron mucho antes de su último vuelo. Según los expertos, un software defectuoso arruinó, en 2019, el primer vuelo de prueba sin tripulación, algo que obligó a un segundo viaje experimental sin humanos en 2022. Tras esos inconvenientes en el software, sobrevinieron problemas con el paracaídas y otros aún más complejos vinculados a una fuga de helio en el sistema propulsor de la cápsula que frustró un intento de lanzamiento en mayo pasado. Pero, en una decisión que a la luz de los hechos parece muy cuestionable, consideraron que la fuga era "aislada" y lo suficientemente "pequeña" como para no representar un problema y se propuso seguir adelante con la misión. ¿Qué ocurrió? Poco tiempo después aparecieron más fugas y cinco propulsores también fallaron. Vale decir que todos esos pequeños propulsores, menos uno, volvieron a funcionar durante el vuelo, pero los temores crecieron ya que los 28 propulsores son vitales. ¿Por qué? Porque son imprescindibles no sólo para el ensamble con la EEI sino que ellos son los que mantienen la cápsula apuntando en la dirección correcta al final del vuelo, mientras motores más grandes dirigen la nave fuera de órbita. "Si se llega desviado, podría resultar una catástrofe", señalan los expertos.


Y es allí donde aparecen el fantasma de lo ocurrido durante el reingreso en 2003 del Columbia cuando el transbordador explotó matando a las siete personas a bordo o lo que pasó con el Challenger en 1986 cuando se desintegró ante los ojos de todos 73 segundos después del lanzamiento y donde también fallecieron 7 personas -entre ellas una maestra-. Por eso la NASA no quiere correr ningún riesgo con el retorno de Starliner.


La Agencia Espacial empezó con su programa de tripulación comercial hace una década con la intención de que dos compañías estadounidenses competidoras transportaran astronautas en la era posterior a los transbordadores y así abaratar la inversión que hacía el Estado. En ese contexto, Boeing ganó el contrato más grande: más de 4.000 millones de dólares, en comparación con los 2.600 millones de dólares de SpaceX. En esa carrera, SpaceX realizó con éxito el primero de sus nueve vuelos con astronautas en 2020, llevando suministros a la EEI. En tanto, Boeing se vio envuelto en fallas de diseño que le costaron a la compañía más de mil millones de dólares, sólo en este programa que se sumaron a las mencionadas pérdidas que viene teniendo por los problemas en la industria aeronáutica.


Pese a todo eso, desde la NASA aún mantienen la esperanza de que los problemas de Starliner puedan corregirse a tiempo para otro vuelo tripulado dentro de un año. Pero antes hay que resolver la urgencia: Buch Wilmore y Suni Williams siguen allí atrapados, esperando regresar a sus casas después de una misión que sólo los iba a alejar 7 días y que, al final, los mantendrá fuera del planeta por lo menos 8 meses. En ese viaje eterno de estos dos astronautas que no pueden retornar a la Tierra. Una verdadera "Odisea en el Espacio".



Los astronautas Williams y Wilmore dieron una insólita conferencia de presa "cósmica" y con gravedad cero.

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