Palaos: el paraíso que puede ser un infierno por la guerra entre EE.UU. y China
- MundoNews
- 3 may
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Ese pequeño país insular está en medio de las disputas de las dos máximas potencias del Mundo. La ex colonia experimenta un aumento de las inversiones chinas que arriendan tierras cerca de las instalaciones militares estadounidenses. Y creen que el crecimiento del delito también se relaciona con ese desembarco. La región es geográficamente estratégica.
Por Gabriel Michi

El paraíso puede convertirse en un infierno. En poco tiempo. Una realidad que ya conoció durante la Segunda Guerra Mundial. Ese paraíso está ubicado en el Océano Pacífico. Se llama Palaos y es un país conformado por 500 islas que integra la Micronesia. Tiene una población de apenas 18.000 habitantes en 459 kilómetros cuadrados. Y allí se está insinuando un peligroso anticipo de lo que puede pasar a ser el peor conflicto del Mundo: la guerra entre EE.UU. y China, las dos más importantes potencias del planeta. Una peligrosa disputa geoestratégica entre esos gigantes ubica en el epicentro de la pelea a Palaos, y eso puede desatar una verdadera guerra. Mientras Estados Unidos construye estaciones de radares en esas islas y pistas de aterrizajes para sus aviones de combate, individuos y grupos vinculados a China están desembarcando en la zona, con mucho dinero y adquiriendo tierras en lugares estratégicos muy cercanos a los emprendimientos militares estadounidenses.
Esos paisajes paradisíacos que transmiten una paz sin igual -sólo alterada por los brutales contiendas bélicas en la Segunda Guerra Mundial- hoy son escenario de esos juegos de tensiones en la que China de un lado y EE.UU. y sus aliados del otro intentan plantar bandera en esos territorios y hasta preparan sus fuerzas en una disputa cada vez más intensa por el control de la región Asia-Pacífico. Esa pequeña nación insular y democrática llamada Palaos hoy tiene en su superficie pistas de aterrizaje controladas por Estados Unidos e instalaciones de radar próximamente terminadas que el ejército estadounidense describe como "cruciales" para la vigilancia de vastas extensiones de agua y espacio aéreo, en una región donde los intereses de las grandes potencias se muestran sin disimulo. Además, en la Segunda Cadena de Islas hay una serie de islotes estratégicamente ubicados que los estadounidenses están fortificando para impedir el asedio de China al estratégico sector occidental del Pacífico.
Del otro lado del arco del poder internacional, en los últimos tiempos viene notándose la presencia de personas con vínculos con el gobierno chino buscando desembarcar en Palaos y haciendo crecer su influencia. Y esto está despertando la preocupación de las potencias occidentales. A tal punto que los informes de inteligencia, archivos policiales, registros judiciales y hasta la documentación sobre compra de tierras, evidenciarían esos intereses. Una investigación de la agencia Reuters reveló datos que parecen confirmar esas hipótesis, ratificada en cierta manera en entrevistas con más de 20 diplomáticos y funcionarios policiales de Palaos, el paraíso perdido.

Como si fuera poco ese juego de tensiones entre los intereses de las dos mayores potencias del planeta, el pequeño y hasta ahora pacífico país enfrenta también un crecimiento desmedido del delito y las actividades ilegales, con un aumento sin igual del tráfico de drogas, las apuestas en línea, el blanqueo de capitales y prostitución. Las autoridades consultadas por Reuters apuntan a que detrás de esas ilegalidades estarían individuos y organizaciones chinas. Hubo casos de extrema violencia como el de un horroroso asesinato de una persona cuyo cadáver fue llevado en una valija -aparentemente por un ajuste de cuentas narco- y hasta un secuestro minuciosamente estudiado de un ciudadano llamado Chen Liyan que se encuentra en una prisión china tras haber sido sacado clandestinamente a la fuerza de Palaos en barco.
Según las investigaciones, algunos de estos individuos chinos construyeron relaciones con importantes figuras políticas de Palaos, a través de presuntos sobornos disfrazados de "donaciones". A eso apuntan algunos informes de Inteligencia de la Embajada estadounidense local que le hizo llegar a funcionarios locales. De acuerdo a esos reportes, esos individuos también habrían gestionado reuniones entre funcionarios chinos y políticos palauanos. Y lo grafican con un encuentro el particular: el que supuestamente mantuvo un funcionario chino del Departamento de Trabajo del Frente Unido (que supervisa las actividades de influencia extranjera de Pekín), con el actual vicepresidente de Palaos, Raynold Oilouch.
Los estadounidenses sospechan que el despliegue de esos individuos chinos busca frenar el avance militar de ese país en Palaos donde, como se mencionó, se incluyen estaciones de radar y pistas de aterrizaje cuyo objetivo es asistir a sus aviones de combate. En ese plano, hay registros de tierras en los que aparecen empresarios chinos y empresas vinculadas a China alquilando terrenos cercanos a las instalaciones militares de los EE.UU. El embajador de ese país en Palaos, Joel Ehrendreich, acusó a Pekín de utilizar el crimen organizado para "infiltrarse" en el país insular, comprando a su vez a líderes políticos y extendiendo sus tentáculos en el lugar. Según el diplomático estadounidense, se han detectado maniobras para “ingresar con inversiones depredadoras, corromper a funcionarios mediante la captura de élites e intentar desestabilizar la sociedad mediante el narcotráfico, el tráfico de personas y otros delitos. Y es fácil hacerlo cuando se va uno por uno a estos pequeños países que se pueden abrumar”.
La respuesta de China no se hizo esperar. Según un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, las acusaciones de EE.UU, sobre los intentos de injerencias del país asiático en Palaos (incluso en sus elecciones) "son inverosímiles, calumniosas y un disparate completamente inventado". Un dato de contexto geográfico: mientras China está a 4.400 kilómetros de Palaos, EE.UU, está a más de 11.900 kilómetros.
El presidente de Palaos, Surangel Whipps Jr., señaló que "las drogas, la trata de personas, todas estas actividades tienen una forma de socavar la estructura política. Las estafas o los juegos de azar en línea que se producen acaban influyendo en los políticos y en la actividad en Palaos". Por todo eso y por la disputa geopolítica entre las dos grandes potencias, es que este lugar parece ser hoy un paraíso perdido.

Para intentar demostrar las influencias que el gigante asiático tendría sobre Palaos, Reuters cita el caso de Hokkons Baules, presidente del Senado local, "quien ha sido uno de los defensores más enérgicos de China en la isla. Bajo su liderazgo, el Senado ha aprobado resoluciones que critican la actividad militar estadounidense en Palaos, mientras que él mismo ha abogado por una mayor cooperación con China", describe la agencia de noticias que recibió una respuesta de Baules en la que sostiene: "Queremos colaborar con China porque necesitamos mucha ayuda en materia de infraestructura", y planteó que su nación debería abandonar el reconocimiento de Taiwán. A este hombre se le asignan relaciones con inversores chinos, incluyendo a Sun Maojin, quien dirige una empresa tecnológica que incluye centros de investigación y universidades estatales chinas como socios en su sitio web. Baules se declaró culpable de tráfico de heroína en 1989. Y su familia posee un negocio local llamado Fuji Restaurant, que sospechan que estaría vinculado con actividades delictivas chinas, como la prostitución y el narcotráfico (un paquete de metanfetamina que iba a ese negocio fue interceptado en el aeropuerto de Manila el año pasado)
Al líder del Senado local también se lo relaciona con importantes figuras chinas en la isla, como Hunter Tian, presidente de la Asociación de Chinos de Ultramar de Palaos, que promueve los negocios de los ciudadanos de ese país que viven allí y que ha recibido capacitaciones del gobierno de esa potencia. Uno de ellos fue impartido por un grupo dependiente del Departamento de Trabajo del Frente Unido ya mencionado y que hace lobby por los intereses de sus ciudadanos en el Exterior.
Además hay informes de que empresarios chinos donaron decenas de miles de dólares en efectivo a políticos antes de las elecciones del año pasado en Palaos. Esos reportes señalan que las "donaciones" son financiación de campaña "ilegal" o "ilícita". De hecho, la fiscal anticorrupción de Palaos, Tamara Hutzler, denunció que las donaciones políticas de extranjeros son ilegales en esa nación: “Todo el mundo sabe que los extranjeros donan dinero, pero sin pruebas estamos atados de manos. La corrupción es generalizada”.

Si bien Palaos se independizó de EE.UU. en 1994 (después de haberlo administrado por más de 50 años, tras sacárselo a Japón en la Segunda Guerra Mundial) la influencia de la principal potencia del Mundo sigue omnipresente. Es más, no son pocos los lugareños que hablan con acento estadounidense ya que muchos de ellos van a trabajar a ese país porque lo pueden hacer sin visa por el "Pacto de Libre Asociación" . Ese convenio incluso le otorga a Washington la responsabilidad de defender estos territorios y financiar gran parte de sus gobiernos. Como contraprestación, Estados Unidos obtiene acceso militar exclusivo a vastas extensiones del Pacífico, algo que le resulta particularmente conveniente por su disputa geoestratégica con China.
La impronta estadounidense en esa zona se ve especialmente en las islas de Peleliu y Angaur (al sur de Palaos), que en la Segunda Guerra Mundial fueron escenarios de sangrientas batallas en las que más de 12.000 soldados de EE.UU. murieron o resultaron heridos al intentar expulsar a las tropas japonesas que ocupaban el lugar. En Angaur, por ejemplo, donde apenas viven 100 personas, suelen tener familiares que revisten en el Ejército estadounidense, como ocurre con otras ex colonias de ese país.
Ese vínculo fue ratificado en los hechos en 2017, cuando el ejército de EE.UU, hizo públicos sus planes para construir instalaciones de radar en Angaur y otras islas que también forman parte de Palaos. Más tarde comenzó con la remodelación de varias pistas de aterrizaje. Todo eso tiene un objetivo y se llama China. Porque Estados Unidos pretende que la presencia en dichas islas le sirva para frenar posibles ataques contra centros estratégicos estadounidenses como Guam, y controlar todo el tráfico de la zona.
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Pero los estadounidenses no parecen ser los únicos interesados en Angaur. Ya desde 2019, Wan Kuok Koi, ex líder de la poderosa tríada china 14K, visitó el lugar para arrendar terrenos en Angaur y montar un casino. Vale aclarar que en Palaos, los extranjeros no pueden comprar tierras, pero pueden alquilarlas por períodos de décadas. Y ese es el truco que parecen haber encontrado los chinos. Fue entonces que EE.UU. entró en alerta ante la amenaza de semejante desembarco y, en 2020, el Departamento del Tesoro acusó a Wan -alias "Diente Roto"- como líder de la tríada y lo sancionó por presuntos actos de corrupción, vinculándolo a su vez con la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, un órgano dependiente del Parlamento. Mas tarde se conoció una foto de "Diente Roto" reunido con Remengesau, entonces presidente de Palaos.
Si bien en un principio pareciera que el bloqueo de EE.UU. funcionó, otros individuos chinos arrendaron grandes franjas de tierra de propiedad comunal en Angaur. Por ejemplo, Tian, presidente de la Asociación de Chinos en el Extranjero, adquirió aproximadamente 280.000 metros cuadrados allí, incluyendo una gran parcela colindante con la pista de aterrizaje de la isla. Tiempo después, Estados Unidos anunció planes para construir una estación de radar junto a la pista. Una muestra más de las tensiones entre ambas potencias y de como ese paraíso llamado Palaos se puede convertir en un infierno.
Ese no es el único ejemplo del desembarcó inmobiliario chino en las islas. Otros documentos rebelan que un inversor llamado Zhuang Cizhong arrendó otros 380.000 metros cuadrados de terreno cerca de la pista de aterrizaje. Y lo hizo justo después de que EE.UU. anunciara sus planes de desarrollo de control aéreo en el archipiélago. En conjunto, las propiedades de Tian y Zhuang representan aproximadamente el 8% del territorio de Angaur.
También aparece haciendo grandes inversiones inmobiliarias una empresa vinculada al Grupo Prince, un conglomerado chino-camboyano, que llegó a adquirir un islote cerca de una nueva estación de monitoreo costero estadounidense en la región de Kayangel. Y no es la única: otra empresa del mismo Grupo está desarrollando un terreno cerca del aeropuerto de Palaos, que Estados Unidos utiliza, nada más y nada menos, que para ejercicios militares.
Frente a todo eso el embajador de EE.UU. en Palaos señaló: "Por todos lados hay varios terrenos que ahora se están arrendando a intereses chinos. No creo que sea casualidad que esté físicamente cerca de nuestros proyectos". Y se explayó: "La táctica del arrendamiento de tierra es la forma en que tal vez puedan vigilar lo que estamos tratando de hacer aquí". En cuanto al incremento del delito, Ehrendreich fue más allá: llegó a hablar de "crimen organizado chino".
Más allá de esa apropiación de tierras a través de arrendamientos que hacen los chinos, en Palaos la preocupación central está dada por el creciente accionar a bandas delictivas (a las que EE.UU. vincula con una forma de desembarco del gigante asiático) y por eso el gobierno local lanzó una serie de medidas, entre ellas una fiscalización estrecha y detallada de cada pedido de visa realizada por ciudadanos extranjeros: léase chinos. Y se prohibió la entrada al país de 91 personas que, según las autoridades, integraban la lista de "personas prohibidas",
El presidente de Palaos, Surangel Whipps dijo que "ya sea que el crimen organizado esté sancionado por el gobierno o se trate solo de esos individuos, debemos trabajar juntos para detenerlos. Sabemos que China tiene un objetivo: que renunciemos a negociar con Taiwán. Pero esperamos que comprendan que esa decisión es soberana y que ningún país nos dice con quién debemos ser amigos". El primer mandatario se apoya mucho en la presencia militar de EE.UU. en su isla. Pero sabe que esa posición puede llegar a costarle caro. Porque enfrente hay otro gigante. Y porque el fantasma de una guerra entre las dos más grandes potencias del Mundo está latente. Amenazante. Ahí, en Palaos. El paraíso que puede convertirse en un infierno.

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