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Suiza: cuando los ricos van presos por esclavizar

La familia Hinduja, originaria de la India y dueña de las mayores fortunas del Mundo, fue condenada por la Justicia por reducir a la servidumbre a empleados y tratarlos peor que a sus animales. Les retenían el pasaporte y no los dejaban casi salir. Las escandalosas excusas.


Por Gabriel Michi

El clan Hinduja tiene un patrimonio de 47.000 millones y 200.000 empleados en todo el Mundo. Son la principal fortuna en el Reino Unido.

"Tener poder es tener impunidad", sentenciaba hace unos años uno de los personajes más oscuros de la Argentina, el empresario Alfredo Yabrán, autor intelectual del crimen del reportero gráfico José Luis Cabezas, ocurrido el 25 de enero dee 1997. Tiempo después de esa declaración que lo pintaba de cuerpo entero, Yabrán se escapó de la Justicia -cuando se pidió su captura por ese asesinato- y se terminó suicidando cuando la Policía lo tenía rodeado en una de sus estancias en la provincia de Entre Ríos. Esa frase inmortalizó ese espacio de privilegios inusitados donde se suelen ubicar los poderosos para alejarse de la amenaza de cualquier castigo por sus acciones ilegales. Sin embargo, ese vínculo entre el poder y la impunidad parece ahora enfrentar una excepción. E, incluso, entrar en contradicción con una particular realidad: un tribunal penal de Suiza encarceló a cuatro miembros de la multimillonaria familia Hinduja, el clan surgido de la India que hoy representa la mayor fortuna del Reino Unido. La causa: explotar a las trabajadoras domésticas en su villa junto a un lago, en el exclusivo distrito de Cologny en Ginebra.


La familia fue declarada culpable, entre otras cosas, de confiscar los pasaportes de sus trabajadores, prohibirles salir y obligarlos a trabajar hasta 18 horas al día. Es más, los fiscales se sorprendieron al conocer los desgarradores testimonios de los trabajadores que describieron que eran explotados en un “clima de miedo” instituido, en particular, por Kamal Hinduja. En el relato de esa explotación, los empleados contaron que se vieron obligados a trabajar con poco o ningún tiempo de vacaciones y que los hacían quedarse mucho más allá de los horarios correspondientes e incluso tener que hacerlo para recepciones. En ese contexto, debían dormir en el sótano, a veces sobre un colchón en el suelo. En la perversa práctica cuasi exclavista que utilizaban los millonarios, los trabajadores que contratatan eran en su mayoría indios analfabetos a los que, encima, se les pagaba en rupias indias (no en francos suizos), y se lo depositaban en bancos en su país a los que no podían acceder.


Si bien el tribunal helvético decidió desestimar cargos más graves vinculados a la trata de personas contra el magnate Prakash Hinduja, de 79 años; su esposa Kamal; su hijo Ajay y su nuera Namrata -ya que consideraron que los trabajadores entendían en qué se estaban metiendo-, los integrantes de la poderosa familia fueron sentenciados a penas de entre cuatro y cuatro años y medio de prisión. Hubo un quinto acusado, Najib Ziazi, el administrador del negocio familiar, que recibió una sentencia en suspenso de 18 meses.


Obviamente, los acusados apelarán el fallo y sus abogados argumentaron que “la salud de nuestros clientes es muy mala, son personas mayores” y buscaron justificar la ausencia de la familia no estuvo en el tribunal al señalar que la esposa de Hinduja, de 75 años, estaba en cuidados intensivos y que sus parientes la acompañaban.


Aún así, la semana pasada se supo en el tribunal que la familia había llegado a un acuerdo secreto con los demandantes. Pero las autoridades suizas confiscaron diamantes, rubíes, un collar de platino y otras joyas y activos en previsión de que podrían utilizarse para pagar honorarios legales y posibles sanciones, en caso de que no se ajusten a derecho.


La Justicia suiza sentenció a penas de cuatro a cuatro años y medio de prisión a pante de la familia Hinduja.



El clan está en la mira de las autoridades suizas desde hace seis años, cuando comenzó a investigarlos por el trato que daban a los empleados. El fiscal Yves Bertossa denunció: "(Los Hinduja) gastaron más en un perro que en uno de sus sirvientes”. Y lo graficó en una comparación bien concreta: una de las niñeras ganaba tan sólo US$7,84 por una jornada laboral de 18 horas, mientras unos documentos obtenidos por su despacho titulado “Mascotas” indicaban que la familia gastaba anualmente más de 9.000 francos suizos (más de US$10.000) en la alimentación y cuidado de uno de sus canes. Además de demostrar que muchos de los trabajadores se veían obligados a trabajar siete días de la semana.


No es la primera vez que los Hinduja quedan involucrados en un expediente como éste. De hecho, en 2007 la familia fue condenada por cargos similares también en Suiza. Mientras se tramita un caso fiscal separado iniciado por las autoridades helvéticas contra Prakash Hinduja, que obtuvo la ciudadanía suiza en 2000. En este caso, el tribunal dijo que los cuatro eran culpables de explotar a los trabajadores y proporcionar empleos no autorizados, otorgando beneficios de salud escasos o nulos y pagando salarios que eran menos de una décima parte de lo que se paga por esos trabajos en Suiza. Los millonarios trataron de defenderse con argumentos muy polémicos y controversiales como que los bajos salarios eran solo una parte de la remuneración, a la que había que sumar el alojamiento y las comidas. “No se puede reducir (el concepto de salario) simplemente a lo que se les pagó en efectivo”, declaró el abogado Yael Hayat.


Pero la controvertida defensa de los millonarios no se quedó allí: uno de sus abogados llegó a argumentar que ver una película con los niños de la familia empleadora no podía considerarse trabajo, por más que no era una elección de los trabajadores, sino una obligación a la que se veían sometidos. También los letrados defensores mostrar como prueba de que sus clientes no eran unos explotadores, el hecho de que varias de las presuntas víctimas trabajaron para la familia en repetidas ocasiones. De esa manera pretendieron demostrar que estaban conformes con sus condiciones laborales. Y, en su favor, lograron llevar al estrado como testigos a algunos ex empleados que hablaron a favor de los Hinduja.


Los abogados de los empresarios hablaron de que había una caza de brujas contra sus clientes y que el fiscal se ensañó con ellos en busca de notoriedad. “Ninguna otra familia fue tratada de esta manera”, declaró uno de los abogados defensores. Sin embargo, nada de ese contraataque alcanzó. Porque hubo condenas contra esos poderosos magnates que les "confiscaban" los pasaportes a sus empleados y hasta les impedían salir de casa sin permiso. Eso para la legislación suiza podría llegar a constituir hasta un delito muy grave. Por ello, en este caso, el poder no fue impunidad. Y hoy, en Suiza, hasta los ricos más ricos pueden ir presos.






HISTORIA DE UNA FORTUNA


El mandamás de este núcleo familia, Prakash Hinduja, lidera -junto a sus hermanos- un gigantesco conglomerado industrial en sectores que incluyen tecnología de la información, medios de comunicación, bancos, energía, bienes raíces, logística, fabricación de vehículos, lubricantes y hasta atención médica. Según la revista Forbes, el patrimonio neto de la familia Hinduja se acercaría a los 20.000 millones de dólares, pero cuyo emporio mundial está conformado por una gran cantidad de empresas cuyo valor de mercado supera los 47.000 millones de dólares. Pese a tener inversiones en distintos países, la poderosa familia fijó su residencia en Suiza en los años '80.



El impresionante imperio empresarial fue fundado por Parmanand Deepchand Hinduja en 1914 en parte de lo que hoy es Pakistán. En un principio estaba enfocado en la venta de productos, aunque luego incursionó en la banca. Ya en 1919 el empresario había expandido sus negocios a Irán, donde operó hasta la llegada de la Revolución Islámica en 1979, fecha en la que mudaron sus operaciones a Reino Unido. Allí el emporio continuó creciendo de las manos de los hijos del fundador -Srichand, Gopichard y Prakash- que fueron compartieron la dirección y continuaron con la internacionalización del grupo. Cuando en 2023 murió Srichand, su hermano menor, Gopichard, lo sucedió al frente del grupo en Londres, mientras que Prakash -el principal acusado por la Justicia suiza- se quedó con los negocios que tienen en Mónaco.


En el Reino Unido la familia Hinduja compró valiosas e incónicas propiedades. Por ejemplo, en Londres son dueños del hotel Raffles, en el histórico edificio Old War Office en Whitehall, antiguo Ministerio de la Defensa, que queda a escasos metros del número 10 de Downing Street, la icónica sede del Poder Ejecutivo. También son propietarios de parte del exclusivo Carlton House Terrace, un enorme edificio que alberga oficinas, residencias y salas de eventos, y que se ubica muy cerca del Palacio de Buckingham.


Sin embargo, en el Hinduja Group -que emplea a más 200.000 personas en todo el mundo- no todo es un lecho de rosas, no sólo por los problemas judiciales que afrontan en Suiza por la explotación de los trabajadores sino que incluso hay grandes internas hacia adentro de la familia: hay documentos que muestran feroces disputas por intereses entre los hermanos a tal punto que el difunto Srichand se enfrentó en los tribunales con los otros por la propiedad de un banco en Ginebra.






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