El triunfo del candidato de izquierda Gabriel Boric sobre el ultraderechista José Antonio Kast en el ballotage presidencial rompe con la historia de alternancia sin demasiados cambios entre los partidos tradicionales. El flamante primer mandatario electo es el resultante de las protestas estudiantiles y cobró fuerza con el estallido social de 2019. Un escenario distinto.
Por Gabriel Michi
Algo cambió en Chile. Desde hace un tiempo, pero ahora se canalizó con el hecho más simbólico: que una persona por fuera de los partidos tradicionales llegue a la Presidencia del país. Se trata de Gabriel Boric, el candidato de izquierda de Apruebo Dignidad, que ganó el ballotage con casi el 56% de los votos sobre el postulante de la extrema derecha (también un hombre por fuera de los frentes tradicionales) con el 44% de los sufragios. El triunfador se convirtió así como el Presidente electo más joven de la historia chilena, con 35 años. Además de haber sido el más votado en la historia chilena con más de 8,3 millones de apoyos. Es la primera vez que en Chile un candidato que había salido segundo en la primera ronda electoral, logra revertir el resultado en la segunda vuelta. Así se dirimió la madre de todas las grietas, la más polarizada de todas.
Boric es un candidato que además supo capitalizar el enorme descontento social que detonó aquel estallido en 2019. "No son 30 pesos, son 30 años" fue la consigna que dominó la calle tras la decisión de un aumento de ese valor del boleto del Metro, pero que en realidad fue la gota que rebalsó el vaso tras décadas de exclusión. Años en los que mientras la macroeconomía chilena crecía y era tomada como una referencia a seguir por los partidos neoliberales de la región, acrecentaba cada vez más las desigualdades convirtiendo a Chile en una de las naciones más inequitativas del Planeta. Un puñado de familias concentra el 70% del PBI chileno, mientras millones ven limitados el acceso a los derechos económicos, sociales y educativos. Esa olla a presión explotó hace dos años. Y las calles de todo el país trasandino se llenaron de ciudadanos (en especial jóvenes) enfurecidos ante semejantes desequilibrios. Y, en ese contexto, se dio una brutal represión que dejó al menos 30 muertos. Lo que hizo que la bronca sea aún mayor. Las protestas se extendieron, alcanzando niveles históricos, y lograron torcer el brazo del poder y generar un proceso que desembocó en un proceso de reforma constitucional que buscaría enterrar la anacrónica Carta Magna vigente desde la siniestra dictadura de Augusto Pinochet. La Asamblea Constituyente que hoy está en marcha (presidida por una académica mapuche) es, para muchos, una verdadera refundación de Chile, tal como lo narró MundoNews.
El flamante presidente electo de Chile ha sido un profundo defensor de este proceso de reforma constitucional y, entre sus consignas de campaña estuvo presente esa necesidad de garantizar que se mantenga en marcha, frente a la amenaza de Kast de intentar anularlo. Boric también es el resultante de esas protestas, como previamente lo fue de las protestas estudiantiles que una década atrás comenzaban a marcar el descontento de los sectores más jóvenes por un sistema educativo excluyente y expulsivo. En aquellos focos iniciales de insurrección juvenil tanto Boric, como su actual mano derecha Giorgio Jackson y la reconocida referente Camila Vallejo tuvieron un rol protagónico. Y aquella militancia y perseverancia, también reflejada en el empuje que estos movimientos tuvieron en la revuelta social de 2019, hoy desemboca, nada más y nada menos, en la llegada de un Presidente nacido de su seno para alcanzar el máximo sillón en el Palacio de la Moneda.
Las claves del triunfo de Boric
Gabriel Boric, no reniega de su profunda admiración por el ex presidente chileno Salvador Allende (derrocado por Pinochet el 11 de septiembre de 1973) De hecho, el mismo día de su triunfo rememoró una de sus frases históricas: “Se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre y la mujer libre para construir una sociedad mejor”, aunque aclaró: "voy a ser el Presidente de todos los chilenos". Pero no sólo esa pertenencia declarada al pensamiento de izquierda lo define al candidato de Apruebo Dignidad, sino también su firme defensa de los derechos de los pueblos originarios y de las mujeres. Y esos elementos, sumados al terror que generaba una figura como Kast, que no tenía vergüenza en reivindicar la dictadura pinochetista ni en plantear cavar una zanja en la frontera norte para evitar que pasen los inmigrantes, fueron fundamentales en la definición en favor de Boric. Pero hubo además otros factores que constituyeron las claves para que semejante triunfo tenga lugar. A saber:
- Mayor participación: votaron 1,2 millones que en la primera vuelta. Hubo 8,3 millones de sufragios (55% del padrón) contra 7,1 millones de la ronda original (47%). Es la elección con mayor participación desde 2012 cuando el voto se volvió voluntario.
- Eso favoreció que Boric le saque 11 puntos a Kast: 56% a 44% de los votos.
- El voto joven, el de las mujeres y el de los barrios populares, claves en el triunfo.
- Con 4.610.851 votos, Boric no solo fue el candidato más joven en llegar a la Casa de la Moneda sino el más votado en la historia de Chile.
- La diferencia de votos en Santiago de Chile y Valparaíso fue clave para el triunfo de Boric. En la Región Metropolitana de Santiago, Boric cosechó 2 millones de votos y le sacó 700.000 de diferencia a Kast.
- En Paine, el reducto de Kast, el que ganó fue Boric: 54,61% (17.697 votos), versus 45,39% (14.711).
- En Magallanes, la región natal del ahora presidente electo, logró el 61,3%.
- La mayor parte del voto del tercero de la primera vuelta, Franco Parisi, fueron para Boric, pese a que el candidato que hizo campaña desde EE.UU. se había definido a favor de Kast. Así, en Antofagasta (único lugar donde en primera vuelta ganó Parisi) Boric le sacó 20 puntos a Kast.
- Boric sacó 2,8 millones de votos más que en la primera ronda del 21 de noviembre (había obtenido 1,8 millones), Por su parte Kast cosechó 1,7 millones más frente a 1,9 millones de la vuelta original. Es definitiva, el candidato de izquierda se impuso por 971.000 voluntades.
Quien es Gabriel Boric Font, presidente electo de Chile
- Nació en Punta Arenas, en la región de Magallanes, en el extremo sur de Chile, en 1986.
- Es hijo de Luis Javier Boris Scarpa y de María Soledad Font Aguilera. Tiene dos hermanos, Simón y Tomás.
- Desde 2019 está en pareja con Irina Karamanos Adrián, militante feminista.
- Siendo alumno de Derecho presidió la Federación de Estudiantes (2011-2012) y se convirtió en referente de los movimientos juveniles.
- Desde 2018 diputado por el frente de izquierda Convergencia Social.
- Con 35 años, es el presidente electo más joven de la historia chilena.
- Llega al poder de la mano de la alianza Apruebo Dignidad (Frente Amplio y Partido Comunista)
- Tuvo un rol destacado en la revuelta de 2019.
¿Nueva historia?
Hoy un nuevo capítulo se escribe en la historia de Chile. Un capítulo que habla de la llegada del Presidente más joven de su historia, que cosechó una cantidad de votos como ningún otro antes, que llega desde un frente electoral nuevo y lejos de las estructuras tradicionales que se alternaron en el poder desde el regreso de la democracia en 1990. Un capítulo que también señala el arribo de las nuevas generaciones, las de los movimientos estudiantiles y las que se rebelaron contra las desigualdades en 2019. Y que pretende un mayor respeto a los Derechos Humanos, un lugar más justo para las mujeres y un respeto a los pueblos originarios. Todo eso en un país muy complejo, donde la centralidad del poder estuvo concentrada en muy pocas manos más allá de quien estuviese al frente de la Casa de la Moneda. Esa historia es la que Gabriel Boric pretende cambiar. Y nadie puede predecir si lo logrará. Una frase central de su campaña ha sido: “Si Chile fue la cuna del neoliberalismo en Latinoamérica, también será su tumba”. Y con ese discurso llegó a pasar (en segundo lugar) al ballotage. Después "moderó" su discurso para atraer más votantes. Y lo logró. Ahora resta ver si podrá escribir esa otra historia. Si podrá, en definitiva, hacer nacer un nuevo Chile.
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