El conflicto ya dejó más de 10.300 muertos civiles y una cifra indeterminada de soldados caídos de ambos lados, que superarían los 160.000. Podrían ser muchos más. Los ataques siguen y en el último tiempo las tropas rusas avanzaron. La experiencia en primera persona.
Por Gabriel Michi
El 24 de febrero de 2022 la historia del Mundo entró en una suerte de túnel de tiempo. Las imágenes anacrónicas de una nueva/vieja guerra volvieron a escena en el Este de Europa. Y en poco tiempo el territorio ucraniano se convirtió en un compendio de postales que remitían a la Primera o Segunda Guerra Mundial. Con trincheras, barricadas y alambres enroscados por doquier, tal como narró este periodista en sus crónicas en el campo de batalla como enviado especial del canal C5N -junto al camarógrafo Leo Da Re- cuando el conflicto recién comenzaba. En aquellos días tumultosos las bombas sonaban una y otra vez mientras el ejército ruso avanzaba más allá de sus fronteras. Se cumplen dos años de aquel inicio de esta contienda bélica. Y, con más de 10.000 civiles muertos y un número indeterminado de bajas militares, además de pérdidas que superaron los 450.000 millones de dólares, esa guerra parece muy lejos de llegar a su fin. Hubo 8 millones de ucranianos que debieron dejar atrás su país y aún hoy hay más de 6.479.000 de desplazados fuera de sus fronteras, la mayoría de ellos en otros países europeos, además de otros tantos desplazados internamente. Las imágenes del desgarro son inenarrables, con todo ese dolor que aflora mientras las familias se desmembran por la guerra. Como también la destrucción por doquier. Y la sensación omnipresente de que en cualquier momento la muerte puede golpear a la puerta.
Según la Misión de Vigilancia de los Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ucrania (HRMMU) de las 10.000 víctimas mortales civiles, 560 son niños. También hubo 20 000 heridos. El balance total de fallecidos en ambos bandos está sumergido en otra guerra: la de la desinformación. Desinformación generada de uno y otro lado, de acuerdo a sus propios intereses. Según EE.UU. Ucrania tuvo 70.000 muertos entre sus filas armadas, además de 120.00 heridos, mientras que Rusia tendría 120.000 soldados fallecidos y 180.000 heridos. Sin embargo, la BBC y Mediazona señalen que hubo 88.000 militares rusos que perdieron la vida, y 243.000 que recibieron heridas. Sea cual sea el número real, es una verdadera tragedia.
Esta semana la Unión Europea (UE) anunció el decimotercero paquete de sanciones contra Rusia, que en total supusieron 21 500 millones de euros de bienes inmovilizados en el territorio de la organización regional y 300 000 millones de euros de activos del Banco Central de Rusia bloqueados, pero que no han provocado las consecuencias económicas deseadas por Occidentes y que podrían obligar a Vladimir Putin a negociar.
Si bien, en la segunda mitad de 2022 la contraofensiva ucraniana había logrado grandes avances reconquistando territorios en el Este del país que habían quedado bajo dominio ruso, en 2023 y 2024 pareciera que las cosas se invirtieron y las tropas del Kremlin fortalecieron sus posiciones. En la región de Donetsk y, en especial, en la ciudad de Avdivka, los avances rusos generaron gran impacto.
Mientras en todos los foros internacionales en los que participa, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky demanda apoyo. Pero, si bien la mayoría de los ciudadanos europeos apoyan moralmente a Ucrania y ven en Rusia a un potencial peligro, la cronificación del conflicto y las propias problemáticas internas de cada nación, han hecho menguar ese apoyo en términos concretos. Es cierto que la UE y EEUU han enviado mucho respaldo en armas y dinero, pero el desgaste por la perpetuación del conflicto parece hacer sentir sus consecuencias. Es más, solo un 10% de los europeos creen que Ucrania puede ganar la guerra contra Rusia. Y ese desánimo parece extenderse. En un conflicto que cumple dos años y en el que no se vislumbra ningún atisbo de paz en el horizonte.
LA COBERTURA DE MUNDONEWS
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